lunes, 7 octubre 2024 |

Actualizado a las

6:33

h CEST

Contacto  |  Publicidad   | 
19 C
Madrid

Qué es la asertividad y cómo puede cambiar tu vida

Publicación:

Puntuación media: 4.9 | Votos: 18

La asertividad es un aspecto de la personalidad bastante importante de nutrir y desarrollar. Sus beneficios a nivel interpersonal, personal y emocional son incontables, así como las múltiples oportunidades que aparecen para las personas asertivas.

¿Qué es ser una persona asertiva? Mucho se habla de los beneficios de ser asertivo y de sus poderosas ventajas en la comunicación. La asertividad puede llevar a una persona a alcanzar los objetivos que se propone, mejorar en sus relaciones interpersonales y a tener éxito en distintos escenarios.

15 historias de superación personal y motivación increíbles
pero reales en las que inspirarte para triunfar [+10 vídeos]

Leer artículo

¿Qué significa asertividad? ¿Es innato o se aprende? ¿Qué es ser asertivo y cómo se puede vivir de esta manera? En este artículo se responderá a estas preguntas y a muchas otras relacionadas con la asertividad positiva y negativa en todas las edades.

También se compartirán estrategias que se pueden poner en práctica diariamente para desarrollar habilidades sociales asertivas y comunicativas.

Definición de asertividad

¿Qué es la asertividad? La mayoría de los autores coincide en que es el punto medio entre la agresividad y la pasividad, es el equilibrio saludable entre ambos extremos. Una persona agresiva o todo lo contrario, sumisa, es alguien que se deja controlar por las emociones negativas, como el odio, la rabia, el dolor y el temor.

La base de la asertividad emocional es el conocimiento de que cada persona posee sus propios derechos y que debe ser capaz de defenderlos, sin que esto signifique faltar al respeto a los demás. Es una estrategia comunicativa que parte del principio de que toda persona tiene derechos básicos.

Para hacer valer estos derechos asertivos hay que alejarse de dos conductas extremistas: la pasividad, que implica dejar que terceras personas tomen las decisiones y desconozcan los derechos del otro, y la agresividad, que es la pérdida de objetivos y del respeto a la forma de pensar y actuar de los demás.

Objetivo de la asertividad

¿En qué consiste la asertividad? El objetivo de la asertividad es practicar una comunicación efectiva, honesta y directa sobre lo que se siente y se espera del otro o de los otros. Es un comportamiento comunicativo en el cual no se agrede ni verbal ni físicamente, ni se coarta ni se acepta sumisamente la voluntad de otras personas. En un entorno asertivo cada uno defiende sus derechos con dignidad y muestra sus convicciones, dialogando de manera congruente y equilibrada.

La raíz de la asertividad es la autoconfianza y la comprensión de los propios derechos, sin que esto implique herir o dañar a los demás. No es una actitud egoísta, sino de respetar la propia valía. Es también una manera de dominar las emociones que limitan, como la ansiedad, la rabia y la culpa, por lo que, sin duda, representa una fórmula para generar entornos comunicativos efectivos y armónicos en cualquier instancia.

Ventajas de ser asertivo

¿Qué es una conducta asertiva? ¿Para qué sirve la asertividad? En muchas situaciones cotidianas se pone a prueba la capacidad de aserción de una persona o de un grupo. Por ejemplo, cuando alguien toma decisiones unilaterales que afectan a los demás hay tres maneras de responder.

La primera es callarse y aceptar pasivamente, lo que puede generar rabia contenida, resentimiento, incomodidad, frustración y falta de confianza. La segunda es reaccionar agresivamente, con ira, de forma explosiva o en una escalada que puede ser difícil de contener y llegar a empeorar las cosas. La tercera es responder de manera proactiva, asertivamente, manifestando autoestima y autoconfianza, comunicando de manera transparente y directa lo que se piensa, desea y espera.

Los asertivos buscan continuamente alcanzar sus objetivos y se sienten reconfortados, ya que se consideran libres para expresarse, aceptando y actuando ante las limitaciones que las circunstancias y otras personas puedan interponerles en el camino. Entre la simple pasividad o la dañina agresividad está la decisión de ser asertivo, lo que resulta ventajoso en muchos sentidos.

Al dar una opinión, pedir un favor o hacer una petición puntual, las personas asertivas lo hacen de manera natural, sin que esto implique rebajarse o suplicar. Otra ventaja es que al realizar quejas, críticas, mostrar desacuerdos o rechazar peticiones, las otras personas no deberían sentirse heridas ni molestas, pues se están mostrando de manera auténtica las emociones.

La práctica de la aserción no implica demostrar siempre rechazo o criticar algo o a alguien. También es una forma efectiva, saludable y equilibrada de mostrar las emociones positivas, como atracción, entusiasmo, alegría y orgullo. Los asertivos suelen hacer cumplidos, sin parecer exagerados o descontrolados, y esto incentiva la buena retroalimentación y el respeto entre todos.

No obstante, esto no es garantía de que todo vaya a funcionar bien, pues hay gente que no frenará su enfado o rechazo aunque la persona asertiva se haya explicado con claridad y honestidad. Siempre existirán personas que puedan dar una interpretación diferente a lo que se quiso comunicar o vean los elementos de la asertividad como un ataque personal o una burla.

Esto lleva a otro punto. Hay personas a las que les resulta más fácil ser asertivas y a otras no, pues intervienen muchos factores, pero una vez que se ponen en práctica las técnicas para dominar la comunicación asertiva, la tasa de éxito es bastante elevada en muchas situaciones de la vida.

Cómo ser una persona asertiva

¿Qué son las conductas asertivas? Desde que en 1940 el investigador Andrew Salter dio la definición de asertividad a esos rasgos de personalidad que algunos poseían y otros no, basados en la expresión de los sentimientos y derechos propios, muchos estudiosos advirtieron que la madurez, los factores emocionales e innatos de la personalidad y la autoestima elevada permiten construir una mayor asertividad.

Para quienes se preguntan cómo ser una persona asertiva, es importante saber que esta clase de conducta se puede entrenar, a partir de cualquier edad. A continuación, se detallan 10 consejos que encajan dentro de la definición de comunicación asertiva y que pueden aumentar las oportunidades y el éxito:

Aprender a decir “No”

Si una persona experimenta sentimientos de culpa por hacer valer sus derechos y su forma de pensar, entonces el primer consejo es sustituir los pensamientos negativos y cambiarlos por una visión más positiva de sí mismo.

Pensamientos como: “Soy mala persona por no darle dinero esta vez a mi amigo” deben ser reemplazados por razonamientos positivos, dependiendo del caso. Por ejemplo: “Me exijo a mí mismo respeto. No aceptaré dar más dinero a personas que prometen devolvérmelo y no lo hacen”, o “Tengo el derecho de proteger mis finanzas para solucionar mis propios problemas”.

Desarrollar una buena autoimagen

Las personas poco asertivas suelen carecer de autoconfianza. Se sienten inseguras. Por eso es importante aplicar estrategias para incrementar la autoestima y la autopercepción.

Salir de entornos “tóxicos” ayuda mucho a ganar confianza. La gente tóxica continuamente hace críticas y valoraciones negativas de los demás. Cerrarse a esta influencia constante ayuda a fortalecer la autoestima y a encontrar estímulos positivos. Realizar actividades que hagan ganar confianza en uno mismo también mejora la autoimagen y la seguridad.

Ser directo y actuar cuando algo cause molestia

Las relaciones humanas son complejas y, aunque la humanidad haya evolucionado mucho, no es posible leer la mente. Mucha gente pasiva tiene la creencia de que no es necesario hablar sobre las cosas que le incomodan, pues los demás ya tienen el poder de descubrirlo.

La gente puede pasar años sin saber qué es lo que le molesta al compañero. El consejo es hablar abierta y directamente de lo que se desea y se espera, y no dar por sentado que las disculpas llegarán por sí solas si esa persona ni siquiera tiene idea de que unas actitudes o palabras hirieron a alguien.

Defender su propia verdad

Pensar que existe una sola verdad y que todos deben aceptarla es un error. Cada cabeza es un mundo de emociones, creencias y valores. Entonces, ¿cómo lo hacen las personas asertivas para conseguir el punto intermedio? La respuesta es que los asertivos defienden su verdad y son receptivos a escuchar las verdades de los otros y sus razones.

Que una persona comunique cómo se siente es algo que no puede ser rebatido ni negado, ya que está siendo honesto con su verdad. Nadie puede discutirle ni reprocharle al otro si está enfadado o triste, pues son sentimientos ciertos para esa persona que se siente afectada.

Ser lo más específico posible

Para saber qué comunicar y cómo ser concreto, es importante conocer cuáles son los objetivos que se quieren alcanzar. Solo así es posible transmitir exactamente lo que se quiere y no quedarse corto. Aportar una idea muy general, sin ir directo al grano, no lleva a una comunicación asertiva.

Un ejercicio muy útil es imaginarse que se está en un restaurante y con el menú delante, y de ahí se escoge detalladamente qué es lo que se quiere. De este mismo modo deben seleccionarse las palabras y situaciones asertivas que se quieren expresar, aunque causen tensión. No hay que centrarse exclusivamente en lo que causa enfado. Cuanto más específico se es, mejor.

Precisar cuál es el objetivo y no perderlo

Entre las ventajas de ser asertivo, es más probable conseguir respuestas favorables si la persona tiene claro cuál es el objetivo y lo mantiene hasta el final. Sobre todo si se trata de hacer una petición y de esperar alguna reacción concreta, aunque haya tensión en la conversación. Esta efectividad es parte de la definición de persona asertiva.

Pedir un aumento, reclamar más atención de la pareja o cambiar un producto defectuoso son algunas situaciones que si no se tienen los objetivos claros pueden quedar en el aire. No basta con exponer solamente el problema; es necesario presentar las razones y plantear las decisiones y acciones que se esperan del otro. Entre los ejemplos de conducta asertiva, esta especificidad evita que la solución se diluya o quede totalmente a discreción del otro, sin tener en cuenta los argumentos.

Controlar la ansiedad

Antes de exponer un problema o situación, hay que reflexionar y tomarse un tiempo para calmar la ansiedad. Asumir una actitud de liderazgo es lo que hacen las personas más asertivas. Ir con calma y mantener esta actitud es parte del lenguaje corporal que se debe proyectar también.

Al transmitir una buena postura, con las palabras y también con el cuerpo, las emociones se transmiten más adecuadamente e incluso se puede llegar a reducir el estrés y la ansiedad que el otro pueda sentir.

Juzgar a los demás debe quedar fuera

Al hacer reclamaciones, exigir derechos o plantear emociones se puede terminar señalando o juzgando a los demás sin hechos concretos. Esto genera conflictividad y tensión.

En respuesta, muchas personas prefieren envolverse en una coraza cuando se sienten atacadas. El resultado es la no comunicación. La receta es centrarse en el sentir y no en el atacar. Un ejemplo sería: “Prefiero conducir mi propio coche porque me causa ansiedad que otra persona lo haga”, en lugar de decir: “Tú no sabes conducir, siempre estropeas los coches”.

El tono importa

Si se habla con una entonación alta o con palabras subidas de tono, esto genera emociones negativas y hace que los otros se pongan a la defensiva. Modular la voz y no hablar atropelladamente ayuda a incrementar la efectividad del mensaje que se quiere enviar. Lo mismo sucede con las personas que hablan en un tono bajo y tímido.

Antes de exponer sus puntos de vista y emociones, las personas inseguras pueden practicar frente a un espejo o plantearle lo que le molesta a otra persona, que puede ayudarle a centrarse mejor en el tono de voz y en la postura al tener que hablar y exigir atención.

Usar “yo” genera empatía

Las personas asertivas hacen uso del “yo” antes que del “tú” cuando hablan de sus emociones. Esto reduce la sensación de que la otra persona está siendo señalada, lo cual puede bloquear la comunicación.

Por ejemplo, si alguien desea expresar su tristeza por las promesas incumplidas, se debe hablar en primera persona y explicar claramente las emociones que se sienten.  Este simple truco abre la puerta para que el otro se contagie y exprese también sus emociones, lográndose la empatía.

La mayoría de las personas no son conscientes de que sus acciones generan consecuencias en los estados emocionales de los demás, por lo que al llevar la conversación al plano del “yo” se puede conseguir que haya más identificación y mayor reflexión.

Asertividad para niños

¿Qué es el comportamiento asertivo? ¿Es solo exclusivo de los adultos? La respuesta es que los niños y adolescentes pueden aprender a elaborar mensajes asertivos dentro de su entorno familiar y escolar, entre sus amigos y compañeros.

Al tratarse de una forma consciente de comunicar los sentimientos sin dejarse arrastrar por las emociones, la asertividad para niños y adolescentes ayuda a fortalecer la autoestima y autoconfianza, incentivando la interacción social y no el aislamiento.

Si bien ser asertivo no es la solución a todos los problemas, pues existen contextos donde no es apropiado mantener una actitud de aserción (como en situaciones de agresividad), la conducta asertiva en niños y adolescentes los hace más equilibrados. Si desarrollan habilidades para comunicarse de manera asertiva cada vez que lo requieran crecerá la autoconfianza.

Plantear sus verdaderos sentimientos, emociones y defender sus derechos los convierte en personas más seguras y honestas. Los ayuda a centrarse también en exponer sus razones, porque si no pueden identificar bien lo que les causa frustración o enfado es difícil que los demás los comprendan. Al aportar explicaciones también evitan que sus peticiones o reclamaciones se consideren como caprichos, dando la oportunidad a los otros de entender el punto de vista del niño o adolescente.

Para propiciar entornos asertivos en el hogar y en la escuela es importante dar libertad para preguntarse el porqué de las cosas, y sentirse en legítimo derecho de cuestionar autoridades, procedimientos y tradiciones que puedan perjudicar los derechos personales y vulnerar la dignidad.

Asertividad en la comunicación

¿Para qué sirve la comunicación asertiva? Según los especialistas, existen estrategias para crear mensajes asertivos perfectos y que cualquier persona puede aprender. Básicamente, son cuatro fases demostrables las que llevan a la máxima asertividad: los hechos, los sentimientos, las consecuencias y la propuesta/solución.

Estas etapas parten de la comunicación subjetiva para describir las consecuencias de algo que causa incomodidad o que debe ser cambiado o mejorado, seguido de una propuesta o solución, todo desde el punto de vista de la persona que plantea la situación.

Las personas asertivas también deben desarrollar cualidades para comunicarse no verbalmente. El cuerpo, la postura y los gestos apoyan las palabras asertivas y a esto también hay que prestar atención.

La primera etapa implica que, para que el mensaje sea comunicado de manera asertiva, hay que tener en cuenta que debe basarse en hechos y no en suposiciones ni juicios. Si se va a felicitar a alguien y se le quiere motivar, una persona asertiva indica las situaciones reales que llevan a ese gesto. Del mismo modo, si es para expresar una crítica, deben detallarse los hechos específicos que respaldan esa emoción, sin culpar al otro, siendo lo más específico posible.

La segunda etapa son los sentimientos. Detallar qué se siente, si alegría, frustración, tristeza, satisfacción u orgullo. Estos sentimientos se exponen desde el “yo”, hablando en primera persona de estas emociones e intentando mantenerse calmado, en el caso de que puedan ser por estar enfadado.

La tercera etapa de un mensaje asertivo efectivo es describir las consecuencias de que la otra persona o el grupo mantengan una determinada conducta. Al explicar las consecuencias, se añaden los sentimientos que se pueden experimentar si se prosigue con un determinado comportamiento y de cómo puede afectar positiva o negativamente a otras personas o situaciones. La idea es aportar la mayor cantidad de detalles sobre los efectos, por lo que no está de más anotarlos antes de comunicarlos.

Por último, la cuarta etapa es la solución o propuesta. Aquí se explica de forma concreta qué se quiere y qué se espera de la otra persona. De esta manera, el mensaje no queda en el aire ni se reduce a una simple exposición de motivos. Al incluir la solución, se invita a ser proactivo y se dan ideas al otro para llegar a un acuerdo, generar un comportamiento, acción o reflexión.

Hay factores que propician que los mensajes sean interpretados como asertivos y no como mera manipulación. Al mostrarse de manera auténtica en sus actos, sin dar largas al asunto y objetivamente, la expresión verbal directa y honesta debe centrarse en los mensajes “Yo”, en primera persona. Palabras como “siento”, “deseo” y “pienso” son una invitación al diálogo fluido y al entendimiento.

De igual forma, hacer preguntas y pedir participación abre los canales para discrepar y solicitar aclaraciones.

El poder del lenguaje no verbal

Permanecer con los brazos cruzados es una de las posturas no verbales que pueden bloquear la recepción del mensaje asertivo. La otra persona puede interpretar esta posición como una actitud defensiva. Los brazos deben mantenerse relajados, a ambos lados del cuerpo o apoyados en una mesa, en actitud abierta y hacia el frente. Debe haber proximidad física y contacto corporal, como saludos respetuosos o gestos amigables.

Mostrarse en actitud receptiva y dispuesta a escuchar al interlocutor, haciendo contacto con los ojos, sin miradas escrutadoras, es parte de la conducta asertiva. Hay que evitar situaciones donde se perciban actitudes hostiles o no existan garantías de que se respeta la legalidad ante violaciones de los derechos personales.

Un estudio efectuado en las universidades de Harvard y Columbia, en los Estados Unidos, puso en perspectiva la importancia de las posturas y la comunicación no verbal en las personas con relaciones asertivas. La investigación realizada en el 2010, entre estudiantes y hombres de negocios, reveló que las personas con más altos niveles de testosterona y más bajas concentraciones de cortisol en la sangre son más efectivas al comunicarse asertivamente y dominar el estrés y los nervios al hablar en público.

Estos factores (alta testosterona y bajo cortisol) son los que caracterizan a los líderes. El cortisol, cuando se encuentra en altas dosis en el cuerpo, lleva a un mayor estrés y al nerviosismo. También descubrieron que es posible reducir el cortisol en la sangre mediante la “propiocepción”, que es la comunicación entre los músculos y el cerebro.

La “propiocepción” implica que el cerebro interprete ciertas posturas corporales como sinónimo de seguridad y autoconfianza. Quedarse en pie, con la frente alta, las manos en la cintura y las piernas separadas (como hacen los superhéroes) durante al menos dos minutos, es suficiente para que se reduzcan drásticamente los niveles de cortisol.

Entre las situaciones de asertividad, otra postura “ganadora” es como la que hacen los atletas al triunfar (brazos en alto, boca abierta y mentón hacia arriba). Esta postura ejerce el mismo efecto de alterar positivamente la función hormonal. No hay que empequeñecerse ni parecer una persona frágil en el instante de comunicar un mensaje asertivo.

Frases asertivas

Algunos ejemplos de frases asertivas son las siguientes:

“Me gustaría recibir un aumento de sueldo del 20%, ya que este aumento me colocará en igualdad de condiciones con el promedio de quienes desempeñan este mismo trabajo”.

“Disculpa, ¿te molestaría bajar el volumen de la música mientras estamos en esta habitación? Me resulta difícil concentrarme y terminar el informe que debo entregar hoy”.

“Me siento muy contenta por la investigación que realizaste este lunes. Fue de gran utilidad para resolver el caso y cerrar este capítulo. Sigue así”.

“No puedo ayudarte con ese trabajo. Tengo la agenda demasiado apretada este mes. Pregúntale a mi colega, a ver si te puede ayudar”.

“Me siento muy decepcionada. Me prometiste varias veces que me devolverías lo que te presté para un fin de semana. Ya han pasado dos meses y no me has devuelto nada”.

“Siento que no me tengas en cuenta para las decisiones importantes. La próxima vez, ¿podrías preguntarme directamente qué opino antes de tomar una decisión?”.

“Estoy muy enfadada. Saliste con tus amigos sin informarme de que no hiciera planes contigo. Prometiste que iríamos al cine hoy y no salí con mis amigas por eso. ¿Cuándo cumplirás con lo prometido?”.

“No quiero que cojas mis juguetes sin mi permiso. Me gustaría que me los pidieras directamente la próxima vez”.

Falta de asertividad y sus causas

La asertividad está relacionada directamente con la autoestima y con el control de la  agresividad y la frustración.

Son muchos los factores que pueden inhibir respuestas asertivas. Los expertos han considerado la posibilidad de que los factores genéticos influyan, aunque la mayoría coincide en que no se nace siendo asertivo, sino que se aprende. La timidez sí puede estar asociada con la genética y producir un déficit de asertividad.

Entre las causas por las que algunas personas no desarrollan la asertividad están las siguientes:

Tener una baja autoestima

El hecho de no sentirse valioso es algo que puede empezar en el círculo familiar y complicarse a medida que el niño o adulto es sometido a interacciones y situaciones no asertivas que le causan estrés y sentimientos de inseguridad.

La autoconfianza se va debilitando conforme se le exige a la persona que satisfaga los deseos de los demás o se le impide reclamar sus derechos, anteponiendo los de los otros. Esto convierte al niño o al adulto en alguien con pocas posibilidades de comunicarse asertivamente.

El miedo causado por los estereotipos

Los estereotipos sociales, las condiciones laborales, la influencia cultural y la jerarquía en ciertas organizaciones suelen propiciar actitudes de sumisión, con escasa aceptación de conductas que no sean las esperadas. Incluso mostrar enfado o exigir respeto se puede castigar en determinados roles y géneros.

Los estereotipos contra las mujeres o los escalafones en los puestos de trabajo pueden propiciar entornos donde se espera pasividad y menos asertividad. Solo la presencia de un jefe puede motivar a alguien a ser menos asertivo, aunque en otras situaciones comunique sus emociones de manera normal y efectiva.

Condicionamientos sociales y familiares

Muchas personas no han desarrollado la asertividad porque en sus hogares no observaron estas conductas de parte de sus padres, hermanos y demás familiares y amigos.

La asertividad negativa surge al estar rodeado de personas dominantes o agresivas y que colocan a los otros en el papel de ser complacientes y sumisos. Esto dificulta reaccionar positivamente.

Estar estresado o ser muy nervioso

Vivir en un constante estrés puede impedir el desarrollo de una personalidad asertiva. Cuando se está muy estresado es frecuente sentir que la vida se escapa de las manos y es casi imposible pensar y actuar con las emociones bajo control. El resultado es explotar de ira o de forma agresiva ante cualquier provocación o, por el contrario, no responder y bajar la cabeza, en total pasividad.

Los nervios también reducen las habilidades sociales y asertividad. Alimentan la ansiedad de que lo que se pueda decir genere rechazo y recriminación.

Personalidades iracundas o inmutables

Existen estudios que indican que se puede nacer con una tendencia natural a reaccionar de manera agresiva o ser todo lo contrario. Obviando ciertas patologías psiquiátricas o factores neuroquímicos que pueden intervenir y condicionar estas conductas, el criterio científico global es que toda persona puede aprender a ser más asertiva.

Relación entre la asertividad y la empatía

La empatía es una habilidad humana que permite a alguien identificarse con los puntos de vista de otra persona. Básicamente, se trata de ponerse en los zapatos del otro y comprenderlo, pero sin necesidad de pensar que se es esa persona.

Tener una actitud empática motiva gratamente a quien la ejerce y a quien la recibe, pues promueve una mayor conciencia social. Como se trata de una habilidad, puede surgir o no dependiendo del contexto, siendo importante que las otras personas sean receptivas a ello.

Los atributos de las personas empáticas son flexibilidad ante el entorno, saber escuchar e influir en las emociones de los demás. Cuando hay empatía, la comunicación se abre completamente, en un constante intercambio de emociones y sentimientos, a fin de ayudar o promover la solidaridad.

¿Cuáles son las características de empatía y asertividad? ¿Se relacionan? Ambas son habilidades. La asertividad puede derivarse de la empatía, ya que es una expresión más emocional, desde el punto de vista del “yo”, pero se puede ser empático y ser una persona no asertiva. Igualmente, alguien asertivo no tiene obligatoriamente que ser empático. Hay teóricos e investigadores que señalan que ser asertivo es un estado puro que forma parte de la empatía.

La asertividad positiva es una cualidad de la conducta donde la persona responde apropiadamente a los estados anímicos de los demás, y expresa lo que siente, sin herir a los demás. En base a este concepto, podría observarse la delgada línea que existe entre uno y otro.

Diferencias entre la asertividad y la empatía

Ser asertivo y empático son habilidades sociales que pueden ser desarrolladas por cualquier persona. Se aprenden de manera intencional o natural, por imitación o autoaprendizaje. Sea como sea, es importante que las habilidades asertivas y empáticas se ejerciten a diario.

Las frases de asertividad y empatía promueven el respeto propio, la dignidad hacia uno mismo y hacia los demás y la defensa de los derechos personales y colectivos. No se puede ser asertivo o empático si se hieren los sentimientos y forma de pensar de los demás.

En cuanto a las diferencias, estas radican en el “yo”. La asertividad implica un tipo de “egoísmo positivo”, en el que las emociones y sentimientos propios son defendidos, sin agredir a los demás y propiciando la apertura. En la empatía, la comunicación fluye sin restricciones, dando cabida a sentimientos y opiniones de todos los que dialogan.

Las personas asertivas defienden su posición y dan sus razones, eligiendo con cuidado las palabras que se pronuncian. Las personas empáticas comprenden lo que los demás expresan.

Es importante tener en cuenta que nadie nace con el valor de la asertividad innata. Esta conducta se aprende mediante la imitación y el refuerzo, por lo que es un punto clave que las emociones asertivas se practiquen en cualquier entorno, como un modelo de comportamiento para cultivar las relaciones interpersonales saludables.

Cita este artículo

Pincha en el botón "Copiar cita" o selecciona y copia el siguiente texto:

Díaz, Gabriela. (2024, 25 febrero). Qué es la asertividad y cómo puede cambiar tu vida. Cinco Noticias https://www.cinconoticias.com/que-es-la-asertividad-y-como-puede-cambiar-tu-vida/

¿Te ha gustado este contenido?

Valóralo y ayúdanos a mejorar

Puntuación media: 4.9 | Votos: 18

Gabriela Díaz
Gabriela Díaz
Periodista licenciada en Comunicación Social por la Universidad Católica Cecilio Acosta. Máster en Ciencias de la Educación por la UNEG. Docente en la Universidad Santa María, cátedras Informativo III y Teoría de la Comunicación. Editora y redactora freelance especializada en contenidos web.
Cinco Noticias / Desarrollo / Qué es la asertividad y cómo puede cambiar tu vida

No te pierdas...

Lo último

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Deja tu comentario
Escribe tu nombre