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20 cosas que quizás no sabías de Agatha Christie

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Cuando vemos videos y fotos de Agatha Christie en la internet o en las cubiertas de sus libros, observamos a una mujer madura de semblante enigmático y sereno. Impacta un poco saber que esa tranquila mujer de la fotografía es la mente maestra creadora de historias de crímenes macabros motivados por el odio, la ambición y la desesperación.

Agatha Christie, la “Reina de Crimen”, nació en 1890 como Agatha Mary Clarissa Miller en Torquay, Devonshire, Inglaterra, en una familia muy acomodada. Fue la más joven de tres hijos y desde que era una niña tuvo siempre una riquísima imaginación.

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De esta escritora se ha dicho y publicado mucho y de su vida se conocen muchas cosas, pero hay partes de ella que no son muy conocidas por el público. Son aspectos importantes, inesperados y hasta sorprendentes de la vida de esta impresionante mujer que solo los muy entendidos y profundos admiradores y los muy avezados lectores de sus obras conocen.

Agatha vivió una vida muy intensa e increíble, y sufrió dolores y pérdidas profundas en su vida. Ella nunca dejó de plasmar esas pérdidas, de una u otra manera, en sus historias y novelas.

Agatha vivió una vida muy intensa e increíble, y sufrió dolores y pérdidas profundas en su vida. Ella nunca dejó de plasmar esas pérdidas, de una u otra manera, en sus historias y novelas.

Durante cincuenta y siete años, Agatha Christie escribió setenta y cuatro novelas, tres colecciones de poemas, ciento sesenta y seis cuentos, dieciséis obras de teatro, siete obras para radio y tres libros de no ficción.

A continuación, leerás veinte aspectos muy interesantes de la vida de Agatha Christie que quizás no conocías.

Se enseñó a leer a sí misma a los 5 años.

Si bien su hermana sí fue a la escuela, a Agatha la enseñaban sus padres en su casa. Clara, su madre, tuvo la idea de que su hija no debía aprender a leer sino hasta los 8 años, así que la niña tomó el trabajo en sus manos e impulsada por su curiosidad, fue autodidacta en la lectura.

Escribió su primer poema a los 10 años.

En 1901, Agatha Miller, de diez años, escribió su primer poema. Se llamaba The Cowslip (La Prímula) y se trataba de un hada, una flor, y una mariposa que la visitaba.

Le encantaba el mar.

Amaba bañarse en la playa, y sus lugares favoritos estaban en Devonshire. También amaba los perros. El amor hacia el mar le duraría toda su vida. Era una excelente nadadora y también amaba surfear. De hecho,

Agatha Christie de niña
Agatha Christie de niña (The press-materials are presumed to have been distributed by Dodd, Mead Publishing House, which was the publisher of the book., Public domain, via Wikimedia Commons / recorte, mejora de tono y resolución de la original)

Ella y su primer esposo se convirtieron en los primeros europeos en aprender a surfear.

En 1922, Agatha y su esposo Archie Christie hicieron un viaje comercial por todo el Imperio Británico para promocionar la Exhibición del Imperio Británico que tendría lugar en Londres en los años 1924 y 1925. El viaje de diez meses los llevó a Nueva Zelanda, Hawaii, Suráfrica y Canadá. Estando en Hawaii y Suráfrica, los Christie aprendieron a surfear. Para Agatha, que amaba el mar, el surf fue una manera excelente de adentrarse en él y disfrutar su adoración por las aguas saladas. 

En su libro The Grand Tour (El Gran Tour), donde, de manera epistolar, narra sus aventuras alrededor del Imperio, Agatha recuerda que aprendió surf hasta convertirse en una experta, y que además no había, en el mundo, “Nada como atravesar el agua a lo que pareciera ser una velocidad de 320 kilómetros por hora por todo el camino, desde la balsa distante hasta que llegabas suavemente a la playa y te hundías entre las suaves olas. Es uno de los placeres físicos más perfectos que he conocido”.

También en ese libro, Christie rememora los dolorosos clavados que sufría contra la arena, la manera en que estaban hechas las tablas de surf en Hawaii y Suráfrica (“ligeras, de madera delgada y fáciles de cargar”), y el problema con su vestuario, que ocurrió la segunda vez que intentó entrar al agua: “mi hermoso traje de baño de seda, que me cubría desde el hombro hasta el pie, me fue arrancado por la fuerza de las olas. Casi desnuda pude llegar hasta mi vestido de playa”.

Estudió en París y su debut en sociedad fue en El Cairo.

Agatha no asistió regularmente a una escuela. Estuvo medio tiempo informalmente en una escuela para niñas en Torquay, y a los quince años se fue a París, donde estuvo dos años. En la capital francesa se inscribió en distintas escuelas privadas para chicas (las llamadas finishing schools) donde aprendería todas las destrezas que las señoritas de la clase alta debían saber. También estudió piano y canto.

En esos tiempos de inicio del siglo XX, las jovencitas de la alta sociedad aún seguían la antigua tradición de debutar en sociedad por medio de un baile. Agatha Miller, de diecisiete años, lo hizo en El Cairo, Egipto. Describió la experiencia en su Autobiografía:

“Desde el punto de vista de una chica, El Cairo era un sueño de delicias. Pasamos tres meses ahí y fui a cinco bailes cada semana”.

Ese viaje inspiró el que fue su primer intento de novela, Snow upon the Desert, (Nieve en el Desierto).

Escribía sus ideas en cuadernos que dejaba en distintos lugares de sus casas.

Agatha tenía cuadernos en sus casas, y en ellos anotaba todas las ideas que tenía para sus libros, descripciones de personajes, tramas, etc. Era así como llevaba el control de temas, personajes e historias. Los cuadernos estaban en varias partes de las casas, para tener uno a mano en caso de que ella tuviera alguna idea al estar en esos sitios.

Al día de hoy, de los más de cien cuadernos que usaba Christie para sus notas, solo sobreviven setenta y tres.

Nunca tuvo una habitación para escribir.

A diferencia de otros escritores, Agatha Christie no tenía una habitación donde escribir. Decía que, para hacerlo, solo “necesitaba una mesa estable y una máquina de escribir”. También mencionó eso en su autobiografía: 

“Nunca tuve un sitio definitivo, ya fuera mi cuarto u otro lugar, a donde me retirase especialmente a escribir (…) Empecé a hacerlo directamente con la máquina de escribir, aunque todavía solía hacer a mano los capítulos de inicio y otros más, ocasionalmente, y luego los tipeaba”.

Sus amigos le decían que no sabían cuándo escribía ella sus libros porque nunca la veían ni escribiendo, ni retirándose a escribir.

Trabajó como enfermera voluntaria

Mientras su esposo Archie Christie estaba en Francia, en el frente de guerra de la Primera Guerra Mundial, se enlistó como enfermera voluntaria en el Voluntary Aid Detachment of the Red Cross (Destacamento de Ayuda Voluntaria de la Cruz Roja). Se ocupaba de cuidar soldados heridos y ayudó en el teatro de operaciones. En esa época conoció varios refugiados y soldados belgas, que le dieron la idea de crear a su detective con la misma nacionalidad.

En 1916, Agatha escribió su primera novela

The Mysterious Affair at Styles (El Misterioso Caso de Styles) nació debido a que su hermana Madge, que ya había escrito y publicado algunas historias, la retó a escribir una, que sería su primera novela y la primera vez que apareció el detective Poirot. Agatha creó su nombre mezclando los nombres de dos detectives literarios famosos de la época: Hercule Popeau y Monsieur Poiret.

Ella quería escribir un detective al estilo de Sherlock Holmes y también lo mencionó en su autobiografía, “un detective excéntrico con un asistente marioneta al estilo de Lestrade, de Scotland Yard: el Inspector Jabb”.

“El Misterioso Caso de Styles” trata de Hércules Poirot, un policía belga de mediana edad, que escapa de Bélgica debido a la Primera Guerra Mundial y se instala en una aldea inglesa llamada Styles St. Mary. Una mañana, lo va a buscar un soldado para decirle que la persona que lo ayudó a estar en la aldea amaneció muerta por envenenamiento. Así comienza la novela, narrada por el mismo detective.

No fue publicada sino hasta 1920, y tuvo muy buenas y entusiastas críticas.

Caminaba por los páramos de Devonshire al preparar sus novelas.

Agatha tomaba largas caminatas varias veces mientras recitaba los diálogos de sus novelas en voz alta, para prepararlos y luego escribirlos.

Se enamoró de los venenos durante el tiempo en que trabajó en el dispensario de Torquay.

En ese dispensario se formó como asistente de farmacología. Su fascinación por los venenos la llevaría a investigarlos profundamente y a conocerlos muy bien. Debido a ese gusto por ellos, la muerte por envenenamiento fue, en un alto porcentaje, la causa de la muerte de los personajes en sus novelas.

En 1926, la muerte de su madre y su divorcio la traumaron tanto, que desapareció por diez días.

Al fallecer su madre, Agatha tuvo que vaciar la vieja casa familiar y enterrarla a ella y a sus recuerdos de infancia y vida feliz. Por las mismas fechas, su esposo le dijo que tenía un romance con otra mujer y quería el divorcio. Fue demasiado para Agatha, que tomó su auto y desapareció por diez días.

Se desató una gran búsqueda nacional, en la que se empleó una enorme cantidad de horas hombre y perros entrenados para buscarla. Hasta hubo alerta nacional en los medios, ya que se trataba de una novelista muy importante.

Su auto fue encontrado en una cantera. Dentro, había una licencia de conducir vencida y su ropa. La daban por muerta; de hecho, mientras los días pasaban, los agentes de policía solo buscaban su cuerpo y a su asesino.

Hasta el escritor Arthur Conan Doyle, autor de Sherlock Holmes, le dio un guante de ella a una clarividente a ver si podía encontrarla (Conan Doyle era un profundo creyente de lo sobrenatural y el espiritismo).

Diez días después, un par de hombres la vio en el pueblo de Harrogate. Se había ido a ese lugar y registrado en el hotel Old Swan usando el nombre de la amante de su marido. Estuvo ahí ese tiempo.

Se pensó que todo había sido una argucia publicitaria para promocionar sus novelas; la gente pensó igualmente que quizás su esposo quería matarla y esa había sido la razón de su escape, por lo que Archie Christie fue interrogado.

La reputación de la escritora quedó golpeada por el asunto, ya que la gente siguió viendo la desaparición como un truco de ventas y una pérdida de recursos policiacos.

Odiaba a la prensa con todo su ser.

Debido al feroz acoso de los periodistas una vez que hubo reaparecido de su viaje de diez días, a la constante presión para saber la razón del misterio y a la opinión que la gente tenía de ella, Agatha Christie se volvió aún más recluida y empezó a detestar la prensa. Incluso no habló nunca más de ese asunto, más allá de una breve mención del mismo en su autobiografía:

“Me sentí como un zorro siendo cazado… pero regresé a Inglaterra siendo yo de nuevo”.

Escribió una serie de novelas románticas sobre su propia desaparición.

Entre los años 1930 y 1956, Christie escribió una serie de seis novelas bajo el seudónimo de Mary Westmacott (novelas no tan conocidas entre su obra). Se inspiró en su experiencia en el hotel Old Swan, escondida del mundo. Las tramas son el total contrario de su obra hecha hasta entonces, con historias románticas e introspectivas. Fueron una especie de catarsis sobre su vida y sus emociones.

Conoció a su segundo esposo en su viaje a Turquía

Luego de su divorcio y del escándalo que fue su desaparición, Agatha Christie decidió irse de Inglaterra. Tomó el Expreso de Oriente y fue a Turquía, donde participó en algunas excavaciones arqueológicas.

En una de ellas conoció al joven arqueólogo Max Malloran, quien en 1930 se convertiría en su segundo esposo y amor de su vida.

A partir de ahí, Agatha lo acompañó a excavaciones en muchos países del Oriente, y de esos exóticos lugares tomó los más increíbles escenarios para sus novelas (Irak, Egipto, Turquía, el Expreso de Oriente, Chipre, etc.). Quedó enamorada del Oriente para siempre.

Agatha Christie y Max Mallowan en 1950
Agatha Christie y Max Mallowan en 1950 (National Portrait Gallery, London, Public domain, via Wikimedia Commons)

Se inspiró en su abuela para crear a Miss Marple.

Jane Marple, una anciana solterona y regañona, apareció por primera vez en la novela Murder at the Vicarage (Asesinato en la Vicaría) luego de haber aparecido en seis cuentos cortos. A partir de esa novela, la detective estaría en otras diecinueve, al igual que en catorce cuentos más.

La inspiración para crearla le vino a Agatha de su abuela, la señora Miller. Esto era algo que nadie conocía, y que salió a la luz al azar.

Un día del año 2008, mientras su nieto, Matthew Pritchard, limpiaba las habitaciones de la casa Greenway, en Devon (el lugar favorito de Agatha), encontró una polvorienta caja de cartón que contenía veintisiete cintas de audio de media hora de duración que habían estado sin catalogar en un cuarto de almacenamiento de la residencia desde mediados de los años sesenta.     

Nadie supo nunca de la existencia de las mismas. Christie, ya muy anciana, grabó esas cintas con una máquina Grundig Memorette. Mucha de la información que leemos en su Autobiografía salió de esas cintas, al igual que valiosa información de sus personajes, en especial de Miss Marple. 

La escritora dejó claro que la anciana detective solterona no era un retrato de totalmente fiel de su abuela, pero también dijo que se había basado mucho en ella porque ambas compartían características importantes: “Aunque era una persona muy alegre, mi abuela siempre esperaba lo peor de todo y de todos, y siempre estaba aterradoramente en lo cierto”.

Agatha trabajó en un dispensario hospitalario de nuevo.

Lo hizo al explotar la Segunda Guerra Mundial, ya que su esposo fue al norte de África con la Real Fuerza Aérea de Inglaterra. El gobierno le pidió que escribiera propaganda de guerra, a lo que ella se negó rotundamente. En cambio, leyó todas las novelas de crimen que pudo leer.

Su obra de teatro, The Mouse Trap (La Ratonera), se presentó por primera vez en 1952.

Su debut fue el seis de octubre de ese año en el Theatre Royal de Nottingham, yendo luego en una gira por varios teatros hasta que llegó al West End, presentándose en el The Ambassadors Theatre de Londres y luego, el 23 de marzo de 1974, se mudó al teatro St. Martin’s Theatre, donde aún hoy se presenta. La obra lleva más de veintiséis mil presentaciones.

“La Ratonera” comenzó siendo una corta obra de radio que duraba tres minutos y se llamaba Three Blind Mice (Tres Ratones Ciegos); la obra fue escrita como una petición de la reina María (reina consorte del rey George V, abuelos de la reina Isabel II de Inglaterra) a la BBC. La reina era una gran admiradora del trabajo de Christie y le pidió una obra de radio como regalo de cumpleaños.

La historia trata de algunas personas que están atrapadas por la nieve en una remota casa solariega en el campo. Llega un sargento de la policía y así todos se enteran de que hay un asesino entre ellos.

“La Ratonera” se convirtió en la obra de teatro de más presentaciones en el mundo y tuvo siempre un gran éxito de público, lo cual alegraba mucho a Agatha. Aún hoy en día se presenta en alguna parte del mundo, haciendo del asunto todo un récord mundial.

Amaba cantar, tocar el piano y era una excelente pianista clásica.

Agatha decía a menudo que, de no haber sido escritora, quizás hubiera sido cantante de ópera y pianista, pero era tan tímida y tenía tanto miedo escénico, que a la vez lo dudaba. Su voz no era tan potente como para cantar ópera, y su timidez no la dejó seguir una carrera en el piano clásico. Sin embargo, compuso algunas piezas, y una en particular, One Hour with Thee (Una Hora Con Vos), la compuso a los 17 años e incluso fue publicada.

Agatha solía tocar el piano para su esposo Max y para su familia y amigos.

Agatha Christie en Holanda
Agatha Christie en Holanda (Joop van Bilsen/Anefo, CC0, via Wikimedia Commons; Recorte, mejora de tono y resolución de la original)

Escribió el libro Come, Tell Me How You Live basado en los viajes que hizo con su esposo

Lo escribió con el nombre Agatha Christie Mallowan (primera vez que usó sus dos apellidos de casada; la segunda y última vez, lo hizo en un libro de poemas y cuentos religiosos).

Come, Tell Me How You Live (Ven, Dime Cómo Vives) fue publicado en 1946 y narra los viajes que Agatha y su esposo arqueólogo hicieron por Siria e Irak. Durante esos viajes, trabajó en las excavaciones y visitó esos edificios y templos antiguos con él y su equipo.

El libro nació de la interrogante que varios amigos le hicieron una vez. Querían saber cómo vivía su vida viajera entre descubrimientos de ciudades y objetos antiguos, una vida extraña y alterna a la de una escritora. Ella decidió responderla escribiéndolo.

Agatha Christie, incluso luego de tantos años después de su muerte, nunca deja de asombrarnos.

Tal como la describió Matthew Pritchard, su amado nieto: “La única cosa que siempre puedes reconocerle a Agatha es la interminable capacidad que tiene para sorprender”.

Silvia Mendoza es profesora de idiomas, literatura y cultura. Blogger y anglófila diplomada de UniLeón que muere por el té, el café, la música, el cine y mil cosas más. | Twitter

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