A pesar de que el insulto es el último recurso que queda cuando la razón ha fracasado, la literatura universal está plagada de escarnios.
Si la
palabra es el arma natural del Homo
sapiens sapiens, el insulto es su munición, y grandes figuras de la
Literatura no han dudado en utilizar este armamento en sus diatribas.
Los
insultos, o como alguien los denominó en cierta ocasión, aforismos envenenados,
ocupan un espacio literario por su gracia, provocación, estilo o, simplemente, por
su virulencia.
La blasfemia acampó a sus anchas entre los antiguos griegos, en los que el insulto se utilizó como dardo envenenado contra todo tipo de adversarios. Así tenemos a Diógenes que no dudó en llamar pórdalo –pedorro– a Platón; o a Timón que alabó la inteligencia de Zenón al decirle que tenía “menos intelecto que una cuerda o una sarta de tonterías”.
El arte de blasfemar
Sin embargo, entre los estudiosos en la materia no existe discusión en afirmar que el Siglo de Oro fue el periodo más fecundo para los insultos. Los escritores de esta época aguzaron su ingenio y forzaron sus meninges en la búsqueda del oprobio más satírico y más creativo. En modo alguno pueden ser consideradas injurias sancionables.
«Cagalindes» (cobarde). Inculto cervantino.
«Cagalindes», «catacaldos», «lechugino» o «haragán» son adjetivos ponzoñosos que tienen cierta frescura a pesar del tiempo transcurrido. Obviamente no podemos estar de acuerdo con su contenido pero disfrutamos de su lectura y nos produce hasta una sonrisa edulcorada.
La prosa cervantina no es ajena al repertorio de insultos sonoros, está trufada de juegos de palabras, imágenes metafóricas o recursos lingüísticos que hacen las delicias de los lectores advertidos. No costará trabajo encontrar «majadero», «rústico», «patán», «bellaco», «deslenguado», «infacundo», «socarrón» o «mentecato».
William Shakespeare, el paladín de la lengua inglesa, tampoco se quedó atrás y, en su taller literario, esculpió una cascada imparable de vituperios desacomplejados. Algunas de las ignominias que nos legó buscan la transversalidad con la jerga médica: eres «un tumor», «una llaga supurada», «una úlcera inflamada en mi sangre corrompida»…
Más
recientemente el argentino José Luis Borges se erigió en abanderado del insulto,
con su afilada acidez e ingeniosa crueldad no escatimó en epítetos desafinados para
ridiculizar a sus adversarios literarios.
El insulto en el cómic
El cómic no ha sido ajeno a la blasfemia, basta ojear los bocadillos de Mortadelo y Filemón para encontrar una pléyade de insultos. Uno de los más repetidos es «berzotas», un aumentativo de berza, una verdura silvestre de escaso valor gastronómico. Una palabra tremendamente sonora que al pronunciarla cimbrea nuestras cuerdas vocales antes de ser lanzada al espacio circundante.
Viñeta de Mortadelo y Filemón, agosto 2013.
Sin embargo, el universo más ilustrado del insulto en el cómic lo encontramos en Las aventuras de Tintín. ¿Cómo olvidar los ingeniosos y delirantes oprobios del capitán Haddock?
Los hay de todo tipo, algunos identificables en nuestro imaginario («filibustero», «sátrapa», «ectoplasma»…), otros crípticos («coloquinto», «cercopiteco», «anacoluto»…), mientras que otros son atronadores («mil millones de rayos»), propios de un curtido marinero.
Lo curioso es que los insultos no son una mera acumulación de oprobios. Hergé consiguió engarzarlos magistralmente en un discurso grandilocuente y perfectamente armado.
Para finalizar una lindeza vituperina del Siglo de Oro: «estafermo», un insulto dedicado a las personas que permanecen embobadas sin realizar ninguna actividad. Su origen es delicioso, está en relación con el maniquí que se usaban los caballeros medievales para entrenarse en el manejo de la lanza. Etimológicamente este aderezo, siguiendo la lengua de Petrarca, «estaba firme» (coalición de «sta» y «fermo«).
Cayo Julio César Augusto Germánico, de sobrenombre “Calígula”, era el tercer hijo de Germánico y Agripina la Mayor, nieta de Augusto. Fue el tercer emperador romano, aunque su reinado duró poco, tan solo cuatro años, entre los años 37 y 41.
Origen del mote “Calígula”
Cuando contaba unos 3 años de edad, estaba en el campamento de Germania
junto a sus padres. Su madre le confeccionó un pequeño uniforme igual a los que
llevaban los legionarios.
Los soldados le apodaron “calígula”, que significa “botita”, mote que se debe a las caligae en miniatura que llevaba (las típicas sandalias de cuero utilizadas por los legionarios romanos). A raíz de ello se convirtió en el niño mimado de las legiones.
Se formó con Tiberio
A los 19 años Tiberio requirió su presencia en la en la villa Jovis, donde residía el emperador, en la isla de Capri.
De esta forma, en lugar se formarse como ciudadano romano en Roma,
capital del imperio, y conocer y tratar al senado y al pueblo de Roma, Cayo
Julio César se formó recluido en la isla de Capri.
Según Suetonio: “En Capri, a pesar de todas las asechanzas que le tendieron para incitarle y forzarle a prorrumpir en quejas, no dio jamás pretexto alguno, como si se le hubiera borrado por completo de la memoria la desgracia de los suyos y a ninguno de ellos le hubiera ocurrido nada; pasaba incluso por alto, con un disimulo increíble, lo que él mismo tenía que aguantar, y se mostraba tan servicial con su abuelo (por adopción) y su corte, que con razón se dijo que no había esclavo mejor ni peor amo” (Vida de Calígula. 10,2).
Al morir Tiberio en el año 37, Calígula fue nombrado emperador, a sus 23
años, con gran entusiasmo por parte de los romanos, tal vez porque su padre,
Germánico, fue muy apreciado por sus grandes conquistas.
Un reinado corto e inestable
Los seis primeros meses de su reinado fueron muy buenos: respetó al
senado, la asamblea popular recuperó el derecho a elegir magistrados, concedió
amnistías a los condenados de Tiberio y organizó una serie de grandes
espectáculos para contentar al pueblo.
Tras una grave enfermedad, las cosas cambiaron su rumbo: su carácter se
volvió muy autoritario y su gobierno se parecía más al de las monarquías
orientales que al estilo republicano de Roma.
Calígula se encargó de hacer desaparecer a su primo Tiberio Gemelo y al jefe de los pretorianos Macron.
Su gobierno se apoyaba en el pueblo y, en oposición al senado, reivindicaba su origen familiar que, a través de su abuela, lo vinculaba a Marco Antonio.
Con los numerosos gastos de las tropas y de las suntuosas fiestas, las
arcas del estado se vaciaron muy rápidamente, por lo que tuvo que subir mucho
los impuestos y retomó la política de eliminar senadores para incautar sus
posesiones.
Atentados contra el emperador
En el año 39 realizó una expedición a la Galia septentrional y Germania. Ese mismo año, sufrió una conspiración organizada por Cneo Cornelio Léntulo y su cuñado Marco Emilio Lépido, pero resultó fallida.
El día 24 de enero del año 41, una nueva conspiración, esta vez organizada
por su guardia personal, sí que tuvo éxito y acabó con la vida del emperador.
¿Qué tienen de verdad las perversiones de Calígula?
Muchos tienen la imagen del Calígula ofrecida por la serie de la BBC “Yo Claudio”, basada en la novela del mismo nombre de Robert Graves, donde se presenta a un Calígula tirano, loco, que cree ser el mismo Júpiter, amante de las orgias y que nombró senador a su caballo Incitato.
Según Suetonio y Dión Casio, Calígula fue un gran monstruo, pero hay que recordar que la historia fue escrita tal vez por quien no le profesaba demasiadas simpatías.
Lo cierto es que tuvo un comportamiento muy déspota,
mostrando gran desprecio al senado, y no fue un buen gestor, por lo que podría
ser que sus extravagancias fueran exageradas por los historiadores de turno.
Escribo
para la gente que tiene vida, no es un detalle menor eso de sentirnos vivos y
poder levantarnos cada día con ánimo en positivo para realizar todas las
actividades que nos imponen nuestras propias circunstancias…, hasta que llegará
un día en el que, sin esperarlo ni desearlo, podrían aparecer dolencias que nos
advierten que nuestro estado deja de ser tan óptimo como fue. Y es entonces
cuando empieza a costar hasta la realización de simples tareas cotidianas.
Ocurre
que cualquier alteración del normal funcionamiento de nuestro cuerpo nos quita
vitalidad, será porque lo que nos afecta se convierte en una dolorosa agresión
a determinadas zonas de nuestro cuerpo. Un dolor de cabeza, un dolor de muelas
o cualquier dolor neurálgico se tornan insoportable.
Pero si se trata de otras dolencias más complejas, ahí es cuando nos situamos dentro de un escenario de riesgo, sea en nuestra propia persona o en nuestros seres queridos, entonces se nos enciende la preocupación por comprobar la posible cercanía a otro estado. Porque así somos: protestamos cuando nos va mal en la vida pero nos prendemos a ella, incluso a sabiendas de nuestra finitud luchamos por demorar la partida y sobre todo, luchamos por mejorar la calidad de vida.
Generalmente,
a las personas más optimistas el ánimo no las abandona, y aflora en ellas la
esperanza de una sanación cuando enferman, algunas se confían en los médicos y
las medicinas, otros desde sus creencias apelan a su fe pidiendo al cielo que
las salve o al menos para sentirse protegidas.
He referido al cuerpo, ese que se deteriora por los años o por razones inexplicables cuando se trata de gente que enferma a temprana edad…, ¿pero qué me dices de las enfermedades del alma? Esas que traen como consecuencias la desolación, la negación a vivir, la desidia, la desesperanza…
Cuando
se resiente el espíritu, hasta la persona con mayor fortaleza flaquea, porque
cuando se pasa a ser presa de la angustia, de una depresión o incluso de la
locura, ahí la problemática del ser humano se complica. Y no hay panorama más
doloroso que el de presenciar ese padecimiento en la gente.
Dicen
los que saben, que la mente podría llegar a hacer flaquear hasta a los órganos
más débiles del cuerpo, por eso se hace necesario deshacernos de dolores que
guardamos, para que no lleguen a envenenarnos la mente y luego se nos pudiera
lastimar el alma.
Frida Kahlo, una polifacética artista mexicana que enfermó prontamente, decía:
“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior.”
Libérate
de todo lo malo que guardas, sobre todo si se trata de rencores. Quítate el
equipaje negativo que llevas dentro y que tanto te pesa. Recuerda que debes
cuidar tu cuerpo pero más aún debes cuidar el alma.
La Batalla de Inglaterra que se libró sobre el cielo británico y el Canal de la Mancha en el verano de 1940 tuvo muchos héroes. Como bien dijo W. Churchill en aquella célebre frase: «Nunca en el campo de los conflictos humanos tantas personas han debido tanto a tan pocos hombres», pero aquí quiero contar la curiosa historia de Douglas Bader, piloto de la R.A.F. en aquellos días.
Bader se convirtió en una leyenda de la Royal Air Force debido a su tenaz determinación y fuerza de voluntad, que le ayudó a superar la pérdida de ambas piernas y consiguió pilotar Spitfires durante la Segunda Guerra Mundial.
Douglas Bader en 1955.
Nuestro héroe nació en Londres el 21 de febrero 1910, cuatro años antes de que se iniciara la Gran Guerra, en la que perdió la vida su padre. Fue un gran deportista y llegó a jugar en los Harlequins, histórico equipo de rugby londinense.
En 1927 ingresó en la Escuela del Aire gracias a un familiar que trabajaba en la escuela de pilotos de la R.A.F., logrando graduarse como piloto en 1930. Pero solo un año después, el 14 de diciembre de 1931 sufrió un accidente de vuelo cuando su aeronave se estrelló haciendo acrobacias y que le llevó a la amputación de las dos piernas.
Parecía que ahí iba a acabar su aventura como aviador, pero tras una larga y penosa convalecencia, consiguió superar el trance gracias a unas prótesis que le permitieron continuar la vida casi de la misma forma. Podía conducir, incluso bailar. Pero a pesar de demostrar que también podía volar, en 1933 fue retirado del servicio por invalidez total.
El piloto sin piernas que consiguió la denominación de Wing Commander
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los deseos de ayudar a su país eran superiores a su carencia y logró reincorporarse, gracias a viejas amistades en el Ministerio, superando las pruebas de reingreso. Llegó a pilotar un mítico Spitfire, como ya hemos comentado. Tenía 29 años y era jefe de la 222ª escuadrilla de la R.A.F. Duxford.
En junio de 1940 entró en combate a los mandos de su Spitfire sobre las playas de Dunquerque consiguiendo su primer derribo, un Messerschmitt 109. Bader y su escuadrón derribaron 67 aviones alemanes y perdieron solo cinco pilotos. Fue bien conocido por su defensa de la polémica formación «Big Wing«.
Un Stuka alemán derribado en la playa de Dunkerque en 1940.
Después pasó a mandar la 242ª escuadrilla, con pilotos canadienses y equipada con aviones Hurricane. En marzo de 1941 es nombrado Wing Commander del aeródromo de Tangmere y se dedicó a desarrollar la táctica denominada “cuatro dedos” para enfrentarse a los aviones de la Luftwaffe, consistente en formar patrullas de cuatro aviones.
Douglas Bader, la leyenda de la Royal Aire Force
El 9 de marzo de 1941 fue derribado sobre Francia y capturado por los alemanes. Intentando saltar en paracaídas, Bader quedó atrapado en el avión, inutilizado por su prótesis de la pierna derecha. Solo cuando pudo romper la correa de cuero de su prótesis pudo saltar y caer con seguridad.
Su nombre era reconocido y admirado por el enemigo, de hecho, uno de los pilotos emblema de la Lutwaffe, Adolf Galland, se interesó por él y, en un acto extraordinario de diplomacia y respeto, previo permiso del mismísimo H. Goering, se encargó de solicitar a la R.A.F. otro par de piernas artificiales de repuesto, solicitud que, por supuesto, la R.A.F. atendió y remitió pertinentemente en una misión llamada «Operation Leg«.
A pesar de estos detalles, en la cabeza de Bader estaba constantemente la fuga para continuar la guerra. Después de varios intentos, fue trasladado a Colditz donde le tuvieron que quitar las prótesis para evitar nuevas fugas.
Sería liberado en 1945 y el 15 de septiembre tuvo el honor de liderar el vuelo de 300 aviones sobre Londres en el desfile aéreo de la Victoria.
Douglas Bader entrando en el avión del vuelo de Acción de Gracias sobre Londres en septiembre de 1945.
Después de finalizar la guerra mantuvo su amistad y admiración mutua con el alemán Adolf Galland. Hay una anécdota que cuenta que se le preguntó al alemán cómo se puede mantener una amistad surgida de la guerra. La respuesta no pudo ser más ocurrente:
«Bueno, nos conocimos intentado matarnos… A peor no podíamos ir».
Convertido en leyenda de la Royal Aire Force por su determinación y voluntad durante la II Guerra Mundial, fue nombrado Sir en 1976 por la reina Isabel II. Falleció el 5 de septiembre de 1982.
La Ruta de la Seda es la vía de comunicación del Oriente con Occidente desde la época del Imperio Romano hasta finales del siglo XVIII, perdiendo importancia, a partir del siglo XVI, cuando los portugueses logran dominar la navegación por el cabo de Buena Esperanza.
La ruta comienza en Ostia, Civitavecchia o Venecia, para llegar a Alejandría o a Estambul, a lo largo del Mediterráneo, para luego, en caravanas, recorrer Asia Menor y arribar a las ciudades que son la puerta de entrada a Asia Central, como son Bujará y Samarcanda, para terminar en la enigmática y sorprendente Xi’an.
Ruta de la seda en el siglo I d.C. (Wikimedia Commons)
Es una ruta que engloba muchas sendas: la Ruta del Desierto, que atraviesa el Taklamakan; la Ruta de la Estepa, en Asia Central, que fue la utilizada por el embajador español Clavijo para visitar a Tamerlán; y, por último, la Ruta de los Nómadas, que parte de Mongolia y llega hasta Persia y Anatolia.
La mayor parte de estos caminos se unían en Persia, lugar de donde llegaban, en el medievo, las riquísimas sedas, que servirán para conservar las reliquias de los hombres más santos de la cristiandad.
Asia o las regiones del Cáucaso son desconocidas por los europeos, aunque llevan siglos codiciando conocer sus secretos. Son regiones donde lo mágico parece ser su carácter distintivo.
Resulta evidente que la seda, las perlas o la porcelana, son productos suntuarios que no sirven para mejorar las condiciones de vida de la población, si bien mejoran la existencia de las clases más elevadas, aunque sí resultan muy importantes los conocimientos científicos que dieron lugar a inventos como el papel, la brújula o la pólvora.
Marco Polo, el comerciante que conoció más mundo que Alejandro Magno
El excepcional viaje de Marco Polo, un comerciante y diplomático en el imperio de Kublai Khan, confirma que existe un mundo fantástico fuera de los lugares que visitó Alejandro Magno. Su relato define la ruta que establecen los caminos que conectan Occidente con Oriente.
Ruta de Marco Polo entre 1275 y 1291.
Aunque en sus páginas se habla de pueblos y paisajes específicos, su lectura nos hace soñar. Además, dichas páginas serán utilizadas por Cristóbal Colón para encontrar la ansiada ruta que comunique Occidente con Oriente, por mar, sin tener que atravesar las tierras de los infieles.
Las diferentes rutas están salpicadas de ciudades desconocidas, leyendas y nombres perdidos. Con la excepción de Marco Polo, pocas son las personas que recorrieron íntegramente el largo y difícil camino que unía el Mediterráneo con el Mar Amarillo.
Una ruta con beneficios para todos
La Ruta de la Seda no solo trasladaba los descubrimientos del mundo mogol y chino a Roma, Bizancio o Venecia, en realidad, era un espacio de ida y vuelta, ya que Occidente aportaba sistemas militares, productos y conocimientos a Oriente. Es un espacio en el que se ve como nacen y mueren civilizaciones, ciudades y puertos.
Ruta de la Seda (en rojo) y Ruta de las Especias (en azul).
Podemos fantasear con el báculo en el que un monje saca clandestinamente las semillas de la morera y los huevos de los gusanos de seda fuera de la actual China; o estas mismas simientes escondidas en una caja de medicinas; y los huevos disimulados en el peinado de la princesa que se va a casar con el rey de Yutian, pero esto esconde, en realidad, el movimiento de hombres que durante siglos conformaron la historia de Oriente y Occidente.
Por los caminos de los mercaderes circulaba el lapislázuli, la seda, el incienso, el vidrio, los ajos, el jengibre, la alfalfa, pero también fueron los caminos que tomaron los seguidores de Buda, Cristo, Arrio o Muhammad para extender sus religiones.
La seda, el producto más emblemático de estos intercambios requería que, junto a los gusanos, se desplazaran los hombres y mujeres que conocían los misterios de la sericultura, de la misma manera que, al lado de las nuevas maneras de combate, estaban los soldados que eran capaces de practicarlas y enseñarlas.
La lista de perros que han surcado las porfiadas y gélidas aguas de la literatura universal es ingente, en las siguientes líneas vamos a recordar brevemente algunos de ellos.
Probablemente el primero que hizo su aparición fue Argos, el perro de Ulises. Homero nos cuenta que en Ítaca daban por muerto al héroe griego tras haber pasado veinte años después de que la Guerra de Troya y no tener noticias suyas.
Cuando Odiseo llega a su añorado hogar, lo hace disfrazado de mendigo y nadie le reconoce, excepto su fiel Argos. El encuentro se describe en el canto XVII de la «Odisea«: el perro, descuidado y moribundo, mueve su rabo en señal de reconocimiento, para, a continuación, morir fulminado a sus pies. No puede haber una metáfora más bonita de la fidelidad.
La Odisea, Homero
Perros que hablan castellano
Siglos después, Miguel de Cervantes dedicaría a estos animales una de sus Novelas Ejemplares: «El coloquio de los perros«. En ella, dos cánidos –Cipión y Berganza- aguardan en el Hospital de la Resurrección de Valladolid mientras entablan una animada tertulia. La verdad es que el título no podía ser más literal.
El coloquio de los perros, Miguel de Cervantes
Berganza
cuenta a Cipión, de forma pormenorizada, sus aventuras y desvelos con los
distintos amos que ha tenido hasta ese momento. El relato cervantino es una
verdadera delicia que sigue los dictados de la novela picaresca.
Más recientemente, Negro es el protagonista de «Los perros duros no bailan«, una de las últimas ficciones de Arturo Pérez Reverte. Un mastín exboxeador curtido en todo tipo de escaramuzas emprenderá una cruzada para encontrar a dos de sus mejores amigos, Teo y Boris el Guapo.
Los perros duros no bailan, Arturo Pérez Reverte
A lo largo de sus desternillantes páginas, el autor nos descubre un mundo en el que nuestras reglas y convenciones sociales no existen, ni falta que les hace.
Su lado más salvaje
En Devon (Inglaterra) se ambienta la tercera novela de Sherlock Holmes que tiene por título un perro: «El sabueso de los Baskerville«. El excelso detective, ayudado por su inseparable Watson, descubrirá que su propietario embadurna al animal con fósforo de forma que cada vez que escupe lo hace en forma de fuego, asemejándose a una bestia diabólica.
El sabueso de los Baskerville, Arthur Conan Doyle
¿Cómo olvidar en este recorrido literario a Buck? Es un cruce de San Bernardo y collie que protagoniza «La llamada de la selva«, de Jack London. Después de abandonar su placentera vida y enfrentarse al sufrimiento y los sinsabores de un territorio hostil –la tierra de Yukón durante la fiebre del oro–, Buck se pasará al lado más salvaje de la naturaleza.
La llamada de la selva, Jack London
No fue la única novela de Jack London protagonizada por un perro. En «Colmillo Blanco» nos narra en primera persona la vida de un perro lobo salvaje en los parajes nevados de Canadá. Otra exquisitez literaria que no hay que perderse.
Colmillo Blanco, Jack London
Entre los perros más notorios de la literatura inglesa no puede faltar Fang, el enorme gran danés que aparece en las novelas de Harry Potter; propiedad de Hagrid, el gigante amigo de los jóvenes magos.
Fang
Cuando el perro no es el mejor amigo del hombre
En la década de los treinta del siglo pasado, Stefan Zweig escribió «¿Fue él?«, una novela corta en la que reina la pasión, las suspicacias y la intriga, y que tiene a un perro buldog –que responde al nombre de Ponto– como epicentro de la acción.
¿Fue él?, Stefan Zweig
Stephen King, en su estilo personal e inconfundible, nos demuestra en «Cujo» que no necesariamente el perro es el mejor amigo del hombre. Un adorable San Bernardo –de cien kilos de peso– se puede transformar en un despiadado animal tras sufrir una enigmática enfermedad. Una turbadora novela que pone los pelos de punta al lector más impertérrito.
Para todos aquellos
que quieren disfrutar de la naturaleza durante sus escapadas vacacionales pero
sin dejar de lado las comodidades propias de cualquier hotel, ha surgido una
nueva modalidad llamada ‘glamping’ que combina la “consonancia’’ de la
naturaleza con el glamour y el lujo de un hotel.
Esta alternativa
lleva años siendo explotada, ya que para muchos el adentrarse en un entorno
lleno de vegetación conlleva lidiar con otras especies animales que pueden a
veces llegar a fastidiarnos las placenteras vacaciones. El dormir al aire libre
en una tienda de campaña en un simple saco con poca tranquilidad o seguridad
hace que se apuesten por otras opciones como la propuesta. Por ello, se decidió
revolucionar el mundo hotelero y aunar el mundo rural sin dejar de lado el
confort cosmopolita.
El resultado ha sido
más que satisfactorio y los beneficios que estas empresas han obtenido con los
glampings van en aumento. Uno de los ejemplos es el portal de origen sevillano Glamping
Hub, dedicado únicamente a la información y reserva de estos originales hoteles
que alberga estos alojamientos por todo el mundo.
La tipología y variedad de glampings son diversas, desde yurtas, jaimas, cuevas, hasta cabañas en los árboles, etc. Pero todos tienen en común que están situados en el núcleo de un lugar lleno de vegetación.
Casas árbol
Uno de los alojamientos que más demandas tienen por su atractivo son las casas árbol. Construcciones sobre los árboles, generalmente de madera y a una altura considerable solo aptas para aquellos más arriesgados.
Algunos de los alojamientos más destacados son el Riverfront Tree House Nestled en Noruega, las cabañas de Zuhaitz-Etxeak en Zenauri (País Vasco, España) o la Breathtaking Cabin Rental de Suecia, que a diferencia de las dos anteriores es una moderna cápsula de 24 m² con capacidad para dos personas.
Cuevas
Otro de los espacios
naturales que son usados como alojamientos son las casas cueva. Se puede optar
por una que tenga todas las comodidades o por otras más primitivas que tienen
incluso valor histórico como las de Baza (Granada, España).
Yurtas
Las yurtas de origen mongolés eran usadas por los nómadas para refugiarse en las frías estepas de Asia Central. Hoy en día, estas estructuras se han modernizado sin dejar de lado su forma cónica, revestidas de madera a su alrededor o de varias telas resistentes. Estas infraestructuras son las más frecuentes debido a la capacidad para soportar los climas adversos durante todo el año.
Mongolia sigue explotando estos alojamientos turísticos de forma pionera, aunque Estados Unidos también destaca con espectaculares yurtas como la de Country Glamping Accommodation en Austin, Texas.
Burbujas o domos
Estas infraestructuras se encuentran a la vanguardia de las demás. Son modernas construcciones en forma de cúpula, muchas de ellas transparentes para poder disfrutar de una maravillosa noche estrellada, sin perder la comodidad y el confort que otorga este singular glamping a sus huéspedes.
Algunas de las burbujas mejor valoradas son el domo astronómico de Hormigos (Castilla La Mancha, España) o los glampings de Bañolas (Cataluña, España).
Contenedores
Otro de los deseos que pueden tener algunos de los turistas más aventureros es el de dormir dentro de una caja. Ya existen contenedores adaptados con todos los servicios necesarios para hacer de la estancia en él una experiencia inolvidable.
Destacan el Unique Getaway de Wellington, Nueva Zelanda, el contenedor rehabilitado de Guatavita (Colombia) o el Cozy Tiny House en Waco (Texas, EE.UU).
Con
esta inmensa variedad de alojamientos surgen nuevas opciones para un cliente
cada vez más exigente y que busca nuevas alternativas que rompan con lo ya
establecido o experimentado hasta ahora. El viajero que opta por este tipo de
hoteles demanda experiencias más especiales y únicas que le hagan disfrutar de
momentos inigualables y despertar todos sus sentidos.
Los humanos, nada más
nacer, nos enlazamos a las fuentes de supervivencia, sea para alimentarnos, sea
para que nos arropen, lo cierto es que la pronta autonomía que adquieren los
animales, en nosotros es lentamente alcanzable.
La sociedad nos va
disciplinando en la dirección a seguir, y desde ese acatamiento de normas
aprendemos lo que las costumbres determinan desde una tendencia a respetar lo
ya establecido dentro de la familia o la comunidad donde nos desenvolvemos.
Las conexiones emocionales también han aportado su influencia sobre nosotros, ya que nos han enseñado a amar, a respetar, incluso a aborrecer. En ese aspecto se mezclan las creencias, las ideologías y los sentimientos hacia lo que nos han señalado.
Aunque lo cierto es
que nosotros, como seres individuales, poseemos nuestras propias emociones y
nuestro raciocinio para determinar lo que nos agrada, más allá de lo impuesto;
con los amores ocurre igual.
La pregunta es si la
influencia recibida nos ha hecho ser más fieles a las imposiciones externas que
a nosotros mismos.
Las personas, a lo largo de nuestra vida, vamos experimentando cambios, precisamente de eso trata la evolución, y en ese aspecto nuestra mentalidad puede modificarse en relación a diversas cuestiones. Es ahí cuando la vida nos coloca frente a una encrucijada desde donde tendremos que definir si seguimos por ese camino impuesto o realmente podríamos considerar empezar a oír nuestra propias señales, esas que nos llegan desde el interior de nuestro ser.
Nos han enseñado lealtad quizás en un sentido exagerado, lealtad hacia…, hemos sido leales y fieles a…, casi siempre, pero: ¿hemos podido ser leales y fieles a nosotros mismos?
También desde la religión hemos recibido mandamientos o mandatos desde donde se nos ha enseñado la importancia de la «fidelidad». Casualmente, esa palabra deriva de: «fidelitas», que significa «servir a Dios».
Hemos pasado gran
parte de nuestra vida demostrando fidelidad a infinidad de cuestiones, sin
embargo, lo que importa es saber hasta donde hemos sido capaces de ser fieles a
nosotros mismos: de oírnos, de respetar nuestro propio sentir y poder actuar en
consecuencia.
Decía con acierto Rainer María Rilke: » El único viaje es el viaje hacia el interior». Tratemos de oírnos, de respetar lo que sentimos…, que la vida es breve y urge ser feliz con lo que se hace. ¡Trata de respetarte y haz lo que se sientes!
Esta urbe polaca, situada a orillas del río Vístula, conserva un delicioso pasado histórico y cultural que no deja de sorprender a propios y extraños.
Si hay algo que
caracteriza a Cracovia son sus leyendas, cada rincón tiene la suya. Y como no
podía ser menos la primera se remonta hasta la mismísima fundación de la
ciudad.
Se cuenta que fue construida sobre la cueva de un dragón. A pesar de los infatigables esfuerzos, ningún caballero medieval conseguía aplacar su ira desenfrenada, y mucho menos, asestarle una herida mortal. Fue un zapatero remendón el que consiguió semejante proeza.
Parece ser que regaló a
la bestia una oveja llena de azufre para que saciara su hambre. El incauto dragón,
ajeno al engaño, la devoró con ferocidad y fue al terminar el opíparo festín
cuando empezaron sus males.
El azufre desató una insaciable
sed que el feroz animal era incapaz de calmar, hasta el punto que tuvo que
arrojarse al Vístula, en su cauce bebió y bebió hasta que al final reventó,
liberando a los cracovianos de su suplicio.
La lista de Schindler
En el imaginario colectivo Cracovia se asocia al horror, al holocausto nazi. Su gueto –el distrito de Podgorze– fue uno de los terribles escenarios de la ocupación alemana.
Entrada al campo de concentración nazi de Auschwitz (xiquinhosilva / Wikipedia)
En la plaza Bohaterów –más conocida como la de “las sillas”– era el lugar de donde salían los trenes que llevaban a los judíos al campo de Auschwitz, una de las entradas al infierno.
En esta plaza el director Roman Polanski, uno de los supervivientes al holocausto, decidió rendir su propio homenaje recordando con esos enseres –las sillas– a todos aquellos que se vieron obligados a abandonar sus casas a la fuerza.
Plaza Bohaterów
Allí también se
encuentra la farmacia “El Águila”, todavía en activo, en la cual muchos judíos
salvaron su vida gracias a la inestimable ayuda que les prestó su propietario.
Un poco más alejada se conserva la fábrica de esmaltado de Oskar Schindler, el empresario alemán que, en 1944, arriesgó su vida para salvar a cientos de judíos considerados no aptos para el trabajo y cuyo destino final eran las cámaras de gas. Su gesto fue recompensado como se debía, tiempo después se le reconoció como Justo entre las Naciones.
El trompetista que murió por salvar la ciudad
En la plaza del mercado se encuentra la basílica de Santa María. Hace siglos, en una de sus torres, tocaba un trompetista para abrir las puertas de la muralla y para cerrarlas por la noche.
Trompetista tocando la trompeta desde la basílica de Santa María.
Cierto día la ciudad
sufrió el ataque de los tártaros y el trompetista avisó a sus conciudadanos haciendo
sonar la trompeta para que cerraran las puertas de la muralla. Aquel gesto
permitió salvarles de la destrucción, pero desgraciadamente uno de los
atacantes disparó una flecha que acertó a atravesarle el cuello, segando su
vida.
Para conmemorar la gesta, desde hace siete siglos, y a cada hora, un habitante de la ciudad –actualmente un bombero– toca, de forma incompleta, la canción Hejnal Mariacki desde la torre más alta de la basílica.
Basílica de Santa María, Cracovia.
Por cierto, las torres
de la basílica de Santa María son de diferente altura y esto también tiene su
leyenda. Parece ser que en la construcción participaron dos hermanos
arquitectos, cuando el menor comprendió que su torre iba a ser más baja no dudó
en acabar con la vida de su hermano mayor. Poco después, probablemente
arrepentido, acabó suicidándose.
El barrio judío
Pasear por el barrio judío de Cracovia –conocido como Kazimierz– es una verdadera delicia. Es un dédalo de restaurantes, tiendas antiguas y pequeñas galerías de arte. Un escenario que para nada recuerda la tragedia que se vivió allí en la década de los cuarenta.
Bar Alchemia, Kazimierz, Cracovia
Hay dos lugares que el turista advertido no debería dejar de visitar, uno de ellos es “Alquimia”, un lugar de copas cuyo nombre hace alusión a la profesión de un antiguo propietario y en cuyo interior un armario separa la zona de fumadores de la de no fumadores.
El otro sitio es el café «Singer», donde las inconfundibles máquinas de coser hacen de mesas y en cuyas paredes se puede disfrutar de unos cuadros que nos transportan a épocas pretéritas.
Singer Café, Cracovia
Por cierto, en Cracovia nunca hay que pedir un “descafeinado”, ya que los lugareños lo toman como una ofensa. Para ellos simplemente Coffe is coffe…
La conducta de la especie humana
refleja características que se han mantenido intactas a lo largo de los siglos.
Es por eso que la mitología, especialmente la grecorromana en el caso de la
cultura occidental, nos ayuda a entender con total claridad el funcionamiento
de la psiquis y sus accidentes. Y por tal motivo, no hay mejor manera de
comprender el narcisismo que a través del mito de Narciso.
Según la Dra. Nancy Mc Williams –investigadora, psicoanalista y psicoterapeuta norteamericana nacida en el año 1945, con honores recibidos en varios países y que ha publicado diversas obras sobre la materia–, el narcisismo es un trastorno de la personalidad que se expresa mediante conductas que a veces pueden pasar desapercibidas.
De acuerdo a sus estudios, estos comportamientos que tienen origen en la crianza, son sumamente perjudiciales para el entorno en el que se desenvuelve quien sufre la patología del narcisismo. Así mismo, el sujeto narcisista, aunque no es consciente de su padecimiento, en el fondo es una persona muy infeliz que amerita una adecuada terapia.
Por otra parte, la teoría del desarrollo de la personalidad del reconocido psicólogo clínico canadiense James Marcia, nacido en 1966 y alumno del psicoanalista Erik Erikson (1902-1994), refuerza la tesis de que una personalidad inmadura, lo cual caracteriza al narcisismo, depende en gran medida del tipo de padres que tiene el adolescente, ya que la identidad se adquiere durante esta etapa de la vida.
El mito de Narciso
Existen dos narraciones del mito de Narciso que presentan algunas leves diferencias. De ellas, la más conocida es la versión romana del poeta Ovidio (43 a.C. – 17 d.C.), quien fuera famoso por numerosas obras que luego fueron estudiadas durante siglos; especialmente durante la Edad Media y el Renacimiento.
Echo and Narcissus, de J.W. Waterhouse, 1903.
Narciso era un joven extremadamente hermoso, que despertaba el amor tanto de los hombres como de las mujeres que vivían en los alrededores del río Cefiso, cuyo espíritu era su progenitor. Pero Narciso a todos despreciaba ya que a nadie consideraba merecedor de sus afectos.
En el bosque vivía también la ninfa Eco que, perdidamente enamorada de Narciso, le perseguía en silencio. Eco había recibido una maldición de la diosa Hera, esposa del casquivano Zeus, quien procuraba a todas las ninfas a lo largo y ancho de Grecia y sus alrededores.
Eco, antes de ser embrujada por Hera, tenía una cualidad muy especial: su voz era cristalina y de su garganta salían las frases más bellas, lo que despertó la ira de Hera al ver que su marido la andaba pretendiendo, por lo que la condenó a solo poder repetir la última palabra que escuchara.
En cierta ocasión, Eco pisó una rama y así Narciso la descubrió. La ninfa trató de abrazarlo pero solo recibió burla y despreció, por lo que, muy triste, se refugió en una cueva hasta morir. Entonces la diosa Némesis, que castiga la soberbia, sentenció que también Narciso sufriera el dolor de un amor imposible.
Némesis hizo que Narciso se asomara al arroyo, donde vio reflejado su rostro, quedando profundamente enamorado del mismo. Algunos dicen que se suicidó ante la imposibilidad de tocar al ser amado y otros dicen que murió ahogado al arrojarse al agua.
Qué es el narcisismo
El mito de Narciso describe perfectamente
el fenómeno: los seres que padecen el narcisismo son incapaces de amar a alguien
más. Se consideran superiores al resto de los mortales y no existe nadie que merezca
ser amado, aunque suelen perseguir relaciones con personas que le garanticen
poder, dinero o status.
Los narcisistas pueden tener pareja, siempre y cuando esta rinda culto a su personalidad, le admire y se subordine a sus designios. Seguramente tendrán varios consortes a lo largo de su vida, a menos que encuentren uno perfecto que se mantenga subordinado.
La unión con una persona de educación
o preparación académica inferior le da seguridad al narcisista, ya que le garantiza
el protagonismo en todos los ámbitos domésticos sin que nadie le haga sombra.
Y en caso de que la pareja tenga un nivel económico, social o profesional superior, buscará la manera de hacerle sentir en desventaja, resaltando en todo momento los defectos o inseguridades a través de una inteligente manipulación psicológica, en lo que poseen especial habilidad.
Será en el ámbito profesional donde el narcisista encuentre mayor dificultad, puesto que no puede elegir a sus compañeros, a menos que sea el jefe o la jefa. En este sentido, se observa cómo ciertos líderes de empresas –y también políticos– se rodean de gente ineficaz para sentirse superiores.
Pero a pesar de no poder considerar a los demás como iguales y respetar sus talentos, los narcisistas suelen ser individuos encantadores y populares que fingen estar pendientes de todo el mundo. Esta es la forma de asegurarse el reconocimiento de sus congéneres, lo que se convierte en una especie de chantaje.
Imagen: Freepik
Las características más destacables del narcisista son:
Prepotencia: en cualquier discusión siempre tendrá la razón y difícilmente reconocerá un error.
Necesidad de admiración constante: si alguien no reconoce sus cualidades únicas caerá en desgracia.
Complejo de superioridad: sabe más que nadie y suele inventarse estudios, títulos, acreditaciones, etc.
Monopolio de la palabra: acapara la voz en todas las ocasiones y diserta en vez de conversar. Generalmente habla todo el tiempo sobre sí mismo.
No le importa apropiarse de méritos que no le corresponden.
Le resulta imposible reconocer las necesidades y sentimientos de otros.
Siempre establece relaciones de competencia, no de cooperación, con sus pares.
Qué dicen los psicólogos sobre los narcisistas
Según los especialistas, los
narcisistas presentan diversos niveles de trastorno, por lo que no es fácil
percatarse. De igual forma, si el individuo es una persona reconocida por haber
obtenido éxito en el campo social, profesional, político o económico, es común
atribuir su comportamiento egocéntrico a estas circunstancias.
Los narcisistas dependen de lo que opinen los demás y carecen de recursos internos para autoafirmarse. Son individuos muy frágiles, con baja autoestima y, para compensar su debilidad, pueden llegar a ser vengativos y crueles. En el fondo sienten una gran soledad.
La doctora McWilliams atribuye el trastorno de la personalidad narcisista a la crianza y relación con los progenitores. Argumenta que a veces los niños son objeto del narcisismo de sus padres, quienes se reafirman mediante el orgullo de tener hijos perfectos de acuerdo a su medida.
Imagen: Freepik
En este tipo de hogar, el niño no es aceptado por su forma de ser, sino por su comportamiento según el rol esperado. Existe una constante evaluación de sus actuaciones y, si no cubre las expectativas, sus procreadores se decepcionan manifestándoselo de forma abierta o con actitudes.
Estas respuestas de los padres no siempre son castigadoras, es más, pueden tratarse de conductas excesivamente complacientes, siempre y cuando el niño cumpla con lo deseado. De esta manera, el infante aprende qué debe hacer para obtener beneficios y evitar inconvenientes.
Por otra parte, de acuerdo a la teoría del desarrollo de Erikson, la característica más destacable de la adolescencia es la búsqueda de la identidad, lo que logra a través de contradicciones que producen crisis, hasta que finalmente consigue reconocerse como individualidad corporal, social y moral.
En este sentido, James Marcia determinó cinco estados en el desarrollo de la personalidad, asegurando que los mismos estaban asociados al tipo de progenitores del adolescente. Uno de los tipos corresponde a la “identidad inmadura o hipotecada”, que consiste en que el joven no toma sus propias decisiones sino que se adapta a los valores y creencias de las figuras de autoridad.
Uniendo la teoría de Marcia a lo expresado por McWilliams, se concluye que unos padres excesivamente críticos o manipuladores, truncarán el desarrollo de la personalidad de sus hijos y harán de éstos seres inmaduros y narcisistas.