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La rotunda inutilidad de prohibir la circulación de coches diésel y a gasolina en las ciudades

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Cambiar los coches diésel y a gasolina por coches eléctricos que consumen electricidad de fuentes no renovables es una solución cuestionable. Teniendo una fecha límite en la que el daño es irreversible, solo a un camino posible…

Las autoridades parisinas aseguraron hace meses estar desarrollando un plan que prohibirá la circulación de coches diésel y a gasolina a partir del año 2024 y 2030, respectivamente.

Según aseguró el ayuntamiento local, la intención es dejar la vía libre a los coches eléctricos. Pero, ¿esta medida logra reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, o solo traslada el problema a otro lugar?

Francia, con un parque de 32 millones de vehículos para 66 millones de habitantes, se une con esta acción a la decisión tomada por Noruega en 2016 con la que se prohibirá la circulación de este tipo de vehículos en el año 2025.

Acciones bienintencionadas inútiles

Aunque la promesa fuera un paso consciente hacia la sostenibilidad, es una medida insuficiente para ganar la carrera a contrarreloj en la que el cambio climático y los graves problemas ambientales nos sacan una apabullante ventaja.

Francia lleva años hablando de acabar con los coches que funcionan con combustibles fósiles, y están acelerando el proceso en las ciudades más grandes.

La capital, que será sede de los Juegos Olímpicos en el verano de 2024, ya ha impuesto zonas sin vehículos, días sin coches y la emisión de multas para quienes entren en la ciudad con vehículos de más de 20 años de antigüedad.

“Se trata de una planificación a largo plazo con una estrategia que busca reducir los gases de efecto invernadero”, explicó Christophe Najdovski, responsable de transporte en la oficina de la alcaldesa Anne Hidalgo.

“El transporte es uno de los principales productores de este tipo de gas que está contaminando al planeta. Así que la idea es sacarlos de circulación para ese año”, añadió el funcionario.

Sin duda, la política de protección del medio ambiente más valiente que jamás ha adquirido una ciudad, pero hay que hacer muchos cambios en el sector energético de Francia y del resto de naciones del mundo para que la iniciativa tenga un mínimo efecto sobre la salud del planeta.

Se necesitan medidas globales coordinadas

El país galo cubre todas sus necesidades energéticas con energías renovables y con energía nuclear, y aseguran que podrán vivir solo de las renovables en el año 2050.

Es un compromiso del que pueden estar orgullosos, teniendo en cuenta la pasividad del resto de potencias, pero, si como dicen los científicos, el cambio climático llega a un punto de no retorno en el año 2035, hay que hacer mucho más que eso.

Aunque en el año 2030 solo existan coches eléctricos en la ciudad, muchos de ellos serán recargados con electricidad generada en centrales nucleares durante 20 años más, y las centrales nucleares son enormes fábricas de residuos tóxicos y radiactivos, que no pueden eliminarse ni almacenarse, y que ponen en peligro al medio ambiente y a todos los seres vivos.

Eliminar el aire contaminado en la ciudad será aplaudido por los parisinos y dará una buena imagen a la capital durante la celebración de los Juegos Olímpicos, pero esa contaminación se estará trasladando a las ciudades que albergan centrales nucleares, y no se estará consiguiendo el más mínimo efecto sobre la salud del planeta.

En países como España o Estados Unidos el problema es mayor. Pretender reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera cambiando coches diésel y a gasolina por coches eléctricos, y que estos últimos se recarguen con electricidad obtenida a partir de quemar carbón es un mal chiste.

Ni siquiera China, con sus enormes torres purificadoras de aire, podrá frenar la catástrofe ambiental que se avecina sin un plan general conjunto.

Sin una estrategia global, fuerte y decidida, con la que se facilite el autoabastecimiento urbano y doméstico de energías limpias, y que permita el desarrollo de una economía circular sostenible, cambiar la zona en la que se produce la contaminación no acabará con el problema.

Referencias:

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Álvarez, José María. (2021, 13 julio). La rotunda inutilidad de prohibir la circulación de coches diésel y a gasolina en las ciudades. Cinco Noticias https://www.cinconoticias.com/inutilidad-de-prohibir-coches-diesel-y-a-gasolina/

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