Existen algunas cuestiones inherentes al ser humano, la curiosidad es una de ellas. Gracias a esa condición innata de explorar para conocer se ha llegado a avanzar a lo largo de los tiempos.
Cierto es que
la curiosidad también podría conducirnos a terrenos prohibidos, ya que muchas
veces –y, sobre todo, en la etapa de la adolescencia– se puede llegar a transgredir
las reglas establecidas.
Eso quizás se
deba a que, desde nuestra infancia, hemos obedecido a lo que se nos ha impuesto
desde otras jerarquías que poseían demasiada autoridad sobre nosotros: padres,
educadores, religiosos.
Y esto no
quedó allí, sino que en nuestra vida de adultos también cumplimos con los
dictados que imparte la justicia del país al que pertenecemos. Hubo que imponer
un orden para evitar el caos en las sociedades, lo cual no quita que pudiéramos,
o no, estar de acuerdo con ciertas medidas.
Según ha
transcurrido el tiempo han variado las leyes sobre lo que antes no estaba
permitido y ahora sí. Ello no significa que todas las mentalidades hayan
evolucionado respecto de ciertos temas, es por eso que las relaciones humanas
son tan complicadas, por la diversidad de opiniones, y porque en los debates no
se suele llegar a entendimientos.
Aquello que
algunos pretenden prohibir y, en cambio, otros luchan por imponer: las playas
naturistas o nudistas, el matrimonio homosexual, la caza, las corridas de
toros; estos son solo unos pocos ejemplos que sirven para demostrar la
diversidad de opiniones que podrían surgir respecto a cada uno de esos temas.
Si
propusiéramos iniciar debates en ciertas cuestiones, quizás tampoco llegaríamos
a acuerdos, porque se podría decir que el criterio de cada persona va ligado a
su propio código ético, o lo que algunos suelen llamar «conciencia» y
otros «moral».
Aunque también
cabe señalar que la propia conciencia o moral está bastante ligada a la
educación y formación recibida.
Para concluir
el tema de las prohibiciones, será adecuado leer una frase del escritor Ernest
Heminway, que dice:
«La moral es lo que hace a uno sentirse bien, y lo inmoral es lo que hace a uno sentirse mal.»
Trata de
internalizar esas palabras para entender lo necesarios que pueden llegar a ser
los dictados de nuestra propia conciencia; recuerdas que tú eres tú, y yo soy
yo, y tú tienes tu propia óptica sobre la realidad, o sea: tu propia moral, la
misma que te llevará a ejecutar acciones saludables para tu vida, esa vida que
te pertenece porque es solo tuya. Solo debes actuar en consecuencia.
El ser humano es proclive a trabajar para hacer méritos intentando alcanzar las diferentes metas que se propone.
Cuando
eso ocurre, surge la pretensión de posesión permanente de lo que adquiere, lo cual
significa algo así como: «esto me lo he ganado, por tanto me pertenece
para siempre».
Nos
ocurre, por ejemplo, cuando se adquiere una propiedad, incluso en el terreno de
lo personal al formar pareja con alguien que se ama, siempre las aspiraciones
van en dirección de relaciones o posesiones duraderas, permanentes.
Porque
eso nos otorga seguridad, una especie de «techo» que nos protege de
la intemperie.
Hasta
hace una década también había gente que buscaba una estabilidad diaria
aspirando a trabajos para siempre, o dicho de otra manera, trabajos que tengan
toda la duración mientras que podamos tener actividad laboral.
A
día de hoy ocurre que el cambiante ritmo que lleva el mundo, debido al sistema
impuesto en muchos países, no garantiza esa permanencia en el trabajo, ni
siquiera en esa vivienda que alguna vez adquirimos con ilusión, tampoco se
puede echar raíces en la misma ciudad o país.
Las
crisis nos han convertido en seres itinerantes, que van migrando obligados por
las circunstancias personales o laborales. Si nos referimos a relaciones
humanas, sabido es que la gente cambia, aparecen amores seguidos de desamores,
nada es para siempre.
«La
vida es como una rueda», dicen, hoy puedes estar arriba y quizás mañana te
encuentres debajo de la rueda, porque los destinos de las personas ya no
dependen exclusivamente de ellas mismas, sino del sistema donde se encuentran
inmersos.
La
gran pregunta es si en realidad el ser humano está preparado mentalmente para
sobrellevar las condiciones actuales, las mismas que ocasionan algunos
trastornos debido a que provocan inseguridades.
Hoy
día asistimos a problemáticas de ansiedad, estrés y quizás también algo de
infelicidad provocada, en parte, por las preocupaciones y alguna que otra
frustración.
La
escritora española María Zambrano decía:
«La vida humana es el territorio de la posibilidad, una lucha entre el desengaño y la esperanza, entre realidades posibles y sueños imposibles».
Palabras
que demuestran realmente lo que nos ocurre, lo cual no es desfavorable, ya que
siempre, hasta de las circunstancias más adversas, se extrae un aspecto
positivo.
En
estas épocas de cambios nos estamos demostrando que, a pesar del caos en el que
está sumido gran parte del mundo actual, a pesar de que aún se sigue matando,
oprimiendo y destruyendo, los seres humanos abrigamos esperanzas, ¡benditas
esperanzas!, las mismas que nos permiten disfrutar de la vida, a pesar de todo.
La vida
de Miguel de Cervantes fue de todo menos aburrida, según la documentación que
existe al respecto. Fue espía, prisionero, recaudador de impuestos, comisario
de abastos, soldado, fue excomulgado y se batió en varios duelos. Todo esto, aparte
de insigne literato, faceta por la que ha pasado a la historia.
Un tipo
de vida nada rara en aquellos años del siglo XVI, pero sorprendente a los ojos
de nuestro siglo XXI. Una vida que podría estar sacada de cualquiera de sus
novelas.
Aquí
nos centraremos en su faceta militar porque, de no haberse cruzado la
literatura y un cautiverio en su vida, posiblemente estuviéramos hablando de un
personaje de leyenda en aquellos tercios que dominaron el Viejo y el Nuevo
Continente.
«Sin las letras no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes».
Así lo
manifestaba el propio autor en la primera parte de su Quijote (cap. XXVIII).
Estancia en Roma
Es
sabido que, en 1569, Cervantes parte hacia Roma. Y, según una provisión real encontrada en el siglo XIX en el
Archivo de Simancas, tuvo que salir de forma precipitada por un duelo en el que
resultó herido Antonio de Sigura.
Ilustración del duelo entre Cervantes y Sigura (Centro Virtual Cervantes / Instituto Cervantes)
Según
este documento, un tal Miguel de Cervantes habría sido condenado en rebeldía a
que le cortaran públicamente la mano derecha y a ser desterrado del reino por
diez años.
Con
independencia de si era él ese personaje relatado y si fuese ese el motivo de
su marcha, fue acreditada su estancia en Roma al servicio del cardenal
Acquaviva, como así aparecía en la dedicatoria a Ascanio Colonna en La Galatea.
Alistamiento en los tercios y batalla de Lepanto
Al año
siguiente, mediados de 1570, se alistó en los tercios, concretamente en la
compañía de Diego de Urbina, donde ya estaba su hermano Rodrigo.
Se
vivían las vísperas de los preparativos para la guerra contra el turco. Lepanto
se vislumbraba en el horizonte y nuestro protagonista vio una oportunidad de
hacer carrera en la milicia, en la Armada de la Santa Liga, que capitanearía
don Juan de Austria.
Se
embarcó en la Galera Marquesa y participó de dicha batalla en calidad de
soldado bisoño. Supuso su bautismo de fuego sin tener un puesto privilegiado en
el combate, propio de los soldados veteranos.
Su
función fue arrojar piñas incendiarias a las galeras enemigas desde el esquife
en la cubierta de popa de su navío, con el objetivo de proteger a los arcabuceros
en su tarea.
En el
fragor de la batalla recibió dos disparos de arcabuz en el pecho y un tercero
que le hizo perder el uso de la mano izquierda, motivo por el cual pasó a la
historia con el sobrenombre de “el manco de Lepanto”.
Ilustración de Miguel de Cervantes con el brazo izquierdo inmovilizado tras la batalla de Lepanto (Centro Virtual Cervantes / Instituto Cervantes)
Cervantes en
Lepanto, imaginado por Augusto Ferrer-Dalmau en 2016.
A esta
batalla, datada el 7 de octubre de 1571, se referirá en el prólogo de la
segunda parte del Quijote como:
«La más alta ocasión que vieron
los siglos pasados, los presentes ni esperan ver los venideros»…« si mis
heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo
menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más
bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de
manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes
haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin
haberme hallado en ella».
Cervantes
llegó a Messina, como el resto de heridos de la cruenta batalla, para completar
el proceso de recuperación de sus heridas, donde recibió de
don Juan de Austria «tres escudos de ventaja», lo que le convirtió en
un «soldado aventajado».
Pero
ahí no terminó su periplo militar, continuando su carrera, entre 1572 y 1573, a
las órdenes de nuevo de don Juan de Austria en las acciones de Navarino, Corfú
y Túnez.
Es
conocida, gracias a las distintas entradas de pagos que se han conservado, la
evolución de Cervantes en el escalafón militar en aquellos años de milicia.
Cuando
llegó a soldado aventajado, tras Lepanto, cobraba diez escudos, llegando a cobrar
treinta en 1575, lo que hace pensar que alcanzó un rango superior.
Cautiverio en Argel
En
septiembre de ese año decidió embarcarse en Nápoles en la galera El Sol con
destino a España para recoger los frutos de estos servicios y posiblemente
solicitar una “patente de capitán” y poder alcanzar el máximo rango militar al
que podía aspirar.
Pero el
26 de septiembre de 1575 cayó en manos del corsario Arnaut Mamí, cerca de la
costa española de Cadaqués.
Ilustración de Miguel de Cervantes planeando una de sus fugas (Centro Virtual Cervantes / Instituto Cervantes)
Aquí
comenzaría su periodo de esclavitud, cuando fue llevado a Argel donde su vida
daría un vuelco para alegría de las letras españolas y enriquecimiento del
Siglo de Oro español.
Su
cautiverio duró cinco años, en los que intentaría en cuatro ocasiones la fuga,
dos por tierra y otras dos por mar. Todas ellas, frustradas por distintos
motivos.
A la
par, su familia realizaba distintos intentos para conseguir su libertad,
surtiendo efecto un 19 de septiembre de 1580 por un precio de 500 ducados.
Así fue
la historia de la vida militar de don Miguel de Cervantes Saavedra.
La comprensión es la capacidad del individuo para entender tanto
su entorno como las actitudes de los demás. Se trata de un proceso de creación
mental por el que, partiendo de ciertos datos aportados por un emisor, el
receptor crea una imagen del mensaje que se le quiere transmitir.
Una de las virtudes más importantes es, sin duda, la comprensión,
pues con ella, todo ser humano se siente escuchado y acompañado en una
atmósfera que genera confianza y armonía.
Lo anterior permite descubrir los motivos que justifican las
actitudes y situaciones que se presentan en la vida.
La comprensión
La comprensión es una herramienta que debe aplicarse a diario y
que no siempre significa tolerar o aceptar ciegamente todo lo que ocurre en la
vida, sino, más bien, actuar desde la premisa de razonar antes de accionar y, sobre todo, ponerse en el lugar de los
demás, preguntándose cuáles son los motivos que dieron lugar a lo qué
ocurre y si es realmente prudente reaccionar o guardar silencio.
Muchas veces, ante cualquier situación desagradable, el silencio
es la mejor respuesta. De hecho, la comprensión permite que el individuo
adquiera mayor nivel de consciencia y no se enganche ante conflictos insensatos.
El autocontrol
Por otro lado, el autocontrol es
la habilidad de dominar las propias emociones, pensamientos, comportamientos y
deseos. En tal sentido, la fuerza de voluntad es la clave del autocontrol.
Poseer autocontrol no
implica negar las emociones y sentimientos que se experimentan, sino, más bien,
aceptar que existen y observar la emoción o el sentimiento sin que
sobrepase al individuo y así evitar consecuencias perjudiciales.
Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional” describe el autocontrol como la herramienta que nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento. De igual manera, Walter Mischel ha escrito que el autocontrol es la clave para ser exitoso y feliz. Morgan Freeman dijo:
“El autocontrol es fuerza.La calma es maestría.El individuo tiene que llegar a un punto en que su estado de ánimo no cambie en función de las acciones insignificantes de otra persona, puesto que, no hay que permitir que las emociones dominen la inteligencia”.
No puede negarse entonces la influencia del autocontrol y la
comprensión en el comportamiento exitoso de las personas, pues ahí radica su
verdadero poder.
Por su parte, Roy Baumeister, psicólogo de la Universidad de Florida y autor del libro “WillPower” señala que después de promover durante muchos años la autoestima como característica del éxito, hoy cree que el autocontrol es la fuerza más grande que tiene el ser humano, aparte del entendimiento.
En suma, el verdadero poder de una persona exitosa reside siempre en sus habilidades de comprensión y autocontrol. De eso depende su bienestar tanto en el presente como en el futuro.
Los
seres humanos somos seres sociales por naturaleza, desde el primer minuto de
nuestra vida dependemos de alguien para poder subsistir.
Siempre
se tiene la necesidad de estar en contacto con otras personas para desandar
caminos en las diferentes etapas de la vida, en la infancia los mayores guían y
cuidan, en la adolescencia se siente el control de los adultos que hasta suele
llegar a molestar, pero lo contrarresta esa tentación y necesidad de compartir
nuevas experiencias con quienes atraviesan por esa misma etapa.
Siempre
se van buscando los pares, los niños se buscan para jugar, los aficionados a
algo buscan encontrarse con gente con sus mismas aptitudes e inquietudes, eso
es parte de la vida, lo cual no significa que se tenga que andar en la eterna
búsqueda hasta encontrar almas «gemelas», de esas que piensan
exactamente igual, porque cada persona tiene sus particularidades y es también,
productos de sus propias circunstancias.
En
la vida de adultos siempre se comparten momentos con alguien, hasta las
personas más solitarias tienen que relacionarse aún a su pesar: con su médico,
con sus compañeros de trabajo o con el pescadero que le atiende cuando va a la
compra.
No
se entiende nuestra estancia en el mundo sin relaciones, ya que, en mayor o
menor medida, estamos siempre en contacto con otros.
Claro
está que no siempre es grato hacerlo, con algunas personas da gusto hablar,
aunque no se coincida totalmente, siempre da pié a debates e intercambios
agradables.
Con
otras personas, en cambio, puede resultar desagradable el debate y la charla
porque, cuando no se coincide conceptualmente, resultan en vano aquellas
conversaciones que no llevan a buen puerto.
Eso
ocurre porque no todas las personas guardan las formas a la hora de expresar
sus discrepancias, sobre todo cuando tienen que oír y respetar una opinión
opuesta a lo que sienten.
Las
discusiones también forman parte de las relaciones humanas, y las reacciones
llegan a ser de lo más diversas: están quienes definen cortar por lo sano y
acabar con el tema sin llegar a levantar la voz, otros, en cambio, llegan a
acalorarse al punto de perder las formas.
En
temas delicados, las pasiones suelen tomar protagonismo, incluso por encima de
la educación. Algunos toleran aunque no compartan lo que escuchan, otros no. Es
parte de la vida.
En
esa instancia el planteamiento podría ser el siguiente: ¿qué es lo más
acertado, mantener la calma y ser tolerante? Claro que habría que detenerse en
lo que significa realmente ser tolerante:
Dicen
que la tolerancia implica un respeto íntegro hacia el otro, sea hacia sus
ideas, sea hacia sus creencias, las mismas que no coinciden con el criterio
propio.
Llegados
a éste punto, podríamos entender que sí se pueden tolerar otras conductas,
otras manifestaciones, otras posturas sin que ello signifique una sumisión.
Tolerar
es correcto, pero aguantar y soportar podría resultar agotador. También cabe
analizar qué se tolera, porque, como decía un sabio:
«La tolerancia es un crimen cuando
lo que se tolera es la maldad.»
Piensa
que todo es bueno o malo dependiendo del uso que se le otorgue, un cuchillo,
por ejemplo, es un elemento práctico si se lo utiliza para cortar, pero también
se podría cometer una agresión a otra persona con ese mismo cuchillo.
Recuerda
que todo tiene su límite y su razón de ser, la tolerancia también. No es
necesario que te conviertas en la persona más tolerante, porque tu misión en la
vida no es la de aguantar lo que consideras grave y nocivo.
Por
último, ten cuidado con lo que toleras, porque le estás enseñando a la gente
cómo tratarte. Respetarse es quererse bien, nunca te olvides de ti, otórgate el
valor que tienes, es lo que te ayudará a ser feliz.
Internet
ha transformado el papel del trabajo con las tecnologías ofreciendo nuevas
oportunidades como la independencia espacial en su desempeño: sin salir de
casa.
Como cada
mañana suena el despertador, piensas en lo tedioso y lo martirizante que es
levantarte para salir de casa y comenzar una nueva jornada laboral. Eso es lo
que piensan muchos de los trabajadores día a día cuando empieza la mañana y se
dirigen a su puesto de trabajo.
Pero hay
una “fórmula mágica” en la que puedes desempeñar tu trabajo sin salir de casa e
incluso, de tu preciada cama.
Hablamos
del teletrabajo o trabajo a distancia. Este término hace referencia a la
prestación laboral desde el domicilio, bien por decisión propia o bien, bajo un
previo consenso con la empresa para la que estés trabajando.
El
desarrollo tecnológico ha sido clave para que se pueda dar esta revolución en
la concepción del trabajo. Las empresas han sido las primeras en sumarse a la
llamada “Tercera Revolución Industrial” como la define el sociólogo y
economista Jeremy Rifkin.
La
irrupción virulenta de las tecnologías de la información y la comunicación han
dado nuevas posibilidades a los recursos humanos de las empresas.
Según un
informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2017, en España el 7% de los trabajadores
teletrabaja. El porcentaje de empresas que permiten esta modalidad es del 13%.
El mayor
número de personas que eligen el trabajo desde su propio domicilio son los
autónomos, ya que no requieren de estar bajo el control de ninguna empresa ni
organización.
Países
europeos como Finlandia, Suecia, Países Bajos, Bélgica, Francia o Reino Unido
son los países con mayor tasa de teletrabajadores. Alemania, Italia o Hungría
ocupan los porcentajes más bajos, como en el caso de España. Fuera de Europa,
destacan Japón y Estados Unidos.
Las
empresas que impulsan este tipo de empleo lo hacen porque ven los beneficios
que les reporta en cuestión de flexibilidad laboral y en cuanto a gastos de
infraestructuras y suministros.
Ventajas del teletrabajo
Los
trabajadores pueden conciliar de manera más eficaz su vida doméstica y laboral,
produciendo una mayor satisfacción y eficacia.
Ahorro en
los costes de suministros (luz, agua…), así como recursos materiales propios
para la ergonomía en una oficina.
Trabajo
por objetivos, lo que supone un mayor rendimiento, autonomía y flexibilidad.
El
teletrabajo se puede desempeñar desde el hogar, que es la fórmula más empleada
o bien, también se puede teletrabajar en otros espacios que el propio
trabajador decida, dependiendo de sus necesidades o condiciones personales.
Pero no
se puede pensar que cualquier trabajo puede realizarse de forma cómoda desde
casa. Hay trabajos que imposibilitan esta opción, como pueden ser los
relacionados con la hostelería o la sanidad.
Tipos de trabajo óptimos para la modalidad de teletrabajo
Aun así,
las posibilidades de teletrabajo son muy diversas, entre ellas, podemos
encontrarnos a aquellos que llevan actividades contables de empresas a
distancia, ya que gracias a la digitalización en la que están inmersas la
mayoría de las grandes empresas, permiten realizar las tareas propias de contabilidad
desde tu propio hogar.
Periodistas
y diseñadores gráficos son otros de los trabajadores que se suman a la elección
de trabajar desde casa. En el primer caso, suele ser muy habitual,
especialmente en los llamados periodistas freelance
que deciden emplearse de forma independiente.
Los
diseñadores gráficos y otros trabajadores relacionados con las artes
tipográficas y el diseño también se decantan por el teletrabajo, puesto que la
creación de marcas tipográficas se puede hacer desde cualquier ordenador con un
buen programa de diseño.
Otros que
pueden llegar a ganarse la vida incluso sin salir de la intimidad de su
habitación pueden ser los famosos Youtubers,
quienes actualmente son unos referentes en el mundo virtual y alcanzan grandes
cifras tanto de suscriptores como monetarias, gracias a la visualización de sus
vídeos y su monetización.
Aptitudes necesarias para ser teletrabajor
Para la
Asociación Española de Teletrabajo (AET), el perfil perfecto de teletrabajador es
aquel que sea disciplinado, constante y que posea grandes conocimientos en las
tecnologías para la información y la comunicación (TICS).
Tener una
buena organización y una automotivación también son claves para no caer en la
monotonía y el hartazgo a largo plazo.
Aquellos
teletrabajadores que no estén en plena inmersión con las tecnologías no podrán
desempeñar este nuevo giro en el mundo del trabajo.
De hecho,
hay un nuevo término relacionado con las TICS que es el de “tecnoestrés”.
Se denomina
así a la patología que padecen aquellos que no logran familiarizarse o adaptarse con las nuevas
tecnologías. Para estas personas “tecnoestresadas” las tecnologías suponen su
verdadero enemigo.
Para muchos, hablar de soberanía alimentaria puede ser un concepto nuevo o que nunca ha oído. Cuando
hablamos de ella, venimos a
referirnos a la autonomía
de los pueblos
en la producción de alimentos.
El cultivo y la crianza de todo aquello que se consume para sustento
es lo que se puede definir
como soberanía alimentaria. La autonomía
de las comunidades que la emplean es fundamental para hablar de este término, estrechamente ligado a la agroecología campesina.
Cada vez vivimos en un mundo con mayor polución
en todos los ámbitos, el más preocupante y alarmante puede ser el alimentario.
“Somos lo que comemos” es un aforismo que siempre se ha dicho para poner de manifiesto la importancia que tiene la ingesta de los alimentos con los que nos nutrimos.
Por ello, la agroecología pretende velar por
nuestro derecho a una alimentación de calidad, lo más adecuada posible para nuestro
bienestar natural.
La FAO sienta las bases de la agroecología e incluso establece un decálogo
entre los que se encuentran:
Diversidad de sistemas
de producción
Creación
conjunta de conocimientos
Sinergias entre suelos,
bosques, comunidades…
Eficiencia
en el uso de los recursos
Reciclar y reutilizar
Resiliencia
Valores humanos y sociales
Cultura y tradiciones alimentarias
Gobernanza responsable y economía circular y solidaridad.
Pero este sector solo puede consumarse en áreas campesinas y rurales,
alejadas de todo halo de contaminación urbana, lo que no excluye
los avances tecnológicos y las mejoras en
la explotación de los recursos.
El principal hándicap con el que cuentan,
aparte de la inversión económica, es
el ferviente empuje de las grandes empresas de distribución alimentaria cuyo único
fin es el de maximizar beneficios a costa de la producción de alimentos
de dudosa calidad.
El auge de los productos ecológicos
El capitalismo es un depredador difícil de derrotar.
A pesar de que los consumidores cada vez se inclinan
más por los productos
“ecológicos”, las industrias alimentarias no están dispuestas a dejar hueco a posibles
competidores.
En los últimos años están empezando a eclosionar los llamados
food coop, supermercados cooperativos que venden exclusivamente alimentos que ellos producen
con el fin de que la sociedad
tome conciencia de la importancia de una mejora
en su alimentación, ya que
esta es posible
a la par de asequible.
Algunos ejemplos son los food coop de La Louve de París o el Park Slope de Brooklyn. Estos supermercados ecológicos hacen una realidad la posibilidad de que las comunidades campesinas ofrezcan una alternativa alimentaria saludable y sostenible en los tiempos que corren.
Este nicho de mercado aún tiene que sentar bien sus bases para poder ser un proyecto
viable a largo plazo y no quedarse en una utopía.
De momento está opción que vela en aras de la soberanía alimentaria y de una alimentación más sana está obteniendo una buena acogida
en aquellos países donde se
están implantando.
A pesar de contar con muchos adeptos, no se puede obviar que presenta
problemáticas. Cada territorio es diferente
y las trabas jurídicas
pueden ser un duro “hueso de roer”,
unido a las exigencias de los campesinos que tengan
que explotar las tierras
donde producir o criar los futuros víveres.
Miguel Altieri y Clara Nicholls,
profesores de la Universidad de Berkeley de California y expertos en agroecología, presentes en el Foro Mundial
sobre el Acceso a la Tierra y a los Recursos
Naturales (FMAT) celebrado en la Universidad Politécnica de Valencia, tienen claro que es un proyecto por el cual hay que luchar y trabajar para ofrecer
una propuesta que transforme el actual
panorama alimentario.
Ejercer el derecho a la alimentación de la forma más sana y natural posible, sin que suponga un peligro para nuestra salud tiene que ser nuestra máxima a conseguir si queremos seguir gozando de una alta esperanza de vida saludable.
En el siglo IV a.C. el griego Praxíteles socavó los pilares de la escultura clásica con una obra que marcaría un punto de inflexión en la Historia del Arte.
Al igual que Francisco de Goya
nos legó una Maja desnuda y otra vestida, el escultor griego Praxíteles
esculpió una Afrodita con ropa –para la ciudad de Cos– y otra desnuda –para
Cnido–.
Praxíteles, después de Fidias,
es el más famoso de los escultores griegos, siendo el primero en representar un
desnudo femenino. Corría el año 360 a.C. y su obra supuso un cambio en la
mentalidad griega, una verdadera revolución intelectual.
La transgresora la Afrodita de Cnido
Las fuentes antiguas refieren
que los cnidios acudieron al taller que el escultor tenía en Atenas para
solicitarle una Afrodita que pudieran colocar en su ciudad. Esta deidad, dentro
de la mitología griega, es la diosa del amor y la belleza, y encarna tanto la
atracción sexual como el amor romántico.
Praxíteles utilizó mármol de
Paros y la representó desnuda, con una belleza inigualable, sorprendida
mientras se bañaba y en un ademán de recoger sus ropas y cubrirse el pubis con
su mano derecha.
La diosa se nos muestra
humanizada, recatada, en un ingenuo erotismo. En el fondo era una forma de justificación,
por parte del artista, para romper el convencionalismo social.
El escultor utilizó como
modelos a dos famosas hetairas –nombre con el que se conocía en aquella época a
las cortesanas–, para el cuerpo optó por la bella Friné, y para el rostro por Crátina.
Copia de la Afrodita de Cnido llamada de Altemps o Ludovisi (Museo del Palacio Altemps, Roma).
La curva praxiteliana
Este hecho no es anecdótico
puesto que en la escultura griega arcaica había varios ejemplos de desnudos
masculinos que encarnaban al atleta y a los valores de la polis, pero ninguno
femenino. Siempre se había representado a la mujer cubierta de ropa.
Praxíteles, además, fue el
creador de un contrapposto
escultórico capaz de dotar a la figura de un movimiento ondulante y sensual que
recorre todo el cuerpo, y que siglos después sería denominado curva praxiteliana.
Esta curva serpenteante aparece
en la Afrodita de Cnido, y para evitar que la figura perdiese la verticalidad,
el escultor la apoyó en el manto y en el ánfora, una forma ingeniosa de
disimular su verdadera función de soporte.
Como casi todas las estatuas de
Praxíteles fue concebida para ser vista de frente, la única forma en la que se
contempla la totalidad de su figura y se aprecia la curva praxiteliana en toda
su magnitud.
El primer desnudo de la Historia
La escultura alcanzó en poco
tiempo fama universal, un elevado número de epigramas se dedicaron a exaltar la
belleza de la obra, al tiempo que fue la creación artística más reproducida del
mundo clásico.
Desgraciadamente, la original
se ha perdido. En época romana, el emperador Teodosio la trasladó a Teodosia y
allí se destruyó en un incendio ocurrido durante la revolución de Niká (532).
Actualmente disponemos de más
de trescientas copias romanas repartidas por diferentes museos. La que más se
aproxima a la original es la Venus Belvedere, que se encuentra en los Museos
Vaticanos.
En definitiva, la Afrodita de
Cnido fue tan transgresora e irreverente, al tiempo que fascinante, como siglos
después lo sería “La fuente” de Marcel Duchamp.
La Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad Complutense fue el escenario de uno de los episodios
más trágicos y onerosos de la Guerra Civil.
El rey Alfonso XIII
concibió un proyecto faraónico: dotar a Madrid de una moderna Ciudad
Universitaria, inspirada en los campus norteamericanos. Para tal efecto, en
1927 se constituyó la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria, la actual
Universidad Complutense de Madrid.
El gobierno de la
Segunda República impulsó las obras y corrían los idus de marzo de 1933 cuando
se procedió a la inauguración de la Facultad de Filosofía y Letras, la única
que estaba totalmente terminada. Al evento asistieron el alcalde de Madrid,
cuatro ministros y el presidente de gobierno.
Maqueta del proyecto de la Ciudad Universitaria tal de 1943 (Exposición “Paisajes de una guerra”, UCM)
Se cuidó en extremo su
biblioteca, que llegó a cobijar unos 150.000 libros, con toda la bibliografía
científica del siglo XIX y del primer tercio del XX.
Además albergaba en sus
anaqueles unos 45.000 libros de los siglos XV al XVIII procedentes del Colegio
Imperial, fundado por los jesuitas, y que en época del rey Carlos III se había
convertido en los Reales Estudios de San Isidro.
Por si este patrimonio
bibliográfico no fuera suficiente, las paredes de la Facultad salvaguardaban
los códices más antiguos que había adquirido el cardenal Cisneros para la
biblioteca renacentista de Alcalá de Henares. Todo ello en su conjunto era un
verdadero tesoro bibliográfico.
La facultad se convierte en un escenario bélico
Desgraciadamente, la
recién creada Universidad fue el escenario improvisado de la Guerra Civil.
La toma de Madrid se convirtió
en un símbolo para los dos bandos que establecieron su línea de fuego en los
aledaños de la Facultad de Filosofía y Letras.
Milicianos del frente de Ciudad Universitaria apostados en la trinchera
Las tropas golpistas,
compuestas por regulares y legionarios, dirigidas por el general Varela, se
hicieron fuertes en algunos edificios universitarios cercanos.
En el lado contrario, la
Brigada Internacional XI, al mando del general Kébler, fue la encargada de
defender la zona. Tan solo cincuenta metros separaban a los dos bandos.
El cuartel general republicano
se improvisó en la recién estrenada facultad.Allí los ocupantes levantaron barricadas y tapiaron ventanas y
puertas con lo que tenían más a mano: mesas, sillas, escritorios…, y por qué
no, algunos de los libros que se amontonaban en la biblioteca del sótano.
Las metralletas,
granadas de mano, bombas, etc., maridaron de forma inesperada con ampulosos
versos, sublimes prosas y fastuosas iconografías medievales. Una vez más las
letras fueron capaces de salvar muchas vidas humanas.
El frente de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria se resguarda tras parapetos de sacos y libros de la Biblioteca, 7 de noviembre de 1937.
Libros mutilados,
deformados por derrumbes, con sus lomos agujereados, manuscritos borrados,
hojas rasgadas…, hicieron las veces de improvisadas alfombras de unos suelos
ávidos de curiosos estudiantes.
Uno de los
protagonistas, John Sommerfield, miembro del batallón Dumont de la XI Brigada,
escribiría años después:
“Construimos
barricadas con volúmenes de metafísica hindú y filosofía alemana de principio
del siglo XIX, que eran totalmente a prueba de balas”.
Algo se pudo recuperar…
Por iniciativa de Julián
Besteiro (1870-1940), por entonces decano de la Facultad de Filosofía y Letras,
se inició una acción para salvar parte de los libros más valiosos, una tarea
que en más de una ocasión tuvo que ser interrumpida por la proximidad de los
combates.
Partieron al menos
catorce camiones cargados con aquellos tesoros bibliográficos con destino a la
Biblioteca Nacional, en donde les esperaban equipos de afanosos bibliotecarios
para proceder a su catalogación.
Libro de Agustín Santo, Obispo de Hipona (1570) atravesado por una bala
Todavía hoy los visitantes curiosos pueden encontrar ejemplares del Fondo Antiguo que muestran los signos de la barbarie, con sus lomos taladrados y sus hojas hendidas, algunos incluso conteniendo todavía balas alojadas entre sus páginas.
Estos libros son
testigos mudos de unos acontecimientos que nunca deberían repetirse.
Es difícil hacer un
listado de los libros abatidos y destruidos, algunos estudiosos subrayan la
pérdida de varios manuscritos de los siglos X al XV, entre los que destacan
bellas biblias visigóticas.
Tan solo nos queda para
el recuerdo algunas fotografías, en blanco y negro, anteriores a la contienda.
¿Las
zancadas, las flexiones y los ‘press’ de pecho solo fortalecen músculos y articulaciones?
Expertos descubren que el rendimiento académico y la felicidad guardan relación
con una vida activa.
Mucho se ha dicho de los beneficios físicos y
estéticos que brinda un plan de entrenamiento constante: kilos menos, un
abdomen más plano o unos músculos fuertes y definidos.
Pero, más allá de mejorar el aspecto físico y favorecer
al mantenimiento de un cuerpo saludable, realizar
actividad física con frecuencia aporta más beneficios a la vida cotidiana de los
que comúnmente se cree.
El entrenamiento físico fortalece algo más que
los músculos. Una rutina de ejercicios diaria puede ayudar a mejorar el
rendimiento académico y favorecer el proceso de aprendizaje.
Un estudio llevado a cabo por las universidades
de Edimburgo y Stirling (Escocia) determinó que una sesión de ejercicios físicos
de quince minutos después de las actividades académicas puede influir en el
fortalecimiento del cerebro.
La tesis aseguró que realizar alguna actividad física entre clases puede incidir
positivamente en la memoria, el humor y la atención de los alumnos.
Según la investigación, la capacidad de
atención se incrementó significativamente en un grupo de estudiantes que
hicieron jogging y caminatas después
de clase, en comparación con aquellos que no ejecutaron ningún tipo de deporte.
Además, el grupo analizado afirmó sentirse más alerta después de un descanso
con un poco de actividad física.
Entrenar mejora el proceso
cognitivo
La memoria también se ve potenciada tras el
deporte. El análisis comprendió actividades para la memoria verbal y visoespacial.
Los estudiantes ejecutaron tareas que consistían en recordar palabras y
memorizar objetos geométricos.
¿Los resultados? Los chicos que se ejercitaron
fueron capaces de recordar una mayor cantidad de palabras.
Por su parte, un trabajo realizado por el
Centro Médico de la Universidad de Radboud en Nimega, (Holanda), agrega que el ejercicio físico ayuda a fijar mejor en
la memoria los nuevos recuerdos.
La investigación se basó en el estudio, durante
40 minutos, de 90 imágenes asociadas a distintos lugares por parte de 72
adultos voluntarios.
De la muestra, un grupo de personas fue
escogido para descansar después de la tarea, otro grupo fue sometido a una
sesión de ejercicio físico intenso inmediatamente después de realizar la labor
de aprendizaje, mientras que el resto se sometió a la prueba física
transcurridas cuatro horas de la tarea inicial.
Los resultados arrojaron que aquellos que se ejercitaron
después de las cuatro horas tuvieron una mayor cantidad de retención que los
que se ejercitaron inmediatamente o de quienes no hicieron esfuerzo físico
alguno.
Personas más felices
La actividad física además incide en el estado
de ánimo. Tras la sesión deportiva, los
estudiantes manifestaron sentirse más felices, por lo que se concluye que
el ejercicio genera en las personas un estado de tranquilidad.
Se ha demostrado que durante y después del
entrenamiento, el cuerpo libera endorfinas, neurotransmisores responsables del
sentido de bienestar y felicidad.
Adicional a ese proceso bioquímico, el
ejercicio también produce un efecto psicológico: reduce el estrés y la
ansiedad.
En ese sentido, una encuesta de las universidades
de Yale y Oxford aseguró que el
ejercicio físico aporta tanta felicidad como el dinero.
Un grupo de investigadores comparó el grado de
bienestar que reportaron las personas en función de sus ingresos. Para ello,
analizaron el comportamiento físico y estado de ánimo de cerca de 1,2 millones
de estadounidenses.
El sondeo comparó la cantidad de días de “mal
estado de salud mental” que declararon tener las personas que mantenían una
rutina de ejercicios con aquellas que no realizaban actividad física alguna con
frecuencia.
¿Más dinero o más ejercicio?
Después de confrontar ambos grupos en términos de
edad, raza, sexo, ingresos y otros factores, descubrieron que las personas físicamente activas se sienten
tan bien como aquellas que no practican ningún tipo de deporte pero que ganan
unos 18.000 euros más al mes.
De la investigación se desprende que los sujetos
que hacían ejercicios con frecuencia manifestaron que solo unos 35 días al año
habían experimentado malestar por estrés, depresión o problemas emocionales.
Por el contrario, las personas sedentarias, en
promedio, afirmaron haberse sentido mal unos 18 días más que los primeros.
El estudio, publicado por la revista británica
médica The Lancet, concluyó que cualquier tipo de actividad física constante
representa una menor carga en la salud mental que la que presentan las personas
con las mismas características físicas y demográficas pero que son sedentarias.
En definitiva, mantener una vida activa y un plan de entrenamiento constante ofrece, además de un cuerpo saludable y funcional, beneficios psicológicos y emocionales que aportan a un bienestar integral.