En un giro inesperado, la hormiga loca, una especie exótica invasora que se creía erradicada tras su primera aparición en Barcelona en 2021, ha resurgido en varias zonas ajardinadas de la capital catalana. Esta presencia ha encendido las alarmas en la Generalitat de Cataluña, ya que podría indicar que el insecto se ha establecido de manera permanente en la región.
El primer avistamiento de la hormiga loca tuvo lugar en 2021, en una rotonda del Puerto de Barcelona, un área propicia para su reproducción debido a las condiciones de temperatura y humedad. Aunque la Generalitat implementó un plan de choque eficaz que logró eliminar la colonia inicial, nuevos focos han emergido en la montaña de Montjuïc y la emblemática Plaza Catalunya, en el corazón de la ciudad.
Lo más importante es la detección temprana. Los especialistas aseguran que deben trabajar a fondo para buscar en la zona y erradicar las colonias que se encuentren.
En un informe emitido el pasado viernes, el Departamento de Acción Climática advirtió que la presencia de la hormiga loca lejos del puerto constituye una «mala noticia». En las próximas semanas, los técnicos realizarán prospecciones en nuevas áreas para determinar si se considera a esta especie oficialmente establecida en Cataluña.
Actualmente, siete de las doce especies de hormigas invasoras reconocidas por las normativas estatales y europeas han sido detectadas en Cataluña. Sin embargo, solo dos de ellas, la hormiga argentina y la hormiga ‘invasora de jardines’, se han catalogado como establecidas en el territorio.
Aunque no hay motivos para generar alarma, es el momento de erradicar la especie.
Aunque conocida como la hormiga ‘loca’, esta especie no es particularmente agresiva, según Roger Vila, responsable técnico de la empresa de bioseguridad BioNet. Su apodo se debe a su movimiento errático y no a su violencia. A diferencia de la hormiga argentina, que puede causar problemas eléctricos al infestar edificios, la hormiga loca prefiere ambientes exteriores similares a los tropicales y no suele entrar en construcciones.
«La hormiga loca no es virulenta. En las ciudades, es difícil que entre en el interior de los edificios, porque necesita de ambientes exteriores parecidos a los tropicales, y tampoco muerde. Más allá de pequeñas molestias en parques o plazas donde esté, realmente no tiene nada de peligroso», subrayó Vila.
Ante esta situación, los expertos divergen en cuanto a la mejor estrategia a adoptar. Vila sostiene que, una vez expandida fuera del puerto, la hormiga loca debe considerarse establecida en Cataluña, y que se debe aprender a convivir con su presencia, evitando soluciones agresivas que podrían dañar a otros insectos coexistentes.
Por otro lado, Joan Pino, catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del centro de investigación CREAF, defiende la erradicación de la especie. Pino argumenta que, aunque no hay motivos para generar alarma, «es el momento de erradicar la especie» antes de que se expanda a otros territorios donde podría causar un daño más grave.
«Lo más importante es la detección temprana. Debemos trabajar a fondo para buscar en la zona y erradicar las colonias que se encuentren. Cuando dejamos que las invasiones progresen, dejamos de tener control sobre ellas y nos resignamos únicamente a contenerlas», explicó.
