Los científicos encargados del estudio han descubierto evidencias claras de que, durante la Edad del Hierro en Navarra, España, las comunidades locales otorgaban un trato especial a los bebés con condiciones genéticas, enterrándolos en las viviendas en lugar de practicar la incineración común de la época.
La investigación, liderada por el Instituto Max Plack de Alemania y con la colaboración de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Alicante y la Universidad Pública de Navarra, analizó el ADN de restos antiguos y halló casos de síndrome de Down y de Edwards entre los bebés enterrados.
La atención y el respeto especial otorgado a estos individuos reflejan una comprensión y aceptación notablemente tempranas de la diversidad genética, independientemente del estatus social de la familia.
En particular, se identificaron tres casos de síndrome de Down en dos yacimientos navarros y un caso de síndrome de Edwards, marcando este último como el primero identificado en una población arqueológica. Los bebés con estas afecciones genéticas fueron enterrados con rituales distintivos y en ocasiones, acompañados de ricos ajuares funerarios, lo que resalta su especial consideración social.
El estudio se apoyó en un novedoso método estadístico de secuenciación del genoma y una revisión osteológica detallada, lo que permitió identificar estas condiciones genéticas poco comunes entre los restos analizados.
También arrojó luz sobre las prácticas funerarias de la época, revelando que no todos los bebés enterrados en las viviendas presentaban patologías genéticas, lo que sugiere una variedad en los criterios de selección para estos enterramientos.
Los expertos consideran que esta investigación no solo proporciona una ventana al pasado sobre cómo las comunidades prehistóricas trataban a los individuos con condiciones genéticas, sino que también desafía percepciones modernas sobre la inclusión y el valor de la diversidad humana desde tiempos antiguos.
