El servicio del restaurante ha sido la mejor estrategia de Ikea para lograr que los clientes compren más. La empresa sueca vende aproximadamente 2 millones de albóndigas diarias entre sus 411 tiendas. Sin embargo, no siempre han estado disponibles. Ikea comenzó a vender comida en sus instalaciones por una razón muy importante.
El fundador de Ikea, Ingvar Kamprad, considerado como uno de los empresarios más listos del siglo XX, reparó en un problema que afectaba a su negocio: muchas personas llegaban a la tienda sin haber comido y el hambre los obligaba a irse.
Las tiendas Ikea tienen una dimensión estándar de 30.000 metros cuadrados, lo que implica pasar toda la mañana o tarde de compras. En los años ochenta, los clientes terminaban exhaustos tras caminar durante horas y se iban antes de finalizar el recorrido por la tienda.
Ingvar Kamprad solicitó al gerente de tiendas de aquella época, Sören Hullberg, que se creara una división de alimentos. El nuevo proyecto debía desarrollarse con dos condiciones: que la comida fuera sueca y debía estar en la misma línea comercial de la empresa.
Por lo tanto, Hullberg diseñó una estrategia para vender alimentos de la misma manera en que Ikea vende muebles: pocos productos pero en gran cantidad.
Ahora, a mitad del recorrido, hay un restaurante que ofrece un menú sencillo: albóndigas suecas, salmón, filete de reno ahumado y rosbif. Además, está disponible un plato de gastronomía local, que varía según el país en el que se encuentra cada tienda, como el codillo asado en España. Los ingredientes básicos de estos platos también se utilizan para ensaladas, entrantes y sándwiches.
“Nos decidimos por cinco platos porque no podíamos tener 25 menús en una tienda que se supone que serviría a 5.000 clientes un sábado”, dijo Hullberg al Wall Street Journal.
Actualmente, la carta está en línea con la estrategia comercial de venta de muebles. Los precios se han ajustado al máximo. El menú infantil cuesta 2,99 dólares y el precio de una ración con 15 albóndigas es de 5 dólares.
Ikea puso a disposición de los clientes el servicio del restaurante en el año 1985 y muchos lo consideraron una idea absurda. Ahora, Ikea Food aporta 2.000 millones de dólares al año a la empresa y ha conseguido que el cliente compre con tranquilidad y no se vaya antes de tiempo.