En un giro inesperado de los acontecimientos, la compañía Disney y las autoridades designadas por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, han logrado alcanzar un acuerdo trascendental que pone fin a la prolongada disputa legal por el control del emblemático complejo turístico Walt Disney World.
Este acuerdo, ratificado el pasado miércoles por los miembros de la junta directiva del Distrito de Supervisión del Turismo de Florida Central, marca un nuevo capítulo en la relación entre ambas partes, dejando atrás casi dos años de intenso litigio.
El origen de la controversia se remonta a 2022, cuando el gobernador DeSantis promovió la denominada «Ley de Derechos Parentales en la Educación», comúnmente conocida como la «Ley No Digas Gay», que prohibía la enseñanza sobre orientación sexual e identidad de género en los primeros grados escolares.
Disney retira sus demandas estatales contra el distrito y suspende su apelación en los tribunales federales.
Esta medida desató un enfrentamiento directo con Disney, que manifestó su oposición a la ley, desencadenando una respuesta contundente por parte de DeSantis, quien se apoderó del control del distrito que gestionaba Walt Disney World.
Durante décadas, este distrito había estado controlado por simpatizantes de Disney, encargados de proporcionar servicios municipales esenciales como extinción de incendios, planificación urbana y control de mosquitos, entre otros.
Sin embargo, en un giro radical, DeSantis aprovechó su influencia en la Legislatura de Florida, dominada por los republicanos, para designar una nueva junta de supervisores afines a sus intereses políticos.
La tensión alcanzó niveles sin precedentes cuando los antiguos miembros de la junta, leales a Disney, firmaron acuerdos de última hora que transferían el control sobre el diseño y la construcción en Walt Disney World a la propia compañía.
Se prevé que Disney y la nueva junta negocien un nuevo acuerdo de desarrollo en un futuro próximo.
Esta maniobra fue interpretada por los nuevos designados de DeSantis como un intento de neutralizar sus poderes, lo que desencadenó una nueva oleada de demandas y contrademandas en los tribunales estatales y federales.
En este contexto de confrontación legal y política, el acuerdo alcanzado el pasado miércoles representa un punto de inflexión significativo. Según los términos del acuerdo, Disney acepta que los convenios y acuerdos de desarrollo firmados previamente por los simpatizantes de la compañía carecen de validez.
A cambio, la nueva junta designada por DeSantis aceptará operar según un plan integral establecido en 2020, reservándose la potestad de realizar modificaciones futuras.
Jeff Vahle, presidente de Walt Disney World Resort, expresó su satisfacción con el acuerdo, afirmando que «abre un nuevo capítulo de compromiso constructivo con el nuevo liderazgo del distrito y sirve a los intereses de todas las partes al permitir una inversión continua significativa y la creación de miles de empleos directos e indirectos y oportunidades económicas en el estado».
Por su parte, el gobernador DeSantis, presente en Orlando el mismo día del acuerdo, declaró que «hemos sido reivindicados por todas esas acciones», refiriéndose a los acuerdos previos que consideraba inválidos. «Me alegro de que hayan podido llegar a ese acuerdo», añadió.