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La ONU señala que el mundo desperdicia el 19% de su producción de alimentos mientras 783 millones de personas padecen hambre

El mundo enfrenta el desafío de reducir el desperdicio de alimentos mientras millones padecen hambre.

En un mundo plagado de paradojas, una de las más apremiantes y preocupantes es la relacionada con la alimentación y el desperdicio de alimentos. Según un reciente informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo desperdició aproximadamente el 19% de la comida producida a nivel global en 2022, equivalente a una asombrosa cifra de 1.05 mil millones de toneladas métricas.

Este revelador estudio, que sigue de cerca el progreso de los países en su objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para el año 2030, arroja luz sobre una realidad inquietante y contradictoria.

El desperdicio masivo de alimentos se produce en un contexto en el que 783 millones de personas en todo el planeta enfrentan una situación de hambre crónica, lo que convierte a esta problemática en una verdadera tragedia.

Clementine O’Connor, coautora del informe y punto focal para el desperdicio de alimentos en el PNUMA, no tiene reparos en calificar esta situación como un sinsentido, un problema complejo pero abordable a través de la colaboración y la acción sistemática.

El informe, coautorizado por el PNUMA y el Programa de Acción de Residuos y Recursos (WRAP), una organización benéfica internacional, analiza datos de hogares, servicios de alimentación y minoristas en diversos países.

Los resultados son reveladores: cada persona desperdicia alrededor de 79 kilogramos (aproximadamente 174 libras) de alimentos al año, lo que se traduce en al menos 1 mil millones de comidas desperdiciadas diariamente en todo el mundo.

La mayor parte del desperdicio, un preocupante 60%, proviene de los hogares, mientras que el 28% se origina en el sector de servicios de alimentación, como restaurantes, y aproximadamente el 12% en los minoristas.

Estas cifras adquieren una dimensión aún más alarmante al considerar el costo ambiental asociado a la producción de alimentos, incluyendo el uso de tierras y agua, así como las emisiones de gases de efecto invernadero, entre ellos el potente metano, responsable de aproximadamente el 30% del calentamiento global desde la era preindustrial.

Fadila Jumare, una asociada de proyecto con sede en Nigeria en el Busara Center for Behavioral Economics, que ha estudiado la prevención del desperdicio de alimentos en Kenia y Nigeria, subraya el impacto desproporcionado que este fenómeno tiene en las poblaciones más vulnerables y con inseguridad alimentaria.

La pérdida y el desperdicio de alimentos generan del 8 al 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

«Para la humanidad, el desperdicio de alimentos significa que menos alimentos están disponibles para la población más pobre», afirma Jumare, quien no estuvo involucrada en el informe.

Brian Roe, investigador de desperdicio de alimentos en la Universidad Estatal de Ohio, destaca la importancia del índice para abordar este desafío.

«La conclusión clave es que reducir la cantidad de alimentos desperdiciados es un camino que puede llevar a muchos resultados deseables: conservación de recursos, menos daños ambientales, mayor seguridad alimentaria y más tierras para otros usos que no sean como vertederos y producción de alimentos», señala Roe, quien tampoco participó en el informe.

Los autores del informe destacan el crecimiento notable en la cobertura del desperdicio de alimentos en países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, sugieren que los países más ricos deberían liderar la cooperación internacional y el desarrollo de políticas para reducir este flagelo. El informe resalta las asociaciones público-privadas como herramientas clave para abordar el desperdicio de alimentos y sus contribuciones al cambio climático y al estrés hídrico.

En este sentido, la redistribución de alimentos, incluyendo la donación de excedentes a bancos de alimentos y organizaciones benéficas, juega un papel significativo, especialmente entre los minoristas.

Una de estas iniciativas es Food Banking Kenya, una organización sin fines de lucro que obtiene alimentos excedentes de granjas, mercados, supermercados y empaques, y los redistribuye a escolares y poblaciones vulnerables. John Mukuhi, cofundador y director ejecutivo del grupo, destaca el impacto positivo de estas acciones tanto en la sociedad como en el medio ambiente.

Uno de los hallazgos más sorprendentes del informe es que las diferencias en el desperdicio de alimentos per cápita entre países de altos ingresos y países de ingresos más bajos son sorprendentemente pequeñas. Richard Swannel, coautor y director de Crecimiento de Impacto en WRAP, subraya que esto demuestra que el desperdicio de alimentos «no es un problema del mundo rico. Es un problema global».

«Los datos son muy claros en este punto: que aquí hay un problema en todo el mundo y uno que podríamos abordar todos mañana para ahorrarnos dinero y reducir el impacto ambiental», afirma Swannel.

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Cinco Noticias, Redacción. (2024, 27 marzo). La ONU señala que el mundo desperdicia el 19% de su producción de alimentos mientras 783 millones de personas padecen hambre. Cinco Noticias https://www.cinconoticias.com/onu-senala-mundo-desperdicia-19-produccion-alimentos-mientras-783-millones-personas-padecen-hambre/

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