En un estudio exhaustivo realizado con más de 20.000 adultos estadounidenses, se han revelado inquietantes hallazgos sobre los efectos a largo plazo del ayuno intermitente de 8 horas. Los resultados, presentados en las Sesiones Científicas de Epidemiología y Prevención Estilo de Vida y Cardiometabólico de 2024 de la Asociación Estadounidense del Corazón, han sacudido las creencias populares sobre esta práctica dietética.
El estudio analizó a más de 20.000 adultos estadounidenses durante un período de hasta 17 años.
El análisis, que abarcó un seguimiento de hasta 17 años, identificó un preocupante aumento del 91% en el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares en individuos que restringían su ingesta de alimentos a un período de 8 horas diarias. Esta modalidad de ayuno intermitente, conocida como alimentación con restricción de tiempo, ha ganado popularidad en los últimos años como una estrategia para perder peso y mejorar la salud cardíaca.
Según el autor principal del estudio, Victor Wenze Zhong, profesor y presidente del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghai en China:
«Nos sorprendió descubrir que las personas que seguían un horario de alimentación de 8 horas y con un horario restringido tenían más probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares».
Zhong enfatizó que, si bien este tipo de dieta ha sido popular debido a sus posibles beneficios a corto plazo, su investigación demuestra claramente que, en comparación con un intervalo de tiempo típico para comer de 12 a 16 horas por día, una duración más corta de la comida no se asoció con una vida más larga.
El estudio también reveló hallazgos alarmantes para aquellos con enfermedades cardiovasculares existentes.
El estudio también reveló hallazgos alarmantes para aquellos con enfermedades cardiovasculares existentes. Las personas que consumían sus alimentos en un período de entre 8 y 10 horas diarias presentaron un 66% más de riesgo de muerte por enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular en comparación con aquellos que no seguían esta práctica.
Sin embargo, no todo fue negativo. Los investigadores descubrieron que comer en más de 16 horas al día se asoció con un menor riesgo de mortalidad por cáncer entre las personas con esta enfermedad. No obstante, para la población general, comer con tiempo restringido no redujo el riesgo general de muerte por cualquier causa.
«Es crucial que los pacientes, particularmente aquellos con enfermedades cardíacas o cáncer, sean conscientes de la asociación entre un período de alimentación de 8 horas y un mayor riesgo de muerte cardiovascular», advirtió Zhong.
Él instó a adoptar un enfoque más cauteloso y personalizado en las recomendaciones dietéticas, asegurándose de que estén alineadas con el estado de salud de cada individuo y la evidencia científica más reciente.
