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Cajas registradoras: lo bueno y lo malo de un elemento crucial para los negocios

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Seguro que alguna vez has ido a una tienda y la has visto. La caja registradora, aunque parezca una parte más del mobiliario de cualquier comercio, es en realidad una de las partes más importantes de sus entrañas. Establecimientos de todo tipo recurren a ellas para realizar movimientos económicos habituales en su día a día.

De hecho, son una pieza esencial para numerosos comercios. Aunque, con el paso del tiempo, surgen más opciones que obligan a reflexionar un poco más sobre ellas y, sobre todo, sobre sus posibilidades y sus limitaciones.

Ventajas e inconvenientes de las cajas registradoras

Son algo totalmente tradicional, aunque, como bien se aclara en este artículo de oficinas2cero.com, no dejan de recibir nuevas opciones que se van adaptando a las nuevas necesidades y tecnologías. Las cajas registradoras se han ganado a pulso figurar entre aquellas herramientas esenciales para el día a día de cualquier establecimiento.

Sean tiendas, negocios de restauración o hasta hoteles, siempre se puede encontrar uno de estos aparatos estratégicamente ubicado y con un trabajador cerca para realizar cualquier transacción de dinero. Sea una compra, una venta, una devolución o cualquier otra opción, su presencia es constante e inmutable. Ahora bien, ¿son la solución perfecta?

No vamos a dar una respuesta absoluta, porque es algo que depende de las necesidades de una empresa, de sus trabajadores y de sus clientes. Sin embargo, sí que vamos a repasar las dos caras de las cajas registradoras, sobre todo de las electrónicas. Vamos a desglosar sus ventajas e inconvenientes.

Seguridad ante todo

Tanto en tiendas como en otros establecimientos donde se mueva dinero, uno de los grandes puntos fuertes de las cajas registradoras es que son muy seguras. Su tamaño, masa y diseño hace que sean ideales para prevenir robos. Máxime, cuando cuentan con sistemas de protección y seguridad como sistemas de bloqueo o incluso cierres por contraseña.

Los modelos antiguos no cuentan con esta opción, pero las cajas registradoras electrónicas son las que más apuestan por reforzar la seguridad del negocio y del dinero. Además de todo esto, también están preparadas para procesar transacciones que se hagan con dinero en efectivo de forma local. Así, no es necesario realizar pagos electrónicos que puedan poner en compromiso datos de los clientes.

Espacio limitado

Por una de cal, una de arena. Si bien es cierto que las cajas registradoras son muy buenas para garantizar seguridad y protección, también son bastante limitantes en cuanto a capacidad de atender a clientes. Si un negocio maneja un dilatado volumen de clientela a lo largo del día, necesita sí o sí contar con varias cajas registradoras y personal disponible en ellas.

Los sistemas más avanzados, como los nuevos TPV táctiles o las tablets adaptadas, permiten a los trabajadores trasladarse a cualquier parte del establecimiento para cobrar a los clientes, ya que además cuentan con lectores por control remoto. Así se ahorran filas, se ahorra tiempo y se gana en flexibilidad.

Precisión

Un punto muy a favor de las cajas registradoras, sobre todo de las electrónicas, es la enorme precisión con la que cuentan a la hora de registrar cada transacción que se lleva a cabo. Los trabajadores lo tienen mucho más fácil para llevar un registro de los pagos y comprobar, a lo largo del día, si todo está en orden, si hay algo que no cuadra y dónde está el origen de dicho descuadre.

También ayuda haciendo cuentas, como por ejemplo al determinar el importe de venta de un producto o servicio o la cantidad de cambio que se debe ofrecer al cliente en función de su pago. Agilizan la aplicación de descuentos y promociones y, en definitiva, permiten ofrecer un servicio de atención mucho más rápido y preciso a los clientes.

Preparación

Aunque los trabajadores tienen que prepararse siempre para lidiar con dispositivos de cobro y cuentas en los comercios y negocios en general, sí que es cierto que las cajas registradoras suelen ser un poco más exigentes que el resto de opciones. Por mucho que alguien esté familiarizado con el uso de algún modelo, si se topa con uno diferente va a necesitar un tiempo para adecuarse y saber sacarle partido.

Una desventaja clara frente a sistemas más modernos con soluciones de pago inteligentes, ya que cuentan con muchos más procesos automatizados que facilitan y simplifican todo. Hace falta más tiempo para habituarse a usar una caja registradora electrónica, sea del tipo que sea, que para aprender a manejar las nuevas soluciones informáticas con el mismo cometido.

Es probable que tengas un negocio o estés a punto de arrancar uno y te estés planteando si es buena opción recurrir a esta opción o probar con alternativas más novedosas. Como ya mencionábamos antes, al final, la respuesta a todo está en el tipo de empresa, la clientela y los trabajadores.

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Miguel Medina
Miguel Medina
Especialista en Comunicación Digital y Social Media. Content Manager, Editor y Redactor de Contenidos Web en diferentes revistas y medios de prensa online. Prosélito devoto del Lean Writing.
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