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Los seductores atractivos turísticos de Túnez

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Dicen que no es lo mismo viajar que hacer turismo, y que la diferencia radica en que los turistas tienen más alma de coleccionistas, mientras que los viajeros más espíritu de exploradores. Los primeros preferirán lugares famosos; los segundos, exotismo y sitios llenos de experiencias enriquecedoras. Para ambos, Túnez resulta un destino ideal...

A pesar de que Túnez es un país pequeño, de apenas 163.610 km², aproximadamente la tercera parte de España, en el año 2019 recibió a 9 millones de visitantes, lo que significa que cada vez hay más viajeros en el mundo. Sin embargo, todavía mucha gente desconoce lo sorprendente que es Túnez y todo lo que allí puede descubrir, comenzando por su historia y sus leyendas.

La República Tunecina, que es el nombre oficial de esta nación, fue fundada hace relativamente poco, ya que fue colonia francesa hasta 1956. Por tal razón, aunque el idioma oficial es el árabe, la mayor parte de la población habla perfecto francés. Su capital es Túnez, que se ubica en el noreste, sobre la costa del Mediterráneo, y se encuentra entre los países del mundo con Índice de Desarrollo Humano alto.

Algunas de sus maravillas naturales son: 1.148 Km de costa con playas de arena dorada y aguas cristalinas; muchísimas islas; numerosas reservas naturales; y un gran desierto que ocupa el 40% de su territorio. Igualmente, Túnez tiene un gran desarrollo en cultura y anualmente se presentan numerosísimos conciertos; cuenta con una gran cantidad de galerías de arte; la arquitectura es fascinante; y su gastronomía está llena de olores y sabores únicos por su mezcla de ingredientes y especias.

Tres ciudades con encantos particulares

Estas tres seductoras ciudades se encuentran al norte de la Republica Tunecina, a orillas de dos golfos que hacen las aguas de sus costas muy apacibles, y sus distancias son relativamente cortas. Lo conveniente es alquilar un coche, lo cual se puede lograr a buenos precios y da la posibilidad de aprovechar el tiempo al máximo, llevar algún tentempié para evitar perder horas en restaurantes, y llegar a sitios que de otro modo sería más difícil.

Túnez

Túnez, la capital, tiene una sorprendente mezcla de ciudad europea moderna con cultura árabe tradicional. En ella hay que visitar la medina o ciudad vieja amurallada, llena de recovecos y zocos, donde se mezclan muchos olores y colores. Las casas son las típicas construcciones al estilo magrebí, la artesanía hipnotiza, y hay cientos de galerías. En esta zona también se encuentra la majestuosa mezquita Al-Zaytuna, de 5.000m², construida en el año 703.

Mezquita Al-Zaytuna en Túnez
Mezquita Al-Zaytuna en Túnez (Kassus / Creative Commons Attribution 2.5 Generic)

Luego está el sector más moderno, con pubs, restaurantes, cafés en amplias terrazas y una arquitectura más actual. En esta parte de la ciudad se ubica la Catedral de San Vicente de Paúl, finalizada en 1897, que tiene una interesante mezcla de estilos, así como el Museo del Bardo, que fue residencia de un sultán, donde se exhiben piezas de las tres culturas: cristiana, romana y árabe.

Hammamet y Sousse

Viajando hacia el sur se encuentran Hammamet y Sousse, a 60 y 140 km de Túnez respectivamente, que son ciudades turísticas con magníficas playas.

La primera es famosísima por la gran cantidad de jazmines que hay en todos lados, así como por su puerto deportivo desde donde salen cruceros; los baños públicos o hamman que le dan el nombre a la ciudad, una medina amurallada del siglo XII, y muchos bares, galerías y cafés.

Ciudad de Hammamet
Ciudad de Hammamet (Marc Ryckaert / Creative Commons Attribution 3.0 Unported)

Por su parte, Sousse es del estilo de la primera, con una playa sensacional, y el atractivo adicional de unas catacumbas cristianas que tienen más de 1.500 años de antigüedad y otros sitios arqueológicos.

Ciudad de Sousse
Ciudad de Sousse (Free Software Foundation / Creative Commons Attribution 3.0 Unexported)

Ruinas y parque nacional

Lo ideal es pernoctar por lo menos tres días en Túnez, para cubrir todos los lugares del norte del país, y luego moverse hacia el sur, porque no es recomendable dejar de conocer un lago de ensueño, además de hacer un safari nocturno por el desierto, compartir con los beduinos, ver las casas trogloditas, y finalmente ir a una isla paradisíaca.

Muy cerca de Túnez, a una distancia de 20 km hacia el norte, se encuentran las ruinas de Cartago, sitio fundado por los fenicios en el 814 a.C. Éste fue el puerto más prestigioso de todo el Mediterráneo, con una ciudad como no había otra en el mundo, destruida por los romanos, por lo cual se encuentran restos de ambas civilizaciones.

Ruinas de Cartago en Túnez
Ruinas de Cartago en Túnez (Calips / Creative Commons Attribution 2.5 Generic)

También viajando hacia el norte, a 84 km, se encuentra el parque nacional Ichkeul, una reserva ecológica, que es un gran humedal, donde llegan aves de toda Europa para hibernar y se puede observar una gran variedad de especies muy llamativas. Además, hay un lago para recreación, aguas termales, cuevas, y montañas llenas de flores para practicar senderismo.

Parque Nacional Ichkeul en Túnez
Parque Nacional Ichkeul en Túnez (Marc Patry / © UNESCO)

A continuación iremos hacia el sur, y nos mudaremos a una población llamada Douz, que nos llevará a nuevos lugares increíbles. Este recorrido es de 387 km, equivalentes a más o menos 5 horas de carretera.

Safari, lago tornasol y casas trogloditas

Douz es una locación estratégica, porque aquí recogen a las personas que van a experimentar un safari todo incluido, que se recomienda sea nocturno, saliendo al atardecer para así admirar un paisaje inolvidable. Hay diferentes tipos de paquetes y precios. El nocturno dura dos días; incluye recogida y regreso al hotel, recorrido por el desierto en vehículo 4×4 y en camello, una noche en un campamento beduino, y las comidas preparadas a su estilo.

El Desierto de Túnez
El Desierto de Túnez (Victorino García / Flickr Commons)

Muy cerca de esta población se encuentra un inmenso lago de 7.000 km² que se vuelve tornasol con reflejos rojos y rosados, mientras que la sal blanca como la nieve lo rodea. Y otra de sus maravillas es que, en él, se produce la conocida Rosa Mineral del Desierto, una piedra con formaciones en capa que se asemeja a una flor, y que se obtiene en muy pocos lugares del mundo. 

Lago Chott el Djerid (Vinzenz Mühlstein / Creative Commons Attribution 2.5 Generic)

También desde Douz es fácil visitar las casas trogloditas, donde por cierto en una de ella se filmó parte de una película de Star Wars, específicamente en el hotel Sidi Driss de Matmata, que está a 91 km de distancia. Estas construcciones son cuevas excavadas en las montañas, que tienen más de 3.000 años, y que hicieron los bereberes.

Casas Trogloditas en Matmata – Hotel Sidi Driss (Andy Carvin / Creative Commons 2.5 Generic)

En Douz podemos haber pasado unos tres días…, y ahora nos dirigimos hacia el destino final.

La isla paradisíaca  de Djerba

El último lugar imperdible de este maravilloso país es Djerba, a la que se puede llegar a través de una calzada-puente hecha por los romanos en el siglo III, por la que se cruza en coche. Para ello hay que viajar desde Douz hasta Zarzis –que son 244 km-, atravesar toda península y luego tomar la vía hasta la isla, que son 27 km adicionales.

Esta isla, con 514 km², es la más grande de todo el norte de África y es realmente un paraíso. Tiene aproximadamente 100 km de costa, los más exclusivos complejos hoteleros, un gran zoco y muchos mitos y leyendas. Adicionalmente, cuenta con un aeropuerto internacional, por lo que se recomienda especificar en el boleto que la salida es desde Djerba, para no tener que volver a Túnez.

Isla Djerba (Artam Beliaikin)

Dicen que esta isla aparece en la Odisea como el país de los lotófagos, porque sus habitantes solo se alimentaban con los frutos del loto, que se cree era una palmera. Quienes lo comían se ponían tan felices que ya no pensaba en ninguna otra cosa, por eso Odiseo tuvo serios problemas para que sus hombres volvieran a las naves. Y otra historia al respecto es que el árbol de loto es la ninfa Lotis, hija de Neptuno que, enamorada del dios de la fertilidad Príamo, pidió la ayuda de otros dioses para que la convirtieran en palmera.

En Djerba podemos quedarnos un par de días, y habremos completado un total de nueve incluyendo los traslados largos. Pero sucede que, frecuentemente, los viajeros no regresan a su lugar de origen. Además, si probamos el fruto del loto, corremos serio riesgo de quedarnos en esta isla para siempre.

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