La creciente preocupación sobre el cambio climático y el calentamiento global trae consigo uno de los principales retos a los que se enfrenta la sociedad actualmente: el uso eficiente de la energía y la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero.
Esta inquietud ha llegado también al sector de las mezclas asfálticas, donde se está trabajando en el desarrollo de materiales más respetuosos con el medio ambiente.
La Universidad Politécnica de Madrid ha realizado un estudio con el que se ha podido demostrar que es posible disminuir las temperaturas de fabricación de las mezclas asfálticas hasta en 30 °C. Mediante un análisis de ciclo de vida híbrido se consiguió cuantificar de manera precisa el impacto ambiental y los beneficios en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero y al consumo de energía en la producción de estas mezclas.
La investigadora Ana María Rodríguez Alloza, de la Universidad Politécnica de Madrid, ha dirigido el estudio para el desarrollo de un asfalto doblemente ecológico. Para su elaboración se incorpora polvo de caucho de neumáticos fuera de uso al betún, y de esta manera se le da salida a un material que representa un problema para el medio ambiente. Con este nuevo proceso se consigue un importante ahorro de betún y de la energía que se utiliza en su producción.
Se utilizan también una serie de ceras orgánicas en el nuevo asfalto ecológico, las cuales son capaces de reducir la viscosidad del ligante de la mezcla; de esta manera no serán necesarias temperaturas tan altas en el proceso de fabricación.
Al combinar la reducción de temperatura en la fabricación del producto y la incorporación de un material reciclable, se obtiene un material doblemente ecológico, además de las ventajas sociales y económicas.
Con este estudio se ha dado un primer paso para lograr procesos de construcción de carreteras más sostenibles.