Las fundiciones europeas tienen que apostar por el reciclaje, usar energía renovable en sus cadenas de suministro y cumplir normas ambientales mucho más duras antes de 2050.
La elección de estos colores obedece a razones tan funcionales como psicológicas, con efectos sutiles en la percepción, en la emoción e incluso en el comportamiento humano.
