Es el pan el alimento más universal, ese que está al alcance de todos, porque hasta quienes no disponen de una moneda para poder comprarlo, reciben de la gente solidaria un trozo de pan.
Por eso aquello del «mendrugo de pan» tiene su significado, refiere al pan sobrante dentro de los hogares, con el que se puede aliviar el hambre de los más necesitados. Porque el pan sacia sin afectar el estómago, por eso aquella frase que no pasa de moda que dice «Es más bueno que el pan” para referirnos a una persona sumamente bondadosa.
El pan y el agua no se les niega a nadie, dicen muchos, y así es, ya que hasta las personas mezquinas no sienten que les resultara ir a pérdida económica si ponen en las manos de un hambriento un trozo de pan.
Es el pan un acompañante perfecto en todas las mesas, desde los banquetes más sofisticados hasta en los hogares más sencillos, es, además, el acompañante ideal para disfrutar de alimentos que se untan como un buen paté, mantequilla o mermeladas, alimentos que necesitan apoyarse en el pan. También se hace imprescindible para suavizar sabores fuertes y para disfrutar hasta de la última gota de las salsas.
Cierto es que el progreso ha traído consigo nuevas técnicas en materia de panificación: panes envasados, panes congelados, los mismos que son una alternativa práctica cuando el tiempo es escaso y en las grandes superficies nos surtimos de todo. Sin embargo, quizás algo nos estamos perdiendo aquel maravilloso ritual de acceder a las panaderías donde se respira el aroma penetrante a pan recién hecho
En éste punto convendría replantearnos si realmente nos compensa dejar solo en el recuerdo esos panes sonoros y tostados, quizás estemos corremos el riesgo de acostumbrarnos demasiado a la vida que nos ofrecen los mercados y poco a poco, vayamos perdiendo el disfrute del paisaje grato de siempre, con las costumbres de toda la vida.
El ser humano es proclive a valorar después de perder, que no nos ocurra igual con los oficios: valoremos al panadero, su horno de leña, su esmero y por sobre todo, valoremos el alimento natural, sin tantos conservantes, aceleradores y demás agregados.
El escritor argentino Ernesto Sábato decía:
«A la vida le falta el espacio de una grieta para renacer».
Por eso, rebusca en las grietas donde quedaron aquellas maravillosas costumbres y no las descartes, al contrario: recupera aromas, recupera sabores, siente el pulso de la vida desde lo saludable…, ¡y que jamás te falte el pan!