En un evento celebrado en Madrid, expertos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Asociación de Pacientes de Cáncer de Mama y Ovario Hereditario (AMOH) han destacado la importancia del ejercicio físico en la prevención y tratamiento del cáncer.
Los beneficios del deporte van desde la reducción del riesgo de desarrollar esta enfermedad hasta una mayor capacidad para tolerar las terapias agresivas como la quimioterapia y la radioterapia.
Los pacientes que realizan ejercicio antes y durante el tratamiento del cáncer experimentan menos complicaciones y mejores tasas de respuesta a la quimioterapia.
Según el doctor César Rodríguez, presidente de SEOM, los hábitos de vida saludables, incluyendo la actividad física regular, pueden disminuir la mortalidad por cáncer hasta en un 30% y reducir su incidencia en un 20%.
Estos datos resaltan la relevancia de adoptar estilos de vida activos como medida preventiva contra esta enfermedad.
Además de su papel en la prevención, el ejercicio físico también ha demostrado ser una herramienta valiosa durante el tratamiento del cáncer.
Rodríguez afirmó que los pacientes que realizan ejercicio antes y durante la terapia experimentan menos complicaciones postoperatorias y tasas de respuesta más altas al tratamiento de quimioterapia en comparación con aquellos que se mantienen inactivos.
Los expertos enfatizan que no cualquier tipo de ejercicio es recomendable para los pacientes con cáncer.
Es fundamental derivarlos a programas estructurados y supervisados por profesionales capacitados que puedan evaluar su condición y adaptar las rutinas a sus necesidades específicas.
Esta tarea requiere la colaboración interdisciplinaria de oncólogos, médicos de atención primaria, enfermeros, especialistas en deporte, terapeutas ocupacionales y psicooncólogos.
La importancia de contar con programas de ejercicio supervisados radica en la necesidad de ajustar la intensidad y duración de las rutinas según la etapa del tratamiento y la condición física del paciente.
Durante las fases más intensas de la terapia, es posible que sea necesario reducir la carga de ejercicio o incluso hacer pausas temporales para permitir que el cuerpo se recupere.
Además de los beneficios físicos, el ejercicio también puede tener un impacto positivo en el bienestar emocional y mental de los pacientes con cáncer.
La actividad física ha demostrado ser una herramienta eficaz para aliviar el estrés, la ansiedad y la depresión, que son comunes en aquellos que enfrentan esta enfermedad.
Un ejemplo inspirador de los beneficios del deporte en el cáncer es el caso de Virginia Torrecilla, exjugadora del Atlético de Madrid, quien fue diagnosticada con un tumor cerebral en 2020.
Gracias a su estado físico previo y la continuación del ejercicio durante su tratamiento, logró superar con éxito la enfermedad. Torrecilla atribuye al deporte su capacidad para soportar mejor las intensas terapias y mantener una actitud positiva durante su recuperación.
En línea con esta experiencia, Marcelo Ruiz, secretario de AMOH, recalca que si bien el ejercicio físico no cura el cáncer, sí ayuda en el proceso de tratamiento y recuperación.
Por ello, AMOH ha lanzado el proyecto ‘Mujer, deporte y cáncer’ en colaboración con sociedades científicas, GSK y BMS, con el objetivo de promover los beneficios de la actividad física para las pacientes con esta enfermedad.
