Contra toda suposición, un repentino cambio en el ritmo del habla de una persona, más que las habituales pausas para encontrar las palabras adecuadas, podría ser el campanazo de alarma que indique la aparición de la demencia o el Alzheimer, según un novedoso estudio realizado por investigadores de la Universidad de Toronto y el Centro Baycrest.
Publicado este mes en la revista Aging, Neuropsychology, and Cognition, el estudio siguió durante tres años a 125 voluntarios sanos de entre 18 y 90 años, a quienes se les realizaron rigorosas pruebas cognitivas, como nombrar imágenes e ignorar distracciones auditivas al mismo tiempo.
El doctor Jed Meltzer, coautor del estudio, explicó que “nuestros resultados indican que los cambios en la velocidad general del habla pueden reflejar cambios en el cerebro”. En otras palabras, hablar cada vez más despacio con el paso de los años podría estar directamente relacionado con un deterioro cognitivo silencioso pero imparable.
Pausar para encontrar palabras parece ser normal al envejecer.
Contrariamente a lo que muchos suponen, el hecho de hacer breves pausas al hablar para encontrar la palabra adecuada no parece tener una correlación fuerte con un deterioro cerebral precoz.
«Esto sugiere que, si bien muchos adultos mayores pueden preocuparse por la necesidad de hacer una pausa para buscar palabras, podría ser una parte normal del envejecimiento. Sin embargo, hablar más lento, incluso sin pausas, podría ser un indicador más importante de cambios en la salud del cerebro», aclaró Meltzer.
Es decir, no es tanto el qué se dice, sino el cómo: la velocidad.
El autor principal del innovador estudio, el doctor Frank Rudzicz, declaró a la prensa que, si bien la investigación actual solo halló una correlación entre ambas variables, se necesitan más estudios longitudinales.
«Queremos ver si la velocidad a la que alguien habla realmente puede informarnos sobre su salud cerebral a medida que envejece», explicó Rudzicz.
Meltzer fue más allá y recomendó que…
«… la velocidad del habla debería evaluarse como parte de evaluaciones cognitivas estándar para ayudar a los médicos a detectar el deterioro cognitivo más rápido y ayudar a los adultos mayores a mantener la salud de su cerebro a medida que envejecen». Un consejo que muchos profesionales de la salud ya han comenzado a implementar.