Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Singapur ha conseguido construir un robot submarino que parece y nada como una mantarraya real. Sus motores individuales y aletas flexibles impulsan la innovadora creación, que guarda un asombroso parecido con su prima biológica.
Los académicos han pasado años tratando de imitar los movimientos de las aletas de este animal. Uno de los científicos involucrados en el proyecto, Chew Chee Meng, ha afirmado que este es el primer robot que emplea propulsores individuales para cada aleta.
El llamado MantaDroid es un cuerpo plano de PVC negro con aletas tipo rayo y dos timones traseros que consigue moverse a través del agua.
Según los expertos, aún hay mucho trabajo por hacer para comprender los fluidos alrededor de las aletas bio-robóticas y su interacción con la estructura flexible.
Interacción natural
Al crear una aleta pasiva a partir de una única lámina de PVC, el equipo descubrió que el robot interactuaba de forma más natural y eficiente con su entorno.
La flexibilidad pasiva de la aleta le permite interactuar de modo natural con el agua, impulsándola a una velocidad de siete décimas de metro por yarda, con lo que cubre aproximadamente el doble de su longitud corporal.
El equipo de Singapur probó 40 diseños de aletas diferentes durante dos años antes de decidirse por el uso de láminas flexibles de PVC.
El MantaDroid puede nadar hasta 10 horas. Chew y su equipo de la facultad de ingeniería de la universidad planean probar el robot en mar abierto, e incorporar más modos de movimiento en su mecanismo de aletas.
Biodiversidad marina
El científico explicó que el grupo está trabajando en una mantarraya dos veces más grande que la original de 35 centímetros (14 pulgadas). Cree que estos robots serían útiles para estudiar la biodiversidad marina recopilando datos hidrográficos.
El droide es parte del creciente campo de los biomiméticos, que se refiere a la ciencia que estudia la naturaleza como inspiración para nuevas tecnologías.
Robots como esta mantarraya podrían ayudar a la cartografía submarina y a desarrollar estudios del lecho oceánico, además del reconocimiento militar, puntualizó el especialista.