Cultura

Carlo Gesualdo: la intrigante vida y obra de un compositor emblemático del Renacimiento italiano

Todos los hechos protagonizados por Carlo Gesualdo suceden en Nápoles, cuando era un reino que pertenecía a España y Felipe II solía decir que en su imperio nunca se ponía el sol. Además de ser un virtuoso de la composición musical, Carlos Gesualdo fue psicópata a veces,  depresivo casi siempre y asiduamente masoquista. Un análisis sobre su personalidad revela que los trastornos podrían haber estado muy relacionados con la infancia, como suele suceder en la mayoría de los casos. Pero ¿qué hizo Carlos Gesualdo? Aquí te contamos cómo fue su vida, las cosas buenas y las malas, los rumores que circulan que no son ciertos, y sobre los testimonios artísticos acerca del macabro episodio del que fue principal actor.

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Biografía de Carlo Gesualdo

Respecto a la vida de Gesualdo hay algunas leyendas, así como informaciones totalmente erradas que se repiten. En muchos casos no hay manera de saber la verdad de lo qué ocurrió, pero en otros sí hay pruebas contundentes, como por ejemplo en cuanto a los hijos que tuvo y qué pasó con ellos, o lo que declararon ante el Gran Tribunal del Vicariato de Nápoles los testigos del crimen. A continuación hacemos un repaso por las diferentes facetas que fueron claves en su vida y que ayudan a comprender cómo era este personaje.

Niñez y juventud

Carlo Gesualdo nació en el castillo que ocupaba su dinastía desde los tiempos feudales. Siempre fue una familia de apellido muy relevante en la región, pero el principiado proviene del momento en que Fabrizio Gesualdo, padre de Carlo, se casa con Gerónima Borromeo, sobrina del entonces Papa Pio IV (1499-1565), cuyo nombre real era Giovanni Ángelo de Médici. Esto quiere decir que Carlo descendía de la familia más influyente de Europa, los Médici, famosos por la práctica del mecenazgo. Adicionalmente, dos cardenales poderosos eran sus tíos, uno por parte de padre y otro de madre.

El matrimonio Gesualdo-Borromeo tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones, de los cuales Carlo era el menor, y su hermano Luigi estaba destinado a heredar el título de Príncipe. Pero cuando éste tenía apenas 21 años falleció al caerse de un caballo, por lo que, en consecuencia, Carlo heredó la prerrogativa y el padre decidió casarlo pronto, cuando contaba con 20 años. Por otra parte, Fabrizio Gesualdo también era mecenas de un distinguido grupo de músicos, con los que Carlo aprendió a tocar laúd y a componer desde que era muy pequeño.

Matrimonio con María de Ávalos

La elegida como esposa fue su prima hermana María, una de las mujeres más hermosas del Reino, quien era cuatro años mayor que él y ya había enviudado dos veces, por lo que Carlo fue su tercer esposo. Se casaron en 1586 y se fueron a vivir al Palacio di Sangro, en la ciudad de Nápoles. Su único hijo, Emanuele, nació en 1588. Pero el futuro príncipe de Venosa estaba más interesado en la música y en salir de caza que atender a su esposa, por lo que ella pronto comenzó a aburrirse.

Entonces, en una fiesta de la corte, María conoció a Fabrizio Carafa, Duque de Andia, y se convirtieron en amantes. Al principio el asunto pasó desapercibido, pero pronto la gente comenzó a murmurar hasta que llegó a los oídos de Carlo, quien con premeditación y alevosía planificó una trampa, así como el cruel desenlace.  

Asesinato

Carlo le dijo a su esposa que se iba de caza, haciendo todos los preparativos al respecto, lo cual significaba como tres días de ausencia. Pero se escondió en el palacio a sabiendas de que María iba a caer en la celada. Efectivamente, como a las once de la noche llegó Fabrizio, quien silbó desde abajo como acostumbraba y luego entró a la habitación. La camarera, llamada Silvia, era la encargada de llevar y traer los mensajes, y además vigilaba por si algún imprevisto ocurría.

Esa noche del 16 de octubre de 1590, ya pasada las doce por lo que era 17, Silvia escucho un gran estruendo y supo que estaban echando abajo la puerta del cuarto de María. Eran tres hombres, además de Carlo, que armados con espadas entraron y acribillaron sin piedad a los amantes, ocasionándoles terribles heridas hasta desangrarlos. A Silvia también quisieron matarla, pero se escondió debajo de una cama en el cuarto donde cuidaban al bebé que para entonces tenía dos años.

Huida

Luego del espantoso episodio, Carlo decide abandonar la ciudad de Nápoles y refugiarse en su castillo de Gesualdo, a más o menos 100 kilómetros de distancia. Era una forma de prever cualquier acción de la justicia o la venganza por parte de los familiares de María y del duque de Andia. Pero al poco tiempo el Virrey comunica su consideración acerca de que Carlo no tiene la culpa de que la mujer lo haya engañado y le pertenece todo el derecho a limpiar su honor. De esta manera, el expediente queda archivado para siempre. De todas formas el músico va a permanecer en su fortaleza durante cuatro años, en los cuales se dedicará a componer frenéticamente.   

Matrimonio con Leonor de Este

En el año 1594 Carlo sale de su Castillo y se dirige a Ferrara, actualmente un municipio al norte de Italia. Iba a desposarse con Leonor, a quien no conocía, pero era un buen negocio tanto para el príncipe de Venosa como para la Casa de Este. En el caso de Carlo, Ferrara era un importante centro musical y se daría a conocer, mientras que para el padre de la futura esposa, que era el duque de aquel territorio, significaba entrar en la familia del poderoso cardenal Alfonso Gesualdo, tío de Carlo, y resolver algunos litigios por tierras que tenía con la Iglesia.

Leonor y Carlo tuvieron un hijo en 1595, es decir, al año siguiente del casamiento, pero el niño Alfonsino murió en 1600. En diferentes fuentes se lee que Carlo pudo haber matado al vástago por dudas de que no fuera hijo suyo, pero esto es totalmente incorrecto ya que Leonor nunca fue sospechosa de adulterio y el hijo de María falleció a los 25 años. El matrimonio Gesualdo-de Este fue un total fracaso, Carlo siguió con sus prioridades musicales y dedicándose a la caza, además de que maltrataba a su esposa, por lo que ella se fue alejando hasta que finalmente lo abandonó.  

Muerte

Hay varias versiones acerca de cómo murió Carlo Gesualdo. Aparentemente no hay dudas de que se hacía azotar por sus jóvenes sirvientes, como una manera de aplacar las culpas que lo carcomían. En este sentido, hay quienes dicen que lo encontraron desnudo y tirado en el suelo, lo cual podría deberse a que se les pasó la mano con los azotes, aunque algunos alegan que se suicidó.

Existen otros que dan fe acerca de que murió en su recámara, a la que se retiró cuando se enteró que su hijo Emanuel había muerto al caerse de un caballo, y no volvió a salir. Después de 18 días se percataron de la muerte de Carlo Gesualdo, pero entonces unos insisten en que se debió a la infección de las heridas causadas por los latigazos y otros que fue por un ataque de asma, lo que parece más lógico.   

Perfil psicológico

Varios estudios psicológicos se han realizado sobre Carlo Gesualdo. Uno de los más fundamentados parece ser el de Shlomo Giora Shoham (1929), Doctor en Leyes por la Universidad de Jerusalén y especializado en criminología, quien en su libro Arte, crimen y locura analiza la vida del príncipe de Venosa desde que era pequeño, así como su carácter y sus expresiones musicales, al igual que lo hace con otros artistas que tuvieron conductas delictivas como es el caso de Caravaggio y Jean Genet.

El abogado llegó a la conclusión de que parte de los orígenes de su melancolía y conductas psicopáticas y masoquistas, y a la vez agresivas con las mujeres, se remitían a la forma cómo fue tratado cuando niño y lo que observó en su padre, ya que al parecer éste era sumamente estricto y lo castigaba duramente, al igual que maltrataba a su esposa, la madre de Carlo. Otras opiniones apuntan sobre una supuesta homosexualidad del príncipe que, al tener que ocultarla, le causaba trastornos de personalidad.

Obras famosas de Carlo Gesualdo

Todas las obras de Carlo Gesualdo se catalogan como madrigales, lo que se traduce como una categoría de música lírica donde un coro compuestos por diferentes tipos de voces: soprano, mezzosoprano, alto, contralto, tenor, barítono y bajo, interpretan melodías sin instrumentos. Es lo que se llama cantar “a capela”, siendo típico del Renacimiento y de los primeros años del Barroco. Este último se extiende desde 1600 a 1750.

En total Gesualdo publicó: seis libros de madrigales a cinco voces (1594-1611). De ellos, los libros cinco y seis destacan sobre todos los anteriores, ya que los entendidos alegan que parecen obras realizadas por un perturbado mental. Adicionalmente, se editó otro libro de madrigales a seis voces póstumamente en 1626, así como dos de canciones sacras a 7 voces (1603) y uno denominado Responso de la Oscuridad para Semana Santa a cuatro voces (1611).  

Quinto libro de madrigales (1611)

El quinto libro de Carlo Gesualdo contiene 21 madrigales, que se basan en poemas de los autores de la época, la mayoría de ellos anónimos. Los temas escogidos, aunque hay algunos más optimistas que otros, están llenos de tristeza. A lo anterior se suma el efecto de su personalidad desequilibrada, que según los críticos se manifestaba a través de una excelsa mezcla de amor, dolor y muerte.

  1. Te alegras con el canto
  2. Si no miro no muero
  3. Itene, oh mis suspiros
  4. Dulcísima vida mía
  5. Oh alegría dolorosa
  6. Qué punción, dulce mujer
  7. Muy feliz sueño
  8. Si mi dolor te duele
  9. Ojos de mi corazón
  10. Languidece hasta que se va la vida
  11. Llora llorando
  12. Oh tú, demasiado feliz
  13. Correcto amante, guarda la prueba
  14. Seca tus hermosos ojos
  15. Me seguiste, oh crueldad
  16. Existen los senos hermosos
  17. Desde la sed codiciosa
  18. Pero tú, por ese castigo atroz
  19. Oh día sombrío
  20. Si tú huyes, yo no me quedo
  21. Te amo mi vida, mi querida vida

Sexto libro de madrigales (1611)

El sexto libro del destacado compositor clásico tiene 23 piezas. En la mayor parte de las canciones se trasluce su estado de ánimo atormentado, otra de las características distintivas del autor, aunado además a la época que se estaba viviendo: el Barroco estuvo lleno de exaltación y dramatismo en todos los ámbitos de la vida y del arte. En este grupo de composiciones se encuentra una de las consideradas magistrales, la cual es la número 17.

  1. Si anhelas mis muertos
  2. Belleza, pues que te asista
  3. Lloras, mi Filli
  4. Queda por molestarme
  5. Suelas transparentes resplandecientes
  6. O me voy, y dije no más
  7. Mil veces al día
  8. Oh dulce cariño
  9. Oh, suspiro en vano
  10. Yo también respiro un dolor tan grande
  11. Rubelle, Amor Alma
  12. Cándido y flor verde
  13. Mosquito audaz
  14. Yo ardo por ti, mi bien
  15. Tierra antigua de los muertos
  16. Qué cruel mi esperanza ansiosa
  17. Moro, lazo para mi pena
  18. Vuelan algunas mariposas
  19. Para mi alegría el cielo se aclara
  20. Tú sigues, oh bella Clori
  21. Ya lloré en el dolor
  22. Incluso para amarte
  23. Riendo y hermosa

Responsorios de Oscuridad para Semana Santa (1611)

Este libro de Carlos Gesualdo contiene 27 canciones cortas o motetes, que se distribuyen en tres grupos de nueve, alusivas a lo que se conmemora durante los días Viernes Santo, Jueves Santo y Sábado de Gloria, además de un himno y un salmo. Se consideran madrigales religiosos, pero los Responsorios de Semana Santa utilizan sólo cuatro voces: soprano, alto, tenor y bajo. Algo que caracteriza a estas composiciones son su especial disonancia y la cantidad de contrastes que se ejecutan, lo cual genera una sensación escalofriante.

Obras referidas a Gesualdo di Venosa

A pesar de los siglos transcurridos, la música de don Carlo Gesualdo está vigente y diferentes films la han utilizado. Igualmente, los acontecimientos que protagonizó son de gran interés porque constituyen una verdadera novela negra, con la diferencia de que ocurrieron en la vida real. A continuación mencionamos tres de los casos más o menos recientes donde los creadores se han inspirado en el famoso compositor italiano.

La historia terrible y aterradora del príncipe de Venosa y la bella María

Éste es el título de una ópera posmoderna de marionetas, cuyo autor es el italiano Salvatore Sciarrino (1947). Se estrenó en 1999 en la ciudad de Siena (Italia) y recibió el premio de la Fundación Carlo Gesualdo en el año 2004 como mejor representación a nivel internacional. La obra recurre a los madrigales del insigne compositor renacentista-barroco, con arreglos musicales e interpretación de saxofones, y a veces con estilo pop. Igualmente, la trama recuerda lo ocurrido el 17 de octubre de 1590, que involucró a la nobleza de Nápoles en un hecho criminal abominable dejando una huella que no se pudo borrar fácilmente.

Gesualdo: muerte para cinco voces

El título de esta película de Carlo Gesualdo hace referencia a los madrigales, cuyos temas musicales están presentes a lo largo de todo el film. En el mismo se recrea, con mucha imaginación, lo sucedido en Nápoles en el siglo XVI en cuanto al asesinato de María y su amante, así como la locura de Carlo, además de que la fotografía y la ambientación son espectaculares. El director es el alemán Werner Herzog (1942), uno de los más destacados productores de televisión y cine de la actualidad, quien ha ganado importantes premios en festivales internacionales. La cinta fue estrenada en la televisión alemana en el año 1994 y se puede conseguir en Amazon.

Dolorosa Gioia

Esta es una película de cine española que se estrenó en el 2019. Se inspira en Gesualdo y su historia, pero la situación está adaptada a la actualidad, a través de un joven músico que cae en una terrible crisis cuando se entera que su esposa lo engaña. En la cinta se han eliminado los diálogos y la música es la que habla en todas las circunstancias. Tanto la actuación como la fotografía, y por supuesto la musicalización, son de primera categoría. Los protagonistas son Amiran Winter y Paula Celieres, en el papel de Carlo y María, y el director y guionista es el joven talento catalán Gonzalo López (1977). También está disponible en Amazon.

La música de Carlo Gesualdo es realmente conmovedora. Sus madrigales logran despertar emociones de distinta índole y se puede tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo. Definitivamente Carlos Gesualdo fue un ser enigmático y misterioso, que sabía cómo conjugar lo apolíneo y lo dionisíaco a cinco voces y de forma simultánea.

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