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La ciencia detrás de un logo que funciona: Lo que el ojo no ve, pero el cerebro sí

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Un logo excepcional no surge por azar, aunque lo parezca al mirarlo por primera vez. Varios estudios en neurociencia visual y diseño han demostrado que el uso de estructuras geométricas —especialmente aquellas basadas en proporciones como la proporción áurea— tiende a generar composiciones más armoniosas, lo que mejora la percepción estética y facilita la recordación de los logotipos.

Además, el fenómeno conocido como picture superiority effect confirma que los estímulos visuales, como los logos, se recuerdan con mayor facilidad que los nombres o palabras, ya que el cerebro procesa las imágenes de forma más rápida y duradera.

Marcas de sectores especialmente competitivos como el de las apuestas online, como 1xBet, lo saben bien.

En entornos donde el usuario se enfrenta a cientos de impactos visuales en segundos, un logo limpio, funcional y visualmente estable puede ser la diferencia entre captar atención… o desaparecer.

Eso se vuelve especialmente evidente en el mundo de las tragamonedas online, donde un símbolo reconocible funciona como ancla visual entre tantas opciones idénticas a simple vista.

El fallo invisible: Logos sin estructura se esfuman de la mente

Diseños carentes de una base geométrica tienden a parecer decorativos, pero se olvidan con facilidad.

Sin relaciones proporcionales ni simetría, no generan un patrón mental fácilmente reconocible. Cuando el ojo detecta desproporción o caos, el mensaje visual se diluye al instante.

Por eso, en entornos tan visuales como el de las apuestas deportivas, los logotipos que parten de una buena base geométrica suelen quedarse más fácilmente en la cabeza del usuario.

La proporción áurea no es magia: Es ciencia visual

La proporción áurea (aproximadamente 1:1,618) no es un capricho estético, sino una guía que el cerebro interpreta como equilibrio y belleza.

Algunos de los logos más icónicos —como Pepsi o National Geographic— se han construido de forma exacta o aproximada a esta proporción. El resultado: un diseño que transmite sofisticación, orden y profesionalidad sin que se note.

La ventaja del estímulo visual: Logos antes que palabras

La ciencia cognitiva demuestra que el cerebro prefiere las imágenes. Cuando se muestran simultáneamente un logo y un nombre de marca, el primero suele ser mejor recordado.

Ese «picture superiority effect» explica por qué los símbolos geométricos eficaces tienen más impacto que un texto legible pero genérico.

Un logo diseñado con cuidado geométrico se convierte en señal visual que el cerebro procesa, categoriza y recuerda sin esfuerzo.

Adaptación total

Desde pancartas gigantes hasta iconos diminutos, un logo debe mantener su esencia. Si se adapta desde una base geométrica clara —círculos, rectángulos, líneas regulares— el resultado es versátil, limpio y consistente.

Ese nivel de escalabilidad garantiza que el símbolo siga comunicando correctamente en cualquier plataforma o soporte.

Finalmente, el valor real de un logo no está en su apariencia, sino en su capacidad para instaurarse en la mente sin hacer ruido.

Esa conexión silenciosa se forja en la intersección de la ciencia —geometría, proporciones, forma— y el arte visual.

Cuando un diseñador logra ese equilibrio, el logo deja de ser un dibujo para convertirse en un impulso que se identifica y retiene por instinto. Esa es la magia discreta que convierte marcas en símbolos perdurables.

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