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Vivir con epilepsia: Consejos y recomendaciones

La epilepsia es una enfermedad que se conoce desde el año 460 a.C, cuando Hipócrates se refirió a ella como una enfermedad del cerebro.

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En este artículo hablaremos brevemente sobre la epilepsia, sus principales síntomas, diagnóstico, tratamiento actual y otros datos de interés, de modo que podamos acercarnos más a esta enfermedad neurológica que muchas personas padecen. Si usted o alguna persona allegada ha sido diagnosticada con la enfermedad, también encontrará consejos y recomendaciones respecto a cómo vivir con la epilepsia.

¿Qué es la epilepsia?

Antes de seguir algún consejo o recomendación sobre qué hacer para tratar a las personas con esta enfermedad, es importante saber primeramente que es la epilepsia y sus manifestaciones:

La epilepsia se describe como una enfermedad crónica, que se produce por la descarga excesiva de las neuronas cerebrales, lo cual provoca crisis convulsivas recurrentes, asociadas a diversas manifestaciones clínicas, que estarían determinadas por el tipo de epilepsia que presente el paciente. Si quieres información más detallada, esta página de Wikipedia lo explica muy bien.

Se clasifican de forma general, en parciales o focales, crisis generalizadas y crisis indeterminadas. Todo lo cual permite al médico tomar decisiones correctas en cuanto a qué prueba diagnóstica realizar, cual es el tratamiento más indicado, y además permite hacer un pronóstico de la misma. 

El síndrome epiléptico de tipo cerebral se caracteriza por una agrupación de síntomas y signos que suelen ocurrir juntos:

Síntomas de la epilepsia

La aparición de la enfermedad es más frecuente en los niños y los adultos mayores. Sin embargo, la afección puede ocurrir a cualquier edad.

En relación a los síntomas que presentan los pacientes con epilepsia se observan variadas manifestaciones clínicas que dependen del tipo de crisis:

  • Crisis simples: Se consideran así cuando no está alterada la conciencia de la persona. Estas consisten en fenómenos motores, sensitivos, sensoriales o psicomotores sin que exista pérdida de la conciencia, donde el signo focal específico observado en el paciente indica el área cerebral afectada.
  • Crisis complejas: En el caso contrario, existe pérdida de la conciencia. Entre las crisis generalizadas se observan además las crisis de ausencia, que consiste en la suspensión muy breve de la conciencia, por algunos segundos, periodo durante el cual el paciente suspende la actividad que estaba realizando, quedando con la mirada fija y vaga, estas se clasifican en típicas y atípicas.

Se plantea además, que en las crisis parciales la descarga neuronal excesiva se limita a una zona de la corteza cerebral y en las crisis generalizadas la descarga neuronal difunde a toda la corteza bilateralmente.

Por último, se describen casos con la presencia de síntomas motores focales que comienzan en un miembro, por ejemplo: en la mano, y siguen una marcha ascendente por toda la extremidad superior.

Otras crisis focales pueden comenzar afectando a la cara y después extenderse hacia abajo abarcando a un miembro superior y, a veces, el inferior del mismo lado. Algunos pacientes presentan un síntoma característico conocido como Aura, la cual es una manifestación sensorial, que avisa al paciente de que va a tener una crisis convulsiva.

Esta representa el comienzo del episodio epiléptico, pero no se observa en todos los casos.

Posterior a las convulsiones aparece el estado post-ictal (posterior a la crisis), más frecuente si es de tipo generalizada y se manifiesta como:

  • Sueño profundo.
  • Cefalea.
  • Confusión.
  • Dolores musculares.

Diagnóstico y tratamiento de la epilepsia

Para el diagnóstico de la epilepsia se tiene en cuenta el interrogatorio a pacientes, familiares o a otras personas que hayan presenciado la crisis, se dice que este por si solo nos puede llevar al diagnóstico definitivo de la epilepsia.

Pues a no ser que se observen signos como la mordedura de la lengua, o los traumatismos recibidos a causa de una caída repentina, provocada por la pérdida de la conciencia en pacientes con crisis convulsiva, el examen físico no suele mostrar muchos signos para el diagnóstico.

Ahora bien, entre los exámenes indicados en estos pacientes tenemos el electroencefalograma (EEG), que se realiza al aplicar electrodos de superficie al cuero cabelludo, con lo cual se aportan datos de valor para el diagnóstico de las crisis y de la epilepsia.

El EEG ayuda a definir el probable origen focal o generalizado de la crisis. Otros exámenes que se pueden indicar son los exámenes de sangre (hemograma completo), la tomografía axial y la resonancia magnética, para descartar alguna lesión intracraneal, etc.

Una vez diagnosticada la epilepsia, el tratamiento se comienza preferiblemente con una droga. Estas drogas antiepilépticas deben indicarse de acuerdo con el tipo de crisis y el síndrome epiléptico diagnosticado, además se debe tener en cuenta las características individuales de cada paciente.

En la práctica médica se emplean varios medicamentos como:

  • Carbamazepina
  • Fenitoína
  • Difenilhidantoina
  • Ácido valproico
  • Oxcarbazepina
  • Lamotrigina
  • Gabapentina
  • Topiramato
  • Primidona

Y estos son solamente los más frecuentes. También existe el tratamiento quirúrgico para tipos de epilepsias específicas, casi siempre refractarias al tratamiento.

Se describe en algunos países, el uso de terapias alternativas para controlar la enfermedad como el aceite de cannabidiol, un derivado de la marihuana, pero que no contiene su principio psicoactivo (THC), el cual se considera un medicamento anticonvulsivo eficaz por algunos médicos.

Algunas personas por prescripción médica utilizan productos conCBD para la epilepsia, pero personalmente no recomiendo su uso a causa de sus posibles efectos adversos, su poco conocimiento en nuestro medio y la mayor eficacia de los demás anticonvulsivantes.    

Consejos de vida: Vivir y convivir con la epilepsia

Más allá del tratamiento farmacológico, en los pacientes epilépticos deben seguirse al pie de la letra una serie de medidas generales, como son:

  • Evitar el estreñimiento.
  • No ingerir bebidas alcohólicas.
  • Tener horas regulares de sueño.
  • Realizar una actividad física moderada y evitar la fatiga.
  • Evitar conducir automóviles, a menos que haya estado entre 1 y 2 años sin crisis.
  • Trabajar en lugares que estén desprovistos de objetos y maquinarias que puedan herirlos en casos de ataques epilépticos.
  • Prohibir el trabajo en alturas peligrosas.
  • Brindar ayuda psicoterapéutica al paciente y a sus familiares.
  • En la casa del paciente, se deben evitar áreas con objetos cortantes, donde se podría producir una caída a causa de la epilepsia.
  • Si el paciente ya está diagnosticado con la enfermedad, llevar consigo siempre algunas pastillas.   

Ahora bien, para aquellas personas que conviven o interactúan con el paciente epiléptico, es bueno que conozcan cómo actuar ante una crisis:

  • Antes que nada, mantener la calma, pues la mayoría de crisis epilépticas suelen durar solo unos minutos. Actúe con empatía y tranquilice al paciente durante y después de la crisis.
  • Remueva los objetos peligrosos de alrededor, sobre todo si la persona afectada se está moviendo de un sitio a otro y se encuentra confusa. Aléjela de cualquier escalera, plataforma o lugar peligroso.
  • Ayude al paciente a sentarse o tumbarse en un lugar seguro, manteniendo la cabeza sujeta para que no se la golpee.
  • Evitar sujetar al paciente con fuerza o limitar sus movimientos durante la crisis, pues en lugar de detener los movimientos, la persona puede herirse, además de sentirse más confundida y agitada. Podría incluso dentro de la confusión reaccionar de forma agresiva, por eso es mejor que no se les limiten los movimientos, sino que se les lleve a un lugar seguro.
  • No coloque nada en la boca del paciente por miedo a que este se trague la lengua, esto no ocurrirá. Colocar dedos u objetos en su boca podría causar que muerda los primeros, o rompa o se trague los segundos.
  • Si el paciente está tumbado, colocarlo de lado con la boca hacia el suelo, para facilitar la respiración.
  • No es necesario dar respiración boca a boca con los cambios de respiración que ocurran durante las convulsiones.
  • Evitar brindar agua, alimento o pastillas hasta que el paciente no esté totalmente recuperado, despierto del todo y completamente consciente de lo que ocurre a su alrededor, pues podría atragantarse.

Si la crisis dura más de 5 minutos, se repite más de una vez y el paciente no se recupera, si la persona no respira bien o parece que se está ahogando, se le debe colocar de lado y llamar a Urgencias.

Para concluir, solamente dejar un mensaje respecto al estigma social respecto a este padecimiento:

Aunque el diagnóstico de epilepsia aún hoy en día provoca cierto rechazo y dificultades en la vida social, académica y laboral, la mayoría de personas con epilepsia pueden llevar un estilo de vida normal, logrando insertarse con éxito en el ámbito laboral y social.

Por tanto, la epilepsia solamente será una barrera en las mentes de las personas, que con el tiempo y mucha concientización se podrá eliminar.

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