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Los conflictos generados por el ruido detonaron los problemas de convivencia en diversos puntos de España, lo que generó perturbaciones en la vida diaria de centenares de personas.
Quienes sufren las consecuencias de una inadecuada insonorización de un local comercial optan por resolver estos problemas ante los tribunales, lo que ya ha generado una jurisprudencia en torno a estos casos, tanto en el ámbito civil como en el penal.
No obstante, la jurisprudencia local da cuenta de que hay que seguir varios pasos previos antes de que un tribunal dicte sentencia.
El primer escalón es acudir al vecino o al dueño del comercio responsable de generar el ruido y solicitarle que la situación finalice. En el caso de que esto no suceda, el siguiente paso será informar al presidente de la comunidad, para que tome cartas en el asunto y sea un mediador en el conflicto.
Si aún se mantiene la negativa sobre el ruido que se genera, entonces la junta de propietarios podrá acordar el ejercicio de la acción judicial.
Las causas que provocan los ruidos son variadas, pero pueden resumirse en: tocar instrumentos musicales, organizar fiestas, llevar a cabo pequeñas obras en casa y el desarrollo de determinados negocios.
Son actividades que producen ruidos y, de ser constantes, pueden atribuirse como actividades prohibidas por molestias, especificadas en el artículo 7.2 de la Ley de la Propiedad Horizontal.
Según la ley, la ejecución puede suponer abonos por daños y perjuicios, privación del uso de la vivienda y finalización de la actividad comercial en el caso de los locales.
Hasta los propios alcaldes pueden ser condenados por permitir que exista contaminación acústica y no actuar ante las reclamaciones.
Por consiguiente, si no quiere recibir una citación debido a la elevada música que está escuchando, es mejor bajar un poco el volumen antes que tener que enfrentarse a las autoridades policiales y, después, acudir ante el tribunal.