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El soldado que tiró su fusil

La frase se me quedó grabada: “Aquí no se sabe lo que pasa allí. Las noticias no dicen la verdad…”

Estas palabras fueron pronunciadas por una comandante médico española que había sido desplegada en varias ocasiones tanto en Irak como en Afganistán (al igual que su marido).

La primera víctima de cualquier conflicto bélico siempre es y será la verdad… Como escribía Kurt Vonnegut: “La guerra es el infierno”.

Él fue testigo directo del terrorífico bombardeo de Dresde y sabía bien de lo que hablaba, hecho que trataron de ocultar ingleses y americanos por tratarse de una ciudad indefensa, sin tropas, ni industria armamentística. Convertida en cenizas en cuatro bombardeos realizados por la RAF y la USAF en el transcurso de 40 horas, cuando el ejército alemán estaba a punto de rendirse y el fin de la guerra se produciría en pocos días.

Nunca se sabrá los muertos reales del bombardeo de Dresde por el tipo de bombas que arrojaron (4.000 toneladas). Las temperaturas llegaron a alcanzar los 1000 grados centígrados, que convertían los cuerpos en ceniza en el acto.

Solo se sabe que la población de Dresde era de 640.000 habitantes y además estaba repleta de refugiados en esos días. Las primeras cifras que se barajaron fueron de 340.000 bajas civiles. Luego, con cada revisión, esas cifras se irían rebajando de manera inaceptable para muchos, según consta en un memo inglés de un mes antes del bombardeo.

Éste debía realizarse para hacer una demostración de fuerza ante los rusos que llegaban a Alemania sin oposición por el frente oriental, para que pudieran comprobar al llegar lo que era capaz de hacer un ejército en plena forma. Esta fue una de las mayores masacres de toda la Segunda Guerra Mundial.

Luego el cine hace historia por su lado. Los actores de moda nos hacen creer que las guerras son una gran aventura, llenas de camaradería, héroes, gloria y momentos divertidos… Por favor, que no os engañen nunca. La guerra es el infierno.

La guerra te destruye y arrebata la esencia que te hace ser humano. La guerra es un fabuloso negocio para las industrias armamentísticas y otras industrias relacionadas. Corporaciones para las que no existen banderas, ni derechos humanos y tú mismo, que lees esto, no le importas nada. Su única bandera es el poder económico o estratégico.

Ahora a las guerras las llaman misiones humanitarias de paz, defensa de la libertad y los derechos humanos, etc. Las justifican ante la sociedad como necesarias y caemos en la trampa, porque saben cómo manipular nuestras emociones y nuestros miedos. Siempre nos mienten. Nunca olvidéis que la guerra es el infierno… Infiernos en los que han sido inmolados, en todas las épocas, generaciones y generaciones de jóvenes, apenas niños.

Un ejemplo más: Sherman, en la guerra civil americana, una vez que recibió autorización de Grant con el conocido ”Go as you propose” (adelante según propone), ordenó que la población de Atlanta abandonara la ciudad para prenderla fuego.

El Ayuntamiento le imploró que no lo hiciese, a lo que Sherman contesto: «Ustedes no pueden calificar la guerra en términos más duros que yo: la guerra es crueldad y ustedes no la pueden civilizar…» Y quemó Atlanta.

Luego, desde las cenizas de Atlanta, inició la marcha hacia el mar, hasta Savannah. Un pasillo de unos 200 km que arrasó a sangre y fuego para que no se olvidara, en el caso de que alguien quisiera iniciar de nuevo una guerra, que la guerra es el mismo infierno.

Un familiar murió en la guerra civil española. Apenas llegó a casa tras varios años de servicio militar obligatorio. Le llamaron de nuevo a filas al estallar la guerra. Murió en la ladera de un monte una mañana en la que arrojó su fusil al suelo y se negó a recogerlo de nuevo, porque no quería  seguir disparando contra otros hombres.

Él había nacido para vivir, no para matar a sus semejantes –dijo poco antes de morir, según, relató el suceso uno de su mismo pueblo que iba junto a él ese día–. Su sargento intentó protegerle, pero el teniente de su unidad llegó por detrás y le descerrajó un tiro en la nuca… Un joven, uno de tantos, que murió apenas había empezado a vivir…

No hay duda, no lo dudéis, la guerra es el infierno. Un infierno de crueldad y dolor, tanto para soldados como para civiles.

¿Cuándo la humanidad desterrará de sí misma la mentalidad militarista?

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