El sabor de las comidas depende mucho de los ingredientes y técnicas que se usen al cocinar, pero sin duda el recipiente donde se prepara tiene mucha influencia en el gusto resultante. Los utensilios de barro son tan antiguos como la civilización misma. Nuestros ancestros ya los usaban desde hace miles de años y la tradición nos ha acompañado en diferentes culturas a través de los siglos.
En la actualidad la costumbre perdura, ya que su uso aporta algunas ventajas en la cocina. Además existen gran cantidad de opciones de excelente calidad en el mercado, por ejemplo, Pinen cuenta con una variedad de productos que conservan la esencia y la tradición, sin renunciar a la comodidad y las ventajas de los tiempos modernos, pues se pueden usar en vitrocerámica, horno, gas, carbón, etc., aquí más información.
Los utensilios de barro tienen muchas ventajas. A pesar de su tradicional imagen son muy prácticos, incluso algunos se pueden lavar en el lavavajillas (siempre que el fabricante no lo desaconseje). Además, existen opciones para todos los usos: jarras, platos, fuentes, cazuelas, cuencos, soperas, ensaladeras, vasos, ollas, etc. También brindan algunos beneficios relacionados con los sabores de las comidas, este es el caso de la olla de barro.
La olla es un elemento a resaltar entre los utensilios de barro ya que aporta un sabor especial, sobre todo a esos guisos tradicionales cocinados a fuego lento. Algunas de sus ventajas son:
La primera vez que se vaya a usar la olla de barro es necesario “curarla”, es decir, los poros del barro se deben sellar para que los alimentos no tengan sabor a arcilla y no se produzcan grietas. Un método muy sencillo es remojarla por 12 horas en agua fría y luego dejarla secar. Posteriormente frotar la olla con un diente de ajo (por dentro y por fuera) y ponerla a hervir llena de agua entre 5 y 10 minutos.
Otro método efectivo es frotar la olla con ajo pelado y dejarlo toda la noche. Al día siguiente se recubre con clara de huevo y se pone a secar. Posteriormente se llena con leche y se deja hervir durante 10 minutos. Para finalizar enjuagar con agua fría y dejar secar. También es importante que todas las partes de la olla (tapa u otros elementos) se sometan al mismo procedimiento.