Christian Velitchkov, Unsplash.
Trabajar desde casa suena a libertad: horarios flexibles, menos estrés de transporte y un entorno más cómodo.
Pero ese confort, en ocasiones, juega en contra cuando comienzas a sentir tirones de espalda, las muñecas cansadas o el cuello rígido después de una jornada intensa.
Y creemos, eso no es casualidad. Al improvisar espacios, pasar horas sentado sin darte cuenta o saltarte las pausas, tu cuerpo termina enviando señales claras de que algo no va bien.
La buena noticia es que eso puede solucionarse con algunos hábitos. Tu bienestar empieza en pequeños gestos que marcan un giro enorme en tu día a día.
Si hablamos de dolores principales al teletrabajar, el primero debe ser el dolor de espalda. Obviamente, tiene sentido porque no siempre usamos la silla correcta para estar sentados ocho horas o más, colocamos el portátil muy bajo o nos inclinamos hacia adelante.
Eso, con el tiempo, hace que los músculos se sobrecarguen y aparezcan molestias que pueden convertirse en dolores crónicos.
¿Has sentido hormigueo o entumecimiento en manos o dedos? no lo ignores. El síndrome del túnel carpiano es muy frecuente cuando se escribe durante horas sin una buena posición de muñecas o con un teclado demasiado alto.
Trabajar con el hombro elevado, escribir sin apoyo y mover el brazo con frecuencia en la misma dirección causa inflamación en los tendones. Sí, quizás no lo sabías pero esos son los primeros signos de tendinitis.
Acabas el día con los ojos secos, rojos o con dolor de cabeza. ¿Te suena? Es la famosa fatiga visual, provocada por pasar largos periodos frente a dispositivos sin descansos visuales.
Cuando teletrabajas es fácil pasar horas sin moverte, sobre todo si estás concentrado. Y es justo eso lo que afecta la circulación, debilita los músculos y aumenta el riesgo de lesiones.
Reuniones constantes, interrupciones, chats que no paran y múltiples tareas a la vez generan más tensión de la que parece. Y esa tensión se acumula en hombros, mandíbula, espalda y cabeza.
Si te has sentido identificado con alguna de las condiciones descritas anteriormente y el dolor persiste, la recomendación principal es que acudas con un profesional. Los especialistas saben evaluar tu postura, tus hábitos y tus movimientos de trabajo para darte pautas personalizadas. De hecho, según explican desde FisioclinicaCM, la intervención temprana evita que una molestia leve termine convirtiéndose en una lesión que te limite a largo plazo.
A veces creemos que “ya se pasará”, pero si el dolor ya es parte de tus días, conviene escucharlo. Tu cuerpo habla, y hacerlo a tiempo te ahorra problemas posteriores.
Más allá del espacio físico, tus rutinas influyen muchísimo en tu bienestar. Recuerda: trabajar desde casa no debe significar descuidarte.
Teletrabajar puede ser saludable, productivo y cómodo si te organizas con intención.
El teletrabajo no tiene por qué doler. Las lesiones más comunes aparecen por acumulación de malos hábitos, pero también desaparecen cuando empiezas a cuidarte. Ajustar tu postura, moverte con más frecuencia, descansar la vista y gestionar mejor el estrés son acciones simples que cambian tu día por completo.
Tu cuerpo es tu herramienta más valiosa: cuídalo, escúchalo y dale el espacio que necesita para funcionar bien. Si te comprometes con pequeños cambios, notarás que trabajas con más energía, menos molestias y una sensación constante de bienestar que agradecerás cada día.