Dinero

Diferencias entre finiquito y despido

Qué es el finiquito y qué lo diferencia de una indemnización

Cuando un empresario decide concluir la relación laboral con un empleado en cuestión, para que sea procedente, debe justificar la razón de la finalización del contrato. En estos casos, el finiquito por un despido objetivo vendrá asociado a una compensación económica, tal y como detallamos más adelante. No obstante, ¿qué ocurre cuando es el propio trabajador el que decide dejar su puesto? En estos casos, no hablamos tanto de indemnización como de finiquito; siendo este un pago correspondiente a la cantidad del salario del empleado y a sus derechos como trabajador.

Por consiguiente, podemos definir el finiquito como el dinero que se le paga al empleado con independencia de la razón del fin de la relación laboral. Esta cantidad se calcula sumando el salario proporcional a los días trabajados del mes en curso, el porcentaje relativo a las pagas extra, los pluses y bonos todavía no pagados, las horas extras y las vacaciones que no se han disfrutado. Un pago que se da en todos los casos y que debemos conocer desde el mismo momento en el que comunicamos nuestra decisión de abandonar el puesto.

Ahora bien, la indemnización es, hablemos de lo que hablemos, una compensación. En consecuencia, si hacemos referencia al marco laboral, se trata de un pago que trata de paliar los efectos del despido -sea o no procedente-. Este dinero se suma al finiquito y puede variar en función del tipo de despido en cuestión. No obstante, recuerda que, si eres tú mismo el que decide abandonar su puesto, la empresa no tendrá obligación alguna de indemnizarte.  Una sutil diferencia que no todo el mundo tiene en cuenta, pero que sin duda cambiará por completo tu estado económico cuando te quedes en el paro.

Cuánto te corresponde por tu despido

Antes de nada, hay un aspecto que se debe dejar completamente claro: la indemnización la paga la empresa en todos los casos, con independencia del tipo de despido. Los despidos objetivos o procedentes son aquellos que tienen causas justificadas, tales como la ineptitud del empleado, los problemas económicos en la empresa o la falta de adecuación en la relación laboral. No obstante, esto no exime a la compañía de abonar un pago final que compense esta decisión; habiendo de tener en cuenta factores como la antigüedad del trabajador, el número de pagas o los días de vacaciones.

En caso de que no exista una razón justificada para poner fin a la relación laboral, entonces estamos hablando de despido improcedente. Si te encuentras en esta situación, debes saber que la cantidad a percibir es sustancialmente superior. El dinero en cuestión debe responder a 33 días de salario por cada año trabajado, prorrateándose los meses menores a un año, hasta llegar a los dos años. De este modo, el antiguo empleado no queda en la estacada, sino que dispone de un alto volumen de capital para reorientar su carrera.

Sea como sea, gracias a determinados sitios web ahora tenemos acceso a calculadoras virtuales que nos indican exactamente cuál es la cantidad que vamos a recibir. Unas plataformas en las que únicamente debemos introducir datos como nuestro sueldo, los días de vacaciones, el número de años trabajados o el número de pagas. De manera automática, este sistema nos señala cuánto merecemos en total, simplificando así el proceso de reclamación si corresponde hacerlo.

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