Variedades

Del resumen en la radio a los dashboards en el móvil: cómo ha cambiado la forma de seguir el deporte

Durante décadas, seguir el deporte significaba esperar al parte de resultados de la radio o al resumen nocturno en televisión.

Hoy, el mismo partido puede vivirse en directo en la pantalla grande, revisarse en clips verticales en el móvil, comentarse en redes y desgranarse en gráficos interactivos antes de que el árbitro pite el final.

El Mundial de la FIFA en Catar 2022 es un buen termómetro de esa transición. Según el informe de audiencia global del torneo, alrededor de 5.000 millones de personas siguieron contenidos relacionados con el campeonato a través de televisión, plataformas digitales y redes sociales, una cifra que habla de un acontecimiento que ya no se consume solo frente a un televisor en el salón, sino en una constelación de pantallas y formatos.

En ese ecosistema conviven las grandes cadenas, las aplicaciones oficiales de ligas, los creadores de contenido independiente y también portales especializados en estadísticas y seguimiento de cuotas, como Pro Apuestas, que agrupan información deportiva en secciones de análisis y comparativa de Apuestas Deportivas.

La pregunta ya no es si se ve el partido o no, sino de qué manera se elige seguirlo y qué se gana o se pierde en el trayecto que va del transistor al dashboard del móvil.

Del locutor al scroll infinito: la narrativa que se fragmenta

Los resúmenes radiofónicos y las crónicas del día siguiente en prensa imponían una especie de “única historia” sobre cada encuentro.

El relato se filtraba por la mirada de un puñado de periodistas y se reconstruía con unas pocas jugadas clave, una declaración y un par de datos.

La expansión de las retransmisiones en directo para todo tipo de ligas, sumada al crecimiento del streaming y de las plataformas de vídeo corto, ha multiplicado los puntos de vista.

Ahora el mismo partido genera narraciones paralelas en clips de quince segundos, hilos explicativos, gráficos tácticos y memes que convierten en virales detalles que antes solo quedaban en conversaciones privadas.

Ese despiece tiene ventajas evidentes. Permite acceder a partidos que antes no llegaban a la parrilla tradicional, seguir ligas menores o competiciones femeninas que ahora encuentran hueco en plataformas digitales y consumir el deporte a ratos, entre tareas diarias.

Pero también diluye el contexto. Cuando todo se reduce a una jugada aislada o a un dato sacado de una aplicación, la historia compleja de un partido o de una temporada puede quedar reducida a una sucesión de impactos desconectados.

Más datos que nunca, menos tiempo para digerirlos

La digitalización ha hecho que estadísticas que antes se consultaban en anuarios o especiales de fin de temporada estén ahora a un gesto de distancia.

Aplicaciones de ligas, webs oficiales, agregadores de resultados y páginas especializadas compiten por mostrar quién ofrece más números, más rápido y con más detalle.

En el teléfono conviven el marcador en directo, la posesión desglosada por tramos, los mapas de calor, los remates esperados, las rachas de victorias y los rankings cruzados de cualquier variable imaginable.

El problema ya no es la falta de datos, sino la falta de criterio para interpretarlos sin agobiarse. Para la mayoría de aficionados, el valor real está en unas pocas métricas bien escogidas.

La clasificación general, el calendario de partidos, el diferencial de goles, algunas estadísticas individuales y poco más.

Cuando se superpone a esa capa básica un exceso de gráficos y ratios sin explicación, el riesgo es que la atención se reparta en demasiadas direcciones y se pierda lo esencial: quién juega, cómo llega y qué está ocurriendo en el campo.

En ese paisaje, los dashboards que mejor funcionan no son los más espectaculares, sino los que ordenan bien la información.

Portales que agrupan partidos, horarios, antecedentes y, en algunos casos, comparativas de cuotas y mercados, como proapuestas.es, ilustran esa tendencia a ofrecer al aficionado un mapa compacto de lo que viene por delante, más que una catarata de indicadores difíciles de contextualizar.

La segunda pantalla: seguir el partido sin perderse el juego

Ver deporte con un único dispositivo encendido es cada vez menos habitual. Estudios sobre consumo de retransmisiones en directo apuntan a que una mayoría abrumadora de aficionados utiliza una segunda pantalla mientras ve un evento deportivo, y que en torno a tres de cada cuatro casos esa segunda pantalla es el teléfono móvil.

Durante un mismo partido se alternan aplicaciones de mensajería, redes sociales, plataformas de resultados en directo y buscadores para verificar datos o revisar jugadas desde otro ángulo.

Ese “doble visionado” cambia la forma de vivir un encuentro. El foco ya no está solamente en la señal principal, sino en una suma de microexperiencias: el chat del grupo, el meme que aparece en la pantalla, el comentario del analista que se sigue en paralelo o el hilo de datos que explica la racha de un equipo.

Bien utilizada, la segunda pantalla enriquece el seguimiento. Permite contrastar puntos de vista, acceder a repeticiones que la realización del partido no ofrece o seguir de reojo otros marcadores mientras se centra la atención en un encuentro concreto.

Mal gestionada, se convierte en una fuente continua de distracción que impide ver el juego con calma y genera la sensación de estar al día sin terminar de entender qué ha pasado exactamente en el campo.

Archivos, memoria y huellas digitales del juego

Los resúmenes en papel tenían un defecto claro: ocupaban espacio físico. Pero también una virtud silenciosa: permitían volver atrás.

Una colección de recortes o de revistas deportivas recordaba cómo se vivió un gol, un fichaje o una polémica concreta en su momento, con sus matices y exageraciones.

Hoy, buena parte de esa memoria se deposita en plataformas que ordenan contenido con lógica algorítmica más que cronológica.

Las webs de estadísticas y resultados se han convertido, de facto, en parte del archivo histórico del deporte.a

Por eso importa que la información esté bien cuidada, que las bases de datos sean consistentes y que la posibilidad de consultar temporadas pasadas no dependa solo del capricho de una red social o de un algoritmo de recomendación.

Seguir el deporte nunca ha sido tan fácil ni tan complejo al mismo tiempo. En un extremo está la posibilidad de ver prácticamente cualquier competición desde casi cualquier lugar.

En el otro, la tentación constante de reducirlo todo a un clip, un gráfico y una notificación más. Entre la radio que obligaba a imaginar el gol y el dashboard que lo traduce en números hay un espacio amplio para elegir cómo se quiere mirar.

La tecnología pone el menú. El ritmo, la profundidad y el tipo de experiencia dependen, cada vez más, de cómo se decide combinar pantallas, datos y silencios.

Cinco Noticias
Cinco Noticias Facebook
Cinco Noticias Twitter
Cinco Noticias Instagram
Cinco Noticias Pinterest
© Todos los derechos reservados