Dinero

El auge del cáñamo industrial y sus múltiples usos en la economía europea

El cáñamo industrial ya no es ese cultivo olvidado de hace décadas. En Europa, su superficie se disparó un 75% entre 2015 y 2019: de unas 19.000 hectáreas saltó a casi 35.000, según cifras oficiales de la Comisión Europea.

¿Por qué este repunte? No es solo por dinero. Este cultivo absorbe entre 9 y 15 toneladas de CO₂ por hectárea en apenas cuatro o cinco meses de crecimiento.

Encima, necesita menos químicos que otros cultivos, lo cual lo hace atractivo para quien busca métodos agrícolas menos agresivos.

Dentro de la cadena de valor del cáñamo operan empresas de diferentes perfiles, desde productores textiles hasta distribuidores de derivados legales como JustBob.

En este contexto, dentro de los derivados del cáñamo que circulan legalmente en varios países europeos, el hachís CBD no es psicoactivo y por ello se diferencia de productos con alto contenido de THC, que están sujetos a otro tipo de regulación.

Del desuso a la fibra sostenible

Hasta mediados del siglo pasado, el cáñamo dominaba la producción de textiles, papel y cuerdas.

Luego llegaron el algodón barato y los sintéticos, y prácticamente desapareció. Ahora vuelve al sector textil europeo porque sus fibras aguantan más y contaminan menos que otras alternativas.

No es un reemplazo masivo, pero sí una alternativa valorada en nichos de producción sostenible.

Construcción con materiales de bajo impacto

En construcción utilizan el cáñamo para crear hempcrete, que mezcla fibras vegetales con cal. El resultado es un material liviano que aísla bien y controla la humedad dentro de las casas.

Francia ya tiene varios proyectos piloto y edificios completos hechos con este material, buscando reducir las emisiones del sector construcción.

Bioeconomía y nuevos mercados

Con cáñamo también fabrican bioplásticos, paneles de fibra y otros materiales técnicos. Sirve para industrias completamente diferentes: coches, cosméticos, comida.

Market Data Forecast calcula que el mercado europeo del cáñamo industrial movió unos 2.900 millones de dólares en 2024.

Si las cosas siguen así, podría llegar a 20.000 millones en 2033. Estas cifras muestran el creciente interés por un cultivo que junta aplicaciones industriales con ventajas ecológicas.

Bienestar y diversificación

El crecimiento del sector del cáñamo industrial no solo se explica por sus aplicaciones en la construcción, la energía o los textiles.

Parte de su impulso proviene de la diversificación hacia segmentos de mercado vinculados al bienestar y la salud.

En este ámbito, algunos de sus compuestos, como el cannabidiol (CBD), forman parte de investigaciones sobre apoyo a hábitos de vida saludables, incluyendo rutinas de descanso y mejora del sueño.

Aunque la ciencia todavía está consolidando evidencias y las regulaciones son duras, esta área demuestra cómo un cultivo histórico puede reinventarse para mercados actuales, aportando a una economía más diversa y resistente.

Al final, el cáñamo se está posicionando como cultivo multiuso, con un rol potencialmente clave en el cambio hacia modelos económicos más sostenibles.

Su regreso no tiene una sola explicación: es la mezcla de factores agrícolas, ambientales e industriales lo que lo ha traído de vuelta al primer plano europeo.

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