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Cómo funcionan los créditos

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El dinero no da la felicidad, en eso estamos todo el mundo de acuerdo. Sin embargo, en nuestras sociedades el dinero es esencial, es como la sangre que interconecta todas sus partes entre sí, insuflando la energía necesaria para que funcionen. Por eso hay que evitar que se produzcan parones en su circulación y a veces necesitamos una transfusión, una inyección de efectivo que reanime el estado de nuestras cuentas, para capear un mal momento o para aprovechar una buena oportunidad personal o profesional.

A esas ayudas se las llama créditos, y hay muchas entidades que se dedican a concederlos: bancos, cajas de ahorros, instituciones del estado como el Instituto de Crédito Oficial (ICO), particulares, y últimamente empresas de créditos rápidos en Internet como Cashperplus.es. A continuación, te vamos a explicar cuáles son los elementos más importantes de los créditos y cómo funcionan.

Normalmente todo empieza cuando alguien tiene una necesidad de dinero. Ese alguien necesita hacer un gasto, pero no dispone de la cantidad suficiente para realizarlo por sus propios medios. Así que, dependiendo de la cantidad que requiera, o de la finalidad para lo que lo vaya a utilizar, buscará la entidad y el producto financiero que mejor se adapte a lo que esté buscando. Si la cantidad es una cantidad grande, de 40 000 euros en adelante, su destino más lógico será una caja o un banco. Allí le pedirán documentación que acredite su identidad, y que pruebe cuál es su estado económico: certificados de sus propiedades, del dinero que atesore y de sus recursos -la nómina (si es un asalariado), o los datos fiscales de sus empresas si es empresario o autónomo, etc.-.

A continuación, la entidad remitirá toda esa información a su departamento de riesgos que comprobará la autenticidad de la información recibida y valorará el estado financiero real del cliente. A su vez, averiguarán en bases de datos de terceros -como el ASEF- el historial crediticio del solicitante para saber si es buen pagador, y si debe dinero a algún otro banco. Este proceso puede durar semanas o meses tras los cuales se llega a una decisión.

Si el resultado del estudio es negativo se le denegará la petición; si no, la entidad elaborará un contrato en el que se determinará el dinero que el solicitante recibirá y las cuotas, generalmente mensuales, que él a cambio tendrá que pagar durante un periodo de tiempo. Normalmente, el banco concederá el crédito si la cuota no supera el 40 % de sus ingresos mensuales. Dichas cuotas incluirán tres conceptos: la cantidad prestada, también llamada capital o principal; el interés, que es un porcentaje sobre el capital, y que es el precio del préstamo; y las comisiones, que son el precio por el trabajo que hace el banco para gestionar el préstamo.

Las comisiones son de distinto tipo: de estudio, por el trabajo del banco para comprobar la fiabilidad del cliente, y que normalmente solo se pagan si el crédito es finalmente concedido; de apertura, que como su nombre indican compensan al banco por los gastos de poner en funcionamiento la operación del crédito; y de cancelación, con la que se grava al prestatario por pagar, total o parcialmente, el préstamo antes de tiempo. También hay otros gastos, como los de notaría y de registro en el caso de las hipotecas. Todos los costos del préstamo deben aparecer reunidos, así lo establece la ley, en forma de porcentaje, el TAE, y ese es el precio real del crédito, ahí es donde debemos fijarnos para saber cuánto nos costará de verdad la operación.

Sin embargo, con los créditos rápidos este proceso se hace más sencillo y más rápido. El hecho de que los préstamos no excedan los 4000 euros disminuye el riesgo de cada operación, y permite que las entidades que los conceden sean más laxas que los bancos tradicionales en sus condiciones. Normalmente piden un DNI, un teléfono móvil para comunicarse con el cliente, una cuenta bancaria, que es donde el crédito se deposita, y una nómina, como garantía de la solvencia del cliente. En cuestión de horas desde que se hace la petición se puede tener el dinero. El periodo de amortización, el tiempo en el que el préstamo debe ser devuelto, suele ser muy rápido, unos 30 días, y el interés es algo mayor que el de un crédito normal, pero al ser las cantidades pequeñas su monto no es muy elevado.

Hay que poner atención a los gastos por retrasos en la devolución que pueden disparar el gasto del crédito hasta 10 veces su valor. Por eso es recomendable usar estos préstamos en caso de necesidad, y solo si se tienen la seguridad de que se podrán devolver en el tiempo establecido. Hay que pensar en estos créditos como instrumentos para resolver situaciones puntuales. Si se procede con cautela y sensatez pueden resolver más de un apuro. Para ello hay que informarse en foros y comparadores, para elegir las mejores ofertas, las más fiables, las más rápidas y las más económicas.

Si tienes en cuenta todo esto, estarás más preparado para saber qué son los créditos y cómo funcionan. Así cuando veas publicidad crediticia en el periódico, en las noticias de la televisión o en Internet sabrás de qué te están hablando y podrás valorar si te interesan o no sus condiciones.

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Miguel Medina
Miguel Medina
Especialista en Comunicación Digital y Social Media. Content Manager, Editor y Redactor de Contenidos Web en diferentes revistas y medios de prensa online. Prosélito devoto del Lean Writing.
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