Si hay algo que distingue a las generaciones actuales de las anteriores, es su preocupación por el medio ambiente y por la huella que el humano deja en el planeta.
Esto no es solo una consecuencia de la consciencia medioambiental promovida por la educación o por los resultados visibles del Cambio Climático en nuestro entorno. La causa principal es el alto nivel de inteligencia emocional y de empatía que los jóvenes de la llamada sociedad de la información han logrado desarrollar e integrar a sus decisiones.
Sus intereses han dejado de ser tener estudios superiores, ser propietarios de una vivienda, de un coche de lujo y tener hijos, para ser vivir el momento, conocer mundo y respetar a la naturaleza y a los animales, y la bicicleta eléctrica es la alternativa de transporte perfecta para cumplir con esos ideales.
Lo mejor del pasado y del futuro
Hasta la II Guerra Mundial, en plena era industrial, la bicicleta seguía siendo el medio de transporte más utilizado: económico y efectivo. Tras el desarrollo de la industria, el mercado automotriz se ve masificado de vehículos que aumentan la oferta tan por encima de la demanda, que se multiplica la fabricación en serie y se dividen sustancialmente los precios.
La poca información y sensibilidad hacia la sostenibilidad de los recursos naturales, junto con una democratización de los precios de venta de vehículos con motores de combustión, relegaron a la bicicleta a un ámbito de intereses únicamente deportivos y lúdicos.
Sin embargo, la preocupación actual por cuidar del entorno, la necesidad de ajustar los gastos a las crisis vividas y el acceso a la tecnología han contribuido a partes iguales en la aparición de la solución perfecta: la bicicleta eléctrica. Ecología, ejercicio físico, comodidad y libertad, a buen precio.
Características de las bicicletas eléctricas
Una bicicleta eléctrica no es más que una bicicleta convencional dotada de un motor, un sensor de pedaleo, un acelerador o controlador y una batería recargable que alimenta todo el circuito eléctrico. Algunos modelos incluyen también una placa solar para cargar la batería sin tener que conectarla al suministro eléctrico de la vivienda.
Existen diferentes tipos de bicicletas eléctricas, y, como se puede ver en https://dosdelfines.es/, cada una de ellas presenta diferentes ventajas de potencia, ahorro y flexibilidad.
Es cierto que estos vehículos tienen una velocidad media de 25 km/h, y que la autonomía de su batería rara vez permite llegar a más de 60 km sin recargar, pero no podemos olvidar que, llegando a recorrer más de 20.000 Km a lo largo de toda su vida útil, solo emiten 300 KG de CO2 desde el momento de su fabricación, es decir, contando la extracción de materiales, la fabricación del producto, la carga de la batería, el mantenimiento, los repuestos, y su eliminación y reciclaje final.
El impacto económico
Las medidas anteriores han logrado que la bicicleta eléctrica sea considerada un vehículo limpio. Y, aunque la bicicleta convencional sigue siendo el vehículo más ecológico y menos contaminante, el modelo eléctrico es la transición ideal entre un coche y este.
Por su sostenibilidad, por su bajo coste en comparación con el resto de vehículos, y por las facilidades de desplazamiento que brinda, este producto ha impactado en la economía desde muchos ángulos. Para entender el crecimiento del sector en cifras reales, solo en 2017 se vendieron en España 72.025 unidades, un 78% más que en el ejercicio anterior.
Las ventas de bicicletas eléctricas solo suponen un 6,5% de las ventas totales de bicicletas, pero el crecimiento hace vislumbrar un futuro esperanzador para la convivencia del ser humano y para la conservación del planeta.
